Pasan los últimos días desde la tercera prueba del Torneo de los Tres Magos hasta el final de curso, y Harry hace lo posible por llevarlo con entereza, lo que no es fácil, sobre todo tras hablar con los padres de Cedric. Afortunadamente, Ron y Hermione saben que lo que necesita es estar con ellos y nada más, sin hablar del asunto, simplemente estar ahí. Muchas veces la mera presencia hace mucho más de lo que parece.
El resto del colegio, como sólo están informados parcialmente, ven a Harry como objeto de curiosidad, aunque por lo menos nadie se atreve a preguntarle. Alguno que otro le verá como el causante de la muerte de Cedric basándose en lo escrito por Rita Skeeter, mientras que otros serán más escépticos. Harry es consciente de esto y trata de evitar al resto de la escuela, pero no tiene más remedio que acudir al banquete de final de curso.
Durante el banquete Dumbledore toma la decisión de contarles a los alumnos la verdad de lo sucedido, sin demasiados tapujos; aunque hay argumentos para ver con malos ojos su decisión, en buena medida es lo mejor para todos, pues a la larga dará mayor confianza hacia él y Harry por ser directos con lo sucedido, en contra de la actitud del Ministerio.
Un bonito efecto de la charla de Dumbledore es que sienta ejemplo para que Harry vuelva a abrirse a los demás, y el recordatorio de las amistades hechas durante el curso en Krum y Fleur le hace ver que todo lo que ha pasado ha valido la pena, aunque sólo sea un poco.
Por su parte, Ron y Hermione han hecho el dudoso avance de no querer que el otro se involucre románticamente con otras personas, aunque al menos Ron es capaz de dejar a un lado sus celos para pedirle a Krum un autógrafo y los dos quedan en buenos términos. Curiosamente, no se puede decir lo mismo de Hermione, aunque lo de Ron con Fleur es cuanto menos superficial.
Durante el viaje a casa, todos ya son capaces de hablar abiertamente del futuro, y se muestran esperanzadores. Hermione, Fred y George explican los cabos sueltos con Rita Skeeter y Ludo Bagman, cerrando sus tramas, y el intento de Malfoy de sacar partido al retorno de Voldemort cae en saco roto, una pequeña satisfacción para concluir.
Harry sella su nueva mentalidad al regalar a Fred y George el dinero del premio: el futuro puede que pinte mal, pero hay que intentar vivir la vida al máximo, y ser capaz de reírte junto a tus amigos hasta en los momentos más oscuros. Con eso en mente puede volver con los Dursley una vez más, sabiendo que, pase lo que pase, él estará ahí para afrontarlo, y no estará solo.
Y así terminamos con El Cáliz de Fuego. Esta semana publicaré el texto de Pottermore de febrero (sobre los ministros de magia a lo largo de la historia) y el próximo lunes será la reseña de la película de este libro. ¡Nos vemos!
Observaciones y curiosidades:
- Cuando hablaron en privado, Krum le pidió a Hermione que fuera a visitarle a Bulgaria.
- Harry aún no puede ver a los thestrals, porque en el fondo aún no ha asumido la muerte de Cedric.
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