Tras oír la confesión de Barty, Harry ha entrado en un estado de sopor y de negación. Aunque entiende lo que ha sucedido, le resulta difícil asumir su papel en todo aquello, como si lo hubiera estado viendo por televisión o se lo hubieran contado. Instintivamente le resulta más fácil hacer como que no ha sucedido de verdad.
Dumbledore lo comprende, pero debe tomar acción cuanto antes, así que lleva a Harry a su despacho para que le cuente todo lo que pueda. La cálida presencia de Sirius, así como de Fawkes, contrasta con la casi fría profesionalidad del director en esta parte. Ha llegado lo inevitable y, aunque sabe que el chico necesita descansar y asimilar, hay que aprovechar cada segundo disponible.
Afortunadamente, Harry encuentra dentro de sí las fuerzas necesarias para relatar lo sucedido: Dumbledore toma buena nota de la información, guardándose algunas cosas para él, aunque sí explica el priori incantatem y que las plumas de fénix de su varita y la de Voldemort provienen de Fawkes.
Una vez terminado el relato, Dumbledore se asegura de que Harry esté tranquilo y sin agobios; le lleva a la enfermería, lejos del barullo del resto del colegio, y pide a los Weasley y a Hermione que no le hagan preguntas aún. Incluso deja que Sirius se quede a su lado, en su forma de perro. También le deja claro varias veces a Harry lo orgulloso que está de él y que no ha podido hacer más que lo que ha hecho, que también es mucho más de lo que cualquiera le habría pedido. Realmente, no se puede hacer más.
Sin embargo, las circunstancias aún han de conspirar en contra de nuestro héroe, pues Fudge no está conforme con que le dejen a un lado y exige información, dispuesto a irrumpir en la enfermería para enterarse de lo que sucede. En un colosal ejemplo de estupidez, ha dejado entrar a un dementor en Hogwarts, que le ha aplicado el beso a Barty y lo ha dejado vegetal, incapaz de declarar o de aportar más información.
Dumbledore y McGonagall están furiosos, pero, lejos de responsabilizarse de su cagada, Fudge le quita importancia a lo ocurrido, dispuesto a pasar el asunto como un accidente y a Barty como a un loco que creía seguir a Voldemort. Dumbledore le deja las cosas claras, pero Fudge no sólo no le cree, sino que la mera idea le resulta absurda, o más bien impensable.
Es aquí cuando el lector empieza a darse cuenta de lo que pasa: Fudge entró en el cargo en los años posteriores a la caída de Voldemort, cuando el mundo mágico respiraba aliviado, y no han tenido demasiados problemas desde entonces. El retorno del villano significará tener que volver a las políticas de guerra, a las muertes y a una gran presión para el Ministerio.
Es más, todo esto viene de Dumbledore, que a pesar de sus polémicas estuvo muy considerado para el puesto de ministro frente a Fudge, y al final del día sabe que sólo lo tiene porque el director no estaba interesado; y también de Harry, que, no exento también de polémicas, ha caído bastante de la opinión pública, más con lo que ha sucedido esta noche.
Desde su punto de vista, o se arriesga con las polémicas propuestas de Dumbledore, respaldadas por testimonios no muy fiables para él, o no les hace caso y se arriesga a que tengan razón, viéndose incapaz de actuar contra Voldemort en caso de que tenga razón y el mago tenebroso se revele públicamente cuando ya sea tarde.
Al final, se decanta por la segunda opción, sellando su antagonismo para el siguiente libro, que causará muchos problemas y permitirá a Voldemort reunir sus fuerzas en secreto. Dumbledore, que preveía tal reacción pero que no está menos decepcionado por ello, se resigna a seguir con su plan sin el apoyo del Ministerio y en secreto, y pone los engranajes en marcha.
Una vez terminada la discusión, Harry intenta volver a su sopor, pero al ver las consecuencias reales de la resurrección de Voldemort, así como el recordatorio de Cedric que es el dinero del premio del torneo, no puede aguantarse más, y llora. Deja caer las lágrimas mientras Molly le abraza, mientras siente la calidez del abrazo de una madre, imposible de sustituir por nada más.
Las cosas no van a ser fáciles para Harry a partir de ahora; afortunadamente tiene a su lado a sus amigos, que siempre serán su familia.
Observaciones y curiosidades:
Al final, se decanta por la segunda opción, sellando su antagonismo para el siguiente libro, que causará muchos problemas y permitirá a Voldemort reunir sus fuerzas en secreto. Dumbledore, que preveía tal reacción pero que no está menos decepcionado por ello, se resigna a seguir con su plan sin el apoyo del Ministerio y en secreto, y pone los engranajes en marcha.
Una vez terminada la discusión, Harry intenta volver a su sopor, pero al ver las consecuencias reales de la resurrección de Voldemort, así como el recordatorio de Cedric que es el dinero del premio del torneo, no puede aguantarse más, y llora. Deja caer las lágrimas mientras Molly le abraza, mientras siente la calidez del abrazo de una madre, imposible de sustituir por nada más.
Las cosas no van a ser fáciles para Harry a partir de ahora; afortunadamente tiene a su lado a sus amigos, que siempre serán su familia.
Observaciones y curiosidades:
- La breve mirada de triunfo de Dumbledore cuando Harry le cuenta por qué Voldemort tomó su sangre fue objeto de mucha especulación; al final resultó deberse a que, al restaurarse con la sangre de Harry, Voldemort se añadió a la protección de este, impidiéndole morir mientras el villano siguiera con vida.
- Dumbledore predice que Fudge caerá en desgracia si deja que Voldemort se pertreche sin hacer nada; efectivamente, al principio de El misterio del príncipe Fudge admite que toda la comunidad mágica en tropel estaba pidiendo su dimisión.
- Dumbledore llama a Hagrid y a Maxime a su despacho para encomendarles la misión de acercarse a los gigantes antes que Voldemort. Resulta bastante obvio, la verdad, hasta para Harry y los otros.
- Cuando Sirius revela su forma humana, en el original Ron le dice a su madre que no pasa nada, no que es inocente como en la traducción.
- Dumbledore menciona a Arabella Figg como parte de la Orden del Fénix, dejando en el aire si se trata de la señora Figg, la vecina de Harry, hasta que el siguiente libro lo confirmó (en ese momento no se conocía su nombre de pila).
- Mundungus también es mencionado, aunque no parece que fuera miembro de la Orden en la guerra anterior.
- La misión de Snape es volver con Voldemort y fingir seguir siendo un mortífago, para pasarle información a Dumbledore mientras finge pasarle a Voldemort información de la Orden. La excusa que puso para no haberse presentado antes es que trató de mantener su tapadera frente a Dumbledore.
- Al final del capítulo, Hermione atrapa finalmente a Skeeter cuando estaba oculta en la ventana de la enfermería. Menos mal, con lo que se habló en esa enfermería hubiera tenido una exclusiva de narices.
Podriamos decir entonces que Voldemort al recuperar su cuerpo con la sangre de Harry, no solo hizo de Harry su séptimo horrocrux sino que de alguna manera también Voldemort se convirtió en un horrocrux de Harry?
ResponderEliminarPues me parece bastante factible, daría crédito a lo de que ninguno puede morir mientras el otro siga con vida. ¡Bien visto!
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