¿Qué es esto?

Soy un fan español de Harry Potter que quiere hacer un análisis completo de toda la saga del chico de la cicatriz, intentando destacar temas recurrentes, elementos que reaparecerán más adelante o que han aparecido después y cambios producidos en la traducción española de la saga (que no son pocos), además de curiosidades varias, para así algún día llegar a una perspectiva total de todo el universo Potter.

Cada lunes o martes habrá un post nuevo de cada capítulo de la saga analizándolo al detalle, y cuando acabe uno de los libros se hará un análisis de la película correspondiente, también habrá reseñas de la saga de Animales Fantásticos cuando vayan saliendo, así como del libro de El Legado Maldito al terminar la saga.

Asimismo, la primera semana de cada mes postearé una traducción personal de alguno de los textos que Rowling publicó en Pottermore y que ahora han quedado tristemente inaccesibles para los fans que no sepan inglés con la nueva versión. además de algunas aclaraciones sobre juegos de palabras, localizaciones, etc., y curiosidades que a lo mejor no sabíais.

Huelga decir que habrá spoilers a mansalva; si queda alguien en este planeta que no sepa las sorpresas típicos de la serie y no quiera saberlas que no se meta aquí. Queda avisado.

Cualquier comentario o sugerencia es bienvenido; ¡dejad vuestras impresiones tras leer!

martes, 25 de junio de 2019

Capítulo 33: La historia del príncipe

En el capítulo 33 de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, Harry se refugia del horror de la vida real mediante los recuerdos de Snape, pero lo que encuentra es mucho peor.

La muerte acecha. Mientras Harry se queda junto al cadáver de Snape, intentando reconciliar sus sentimientos negativos por él con lo que acaba de presenciar y los últimos momentos del profesor, Voldemort anuncia un alto al fuego, supuestamente para permitir que los defensores descansen y lloren a sus muertos, pero en realidad es una advertencia a Harry para que dé la cara. Otro error, pues en ese tiempo podrán llegar refuerzos mientras se corre la voz de lo que está sucediendo en Hogwarts.

El trío, sin saber cómo continuar, vuelve al castillo, y se tiene que enfrentar a la realidad de que la batalla ha dejado numerosos heridos y muertos. La muerte de Fred aún pesa como una losa, pero las de Lupin y Tonks son, si cabe, peores. Después de todo lo que habían pasado para poder estar juntos, de haber tenido un hijo y aspirar a una vida mejor, ahora les ha sido arrancada por una guerra cruel y sin sentido, que ha dejado huérfano a un recién nacido.

Harry no puede soportarlo. Por más que le hayan dicho lo contrario, siente que esta guerra se está luchando por él, y no se ve capaz de enfrentarse a las miradas de los heridos, de los que han perdido a seres queridos; aún peor sería oír de ellos que no es culpa suya, que sabían dónde se metían y que luchaban por algo digno. Tiene que huir, no quiere estar allí, y los recuerdos de Snape son un lugar tan bueno como cualquier otro para esconderse.

Para su sorpresa (y la del lector), Harry aterriza en la infancia de Snape, que compartía nada menos que con su madre y su tía Petunia. Lily y Severus iniciaron una amistad basada en la realización de que ambos sabían usar la magia, al contrario que sus vecinos, aunque ya entonces se notaba que Severus estaba prendado de Lily. Sus intentos de impresionarla con sus conocimientos de magia, y el hecho de que dejara a un lado sus prejuicios contra los muggles por ella exclusivamente, así lo demuestran. Era un amor que podría haber florecido en algo hermoso en otras circunstancias.

Hago un inciso para hablar de Petunia; se puede ver la envidia que le invadía al ver a su hermana realizar hazañas tan extraordinarias, y más aún cuando el chico al que ella consideraba inferior de forma clasista podía realizarlas también, y ella no. Un intento desesperado y abocado al fracaso de poder estudiar en Hogwarts como Lily llevó a la separación definitiva de las dos hermanas, con Petunia esforzándose por considerar a su hermana un bicho raro, para así no tener que sentirse inferior e impotente. Una historia real como la vida misma, en el que tantas personas han tratado a sus semejantes como animales porque en realidad se sentían inferiores a ellos.

Es curioso que tanto Severus como James desplegaban conductas similares, y realmente Petunia no era tan diferente de ellos: James fue burlón y cruel con Severus desde un principio porque se dio cuenta de que era amigo de Lily, la chica que le había gustado desde que la conoció; que Severus acabara en Slytherin y demostrara ser afín a las artes oscuras sólo le supuso una excusa conveniente para atormentarle sin descuidar su imagen.

En cuanto a Severus, sus prejuicios hacia los muggles y los hijos de muggles podrían haber llegado a desaparecer con la influencia continua de Lily, pero en su lugar tuvo la influencia de compañeros de Slytherin con mentalidades similares (hola, Lucius) que le hicieron arraigar esas concepciones para encajar en el grupo, y nunca se libró de ellas del todo. Por su parte, darse cuenta de que el odiado James estaba por Lily le hizo ir a por él y su grupo con tanto ahínco como ellos iban a por él.

Lily se quedó en medio de dos jóvenes locos por ella pero que eran incapaces de dejar a un lado su orgullo y sus prejuicios para caerle bien, y en su lugar trataban mal al otro para que quedara por debajo y ganar por descarte. Ella no tenía problemas en dejar claro lo que le parecía mal, especialmente a Severus, que era su amigo y a quien tenía en alta estima, pero las acciones y la negativa a cambiar de verdad de Severus le llevaron a perder a la persona que más quería, mientras que James entendió la situación eventualmente y se esforzó por mejorar.

Decir que Severus también entendió qué había hecho mal y que se esforzó por cambiar después sería erróneo; él nunca dejó atrás sus prejuicios y su amor por Lily quedó contaminado para siempre por el rechazo y el odio que sentía hacia James, un odio que cada vez tenía menos sentido; sin nada más en su vida que sus "amigos", Snape se convirtió en un mortífago y sirvió a Voldemort hasta que su camino se cruzó de nuevo con el de Lily y James de la peor forma posible.

Desesperado, Snape tomó la decisión de hacer todo lo que fuera necesario por garantizar la vida de Lily, ya fuera rogar a Voldemort por ella o traicionarle y aliarse con Dumbledore si hacía falta. Quizás, que se quedara con el segundo tras la muerte de ella fue más por conveniencia que otra cosa; quizás es posible que Voldemort perdiera la lealtad de Snape al matar a Lily después de prometer que no lo haría. Ya no veía el final, pero Dumbledore, consciente de lo que Harry tendría que hacer en el futuro, manipula a Snape para que le proteja.

Sí, he dicho manipula; aprovechando los fuertes sentimientos de Snape por Lily, Dumbledore apeló a ellos para que accediera a proteger a Harry, a pesar de ser también el hijo de James y llegar a ser idéntico a él en apariencia. Snape aceptó, y comenzó así a virar entre el odio por James y el amor por Lily, representados ambos en Harry, llevando a una relación de lo más rara.

Rowling aprovecha los recuerdos siguientes para rellenar huecos en la historia, de una forma más o menos afortunada. En el proceso, Snape acaba desarrollando una gran lealtad y confianza hacia Dumbledore, lo que hace más devastador el hecho de que el director le pida que lo mate. Al final, resultó que el asesinato de Dumbledore no fue un acto cobarde y traicionero, sino el cumplimiento leal de una orden por parte de un hombre que lo ha perdido todo, y que al cometer el asesinato está acabando con la única persona que le tenía en buena consideración.

¿Y todo por qué? Para que Harry pueda cumplir su función: destruir los horrocruxes de Voldemort y sacrificar su vida para acabar con el último, que se encuentra en su interior. La concepción de dejar que un niño crezca y se desarrolle sólo para que acabe con su vida en el momento preciso es horrible y devastadora, aunque queda claro que hay algo más en el plan de Dumbledore, que insiste en que es Voldemort quien tiene que ejecutar el crimen para que todo resulte.

Snape podría haber abandonado a Harry y a la Orden y haberse quedado en el círculo de Voldemort en una posición acomodada, pero al final hizo lo que tenía que hacer, demostrando una gran lealtad. No me cae bien Snape, y los eventos de este capítulo no me llevan a desdecirme, pero al menos puedo concederle eso.

La cuestión ahora es ¿hará Harry lo que se supone que tiene que hacer?

Observaciones y curiosidades:
  • Esto no es muy importante, pero me ha parecido curioso: cuando Lily hace que la flor abra y cierre sus pétalos, en el original Petunia la tiene en la mano, mientras que en la traducción Lily la tiene en la suya. Esto hace el efecto de que en la traducción Petunia se asusta de la flor cuando no la está tocando, y que Lily la aplaste en respuesta, cuando en el original es Petunia quien lo hace tras asustarse. 
  • Justo después la traducción dice que la flor se mantiene flotando encima del suelo, como si Lily la estuviera manipulando; sin embargo, en el original lo que dice es que Petunia mantiene la mirada en la flor, que está tirada en el suelo. 
  • En el original, Snape no pregunta al descubrir a Petunia espiando: "¿Quién nos espía?", sino "¿Quién está espiando ahora?", en referencia a la acusación de Petunia de que él las estaba espiando la vez anterior.
  • Por supuesto, Dumbledore se puso el anillo porque se dio cuenta de que era la Piedra de la Resurrección, y en su impulso de usarla se olvidó de las precauciones que había tomado. 
  • El mítico "always" que tanto ha conmovido y conmueve a los fans de Snape no está en la traducción como "siempre", su versión literal española. En su lugar, Snape dice "sí, después de tanto tiempo". Yo creo que no hay tanta diferencia, pero apuesto a que alguno de los que me leen no estará de acuerdo. 

lunes, 17 de junio de 2019

Capítulo 32: La Varita de Sáuco

En el capítulo 32 de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, Harry, Ron y Hermione se abren paso por la batalla para llegar hasta Nagini, y por el camino ven cosas terribles.

Fred ha muerto. Esa es una realidad devastadora y que deja claro que nadie está a salvo. Esta batalla no es un despliegue triunfante de las fuerzas del bien contra las fuerzas del mal, sino un terrible asedio en el que la muerte acecha en cada esquina, y la única forma de parar todo esto es que Voldemort caiga.

Todos lo saben; pero tanto Harry como Ron tienen la necesidad de unirse a la lucha, de hacer una contribución menos valiosa pero sí más tangible; matar a algún mortífago resultaría más satisfactorio en el momento que ir a por una serpiente, pero Hermione les recuerda que tienen una misión más importante, y son los únicos que pueden acometerla.

Así, el trío se abre paso por el castillo para llegar a la Casa de los Gritos, que es donde se oculta Voldemort; Ron se indigna de que no esté participando en la batalla, pero las cosas ya están yendo lo bastante mal para los defensores de Hogwarts sin que su enemigo más peligroso intervenga. La cuestión es si el villano teme encontrarse con Harry en la batalla sin tener la posesión total de la Varita de Sáuco, o hay algún otro motivo. Me parece una posibilidad intrigante.

Lo que ven a su alrededor en su camino es devastador. Hay algunas partes emocionantes, como McGonagall dirigiendo pupitres o Neville lanzando plantas mágicas, pero también vemos a Lavender ser víctima de Greyback y a Hagrid arrollado por una marabunta de acromántulas, que lo arrastran hasta el Bosque Prohibido. Harry se ve afectado por esto más que por ninguna otra cosa, y entonces aparecen los dementores.

Tengo que decir que lo que más me perturba en este capítulo es ver a Harry incapaz de invocar un patronus. El conjuro ha llegado a ser una de sus señas de identidad, casi una promesa de poder recordar los buenos momentos para superar cualquier adversidad. Que no pueda hacerlo ahora recalca lo horrible que está siendo todo. Afortunadamente, y sin saberlo, Harry ya había puesto las semillas para superar esta situación.

Sus amigos, que aprendieron de él en sus clases, usan el conjuro que les enseñó para salvarle, y Luna (bendita sea) le recuerda por qué está luchando. Nadie va a rendirse, y él tampoco lo hará. Con renovada determinación, el trío se dirige al sauce boxeador y entra en el pasadizo.

Sin ser vistos espían la conversación entre Voldemort y Snape, que ha sido llamado por su maestro. Los dos tienen una perspectiva muy interesante aquí. Snape se ha dado cuenta de que Nagini está bajo protección mágica, así que ha llegado el momento de impartir a Harry el conocimiento que necesitará para acabar con la batalla, algo que sin duda está tratando de que suceda, dada su insistencia de que se le permita ir a buscarle. ¿Qué esperaba decir cuando se encontraran? Harry no estaría muy contento de encontrarse con el profesor, y dudaría de todo lo que este le contara. En todo caso, Voldemort tiene sus propios planes.

El Señor Tenebroso tiene dudas. Estaba convencido de que poseer la Varita de Sáuco le permitiría superar cualquier posible obstáculo y vencer a Harry, pero ahora que ha perdido tantos horrocruxes y ha tenido la oportunidad de usarla ya no lo está tanto. Recordando la información de Ollivander deduce que Snape es el poseedor legítimo de la varita, y por tanto debe eliminarle para que caiga en su posesión. Es un cálculo frío que no hace sino subrayar la egolatría de Voldemort, que está dispuesto a sacrificar sin pensarlo dos veces a quien considera su mejor vasallo para ganar algo más de poder. Será su error. Otro más. Lo más que puede ofrecer es una vaga disculpa.

Snape está aterrado, pero no de morir, sino de hacerlo antes de cumplir su cometido. Afortunadamente para él, Harry estaba allí todo el tiempo, y el último acto del personaje más misterioso de la saga es entregarle a su odiado alumno sus recuerdos, su vida, aquello que antes no quería que viese pero que ahora debe ser conocido. Porque hay grandes verdades que tienen que revelarse.

No han conseguido llegar hasta Nagini, pero Harry ha encontrado algo mucho más valioso y peligroso: la verdad.

Observaciones y curiosidades:
  • Cabe preguntarse si basta con ordenar a tu mascota que mate al dueño de la varita para controlarla, pero al final da lo mismo. Desde luego, Voldemort estaba seguro de que sí.

lunes, 10 de junio de 2019

Capítulo 31: La Batalla de Hogwarts

En el capítulo 31 de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, comienza la batalla, y nadie saldrá intacto. Mientras tanto, Harry hace sus investigaciones para encontrar el horrocrux oculto en el castillo.

Antes de hablar de la batalla, voy a dedicarme a comentar las deducciones que hacen Harry y Ron (para variar) y que les permiten deshacerse de dos horrocruxes. Está claro que Rowling quiere despachar rápido el tema de los que faltan y hablar de los horrores de la guerra, así que voy a hacer lo mismo.

Sin duda, parece que Harry trabaja mejor bajo presión. Mientras busca a Ron y Hermione en el caos está dando vueltas de un lado para otro y su mente trabaja a pleno rendimiento. Primero tiene la idea brillante de preguntar por la diadema a alguien que no esté vivo, a la Dama Gris, y resulta que la fantasma tiene mucho que ver con la diadema.

Pensar que Ryddle consiguió embaucar a un fantasma cuando era un estudiante es increíble, y dice mucho de Harry ser capaz de sacarle a la Dama la información que quería cuando posiblemente Dumbledore lo intentó y no fue capaz. Por supuesto, las circunstancias tienen mucho que ver. La siguiente pregunta es: ¿dónde está ahora?

Cuando se enteró de la existencia de los horrocruxes, Harry temió que Voldemort hubiera usado objetos fáciles de pasar por alto, y escondidos de forma que pasaran desapercibidos. Dumbledore le aseguró que su enemigo no escogería objetos ni lugares corrientes, y por tanto nunca se

 imaginó que ocultaría un objeto tan valioso en el lugar en el que todos lo ocultan todo en Hogwarts. Es absurdo pensar que Voldemort creía que nadie podría entrar en la Sala de los Menesteres (la montaña de objetos escondidos es prueba de que mucha gente ha estado allí, aunque no fuesen capaces de volver después), pero sin duda estaba seguro de que nadie más que él descubriría cómo entrar a propósito. Se equivocaba, de nuevo.

Desgraciadamente para Voldemort, Harry ha tenido mucha experiencia con la Sala de los Menesteres, y para poner la guinda a la situación utilizó sin querer la diadema para marcar el lugar en el que escondió su libro de Pociones (algo que me asombra que el propio Harry recuerde). De camino allí se topa con Ron y Hermione, que ya se han deshecho de la copa de Hufflepuff gracias a los colmillos del basilisco de la Cámara de los Secretos (la ironía de cómo Voldemort puso las piezas para su propia destrucción no dejará de asombrarme). 

Fueron allí a sugerencia de Ron, una idea brillante que merece un buen beso de triunfo antes de la batalla. Ya era hora. Una intervención muy poco memorable de Malfoy y su pandilla después, la diadema está también destruida. Ya hablaré de Malfoy después. Vamos con la batalla.

El tema de la batalla final es muy frecuente en literatura, películas y series de televisión, y suele ser una buena forma de terminar una saga. Reúnes a todos los personajes posibles de todos los bandos, ya que todos necesitan toda la fuerza que puedan reunir, y les permites desarrollar sus habilidades y que cada uno se luzca en lo que mejor se le da, y que se le vea derrotando a algún soldado sin nombre, o si tiene suerte, a algún villano conocido. Pero esta no es la típica batalla.

Aunque todo empieza así, con casi todos los personajes uniéndose para la batalla final entre el bien y el mal, hay un ambiente de terror por encima de todo, y la muerte de Fred deja claro que las bromas van a ser muy pocas. La batalla ha empezado, y perder es morir. En cualquier momento puedes recibir un embrujo, o se te puede caer algo encima, o ser atacado por algo. Y si sobrevives, sabes que no todos tus seres queridos lo habrán hecho, y tendrás que preguntarte quién. Y ahora que todos los personajes están reunidos, nadie está a salvo.

Y la batalla no ha hecho más que empezar.

Observaciones y curiosidades:
  • En el original, es Ron quien anuncia la muerte de Crabbe, y no Harry como en la traducción. 

jueves, 6 de junio de 2019

Sir Cadogan

El texto de este mes trata del curioso habitante de uno de los cuadros de Hogwarts, un tipo singular que siempre está dispuesto a ayudar sin que su ayuda sirva de mucho: sir Cadogan. ¿Quién era en vida? Veámoslo:

"Antes de que la comunidad mágica se viera forzada a ocultarse, no era inusual que los magos vivieran en la comunidad muggle y tuviesen lo que ahora tomaríamos como un trabajo muggle.

Es ampliamente creído en los círculos mágicos que sir Cadogan fue uno de los famosos Caballeros de la Tabla Redonda, aunque uno poco conocido, y que alcanzó la posición a través de su amistad con Merlín. Desde luego ha sido extirpado de todos los volúmenes muggles de la historia del rey Arturo, pero las versiones mágicas de las historias incluyen a sir Cadogan junto a sir Lancelot, sir Bedivere y sir Percival. Estas historias le revelan como impetuoso y rápido para enfadarse, y valiente hasta el punto de la temeridad, pero un buen hombre en el fondo.

El encuentro más famoso de sir Cadogan fue con el Guiverno de Wye, una criatura similar a un dragón que estaba aterrorizando el West Country. En su primer encuentro, la bestia devoró a la bella montura de sir Cadogan, partió su varita en dos de un mordisco y derritió su espada y su visor. Incapaz de ver a través del vapor que echaba su visor derretido, sir Cadogan apenas escapó con su vida. Sin embargo, en vez de huir, se arrastró a una llanura cercana, cogió a un pequeño y rollizo poni que estaba allí, saltó en él y galopó de vuelta hacia el guiverno con nada más que su varita rota en la mano, preparado para una muerte de valiente. La criatura bajó su temible cabeza para tragarse enteros a sir Cadogan y al poni, pero la varita astillada y descontrolada atravesó su lengua, prendiendo las fumarolas de gas que se elevaban de su estómago y causando que el guiverno explotase.

Los magos y brujas ancianos aún usan el dicho "Cogeré el poni de Cadogan" para querer decir "Sacaré el mayor partido posible a una situación complicada".

El retrato de sir Cadogan, que cuelga en la séptima planta del castillo de Hogwarts, le muestra con el poni en el que nunca más volvió a montar (y que, comprensiblemente tal vez, nunca tuvo aprecio hacia el caballero) y pinta con precisión su temperamento, su amor por un desafío temerario y su determinación para vencer al enemigo, venga lo que venga."