Sin comerlo ni beberlo, Harry se ve en una de las situaciones más peligrosas de su vida. Solo frente a Voldemort, sabiendo que ninguno de los mortífagos le va a ayudar y que ningún aliado va a aparecer para salvarle. Su pierna derecha aún está inutilizada y cualquier conjuro que pueda lanzar será inútil frente a su mucho más experimentado adversario, y cualquier golpe de suerte quedará vacío por su desventaja numérica. No puede esperar salir vivo de allí.
De momento puede confiar en que Voldemort alargará su asesinato para divertirse y alimentar su ego, pero entre tanto el dolor es insufrible, y antes o después se cansará y terminará con todo. Tras algunos intentos de rebeldía vana, Harry llega a una conclusión: si va a morir, que sea luchando con todas sus fuerzas, aunque no consiga nada. Esa determinación es clave.
Al lanzar su conjuro a la vez que su oponente, las varitas hermanas reaccionan entre sí y provocan un efecto inesperado, un bloqueo que impide a ambos moverse, al menos al principio. Aunque Harry no se lo esperaba, pronto se da cuenta en lo más básico de su ser de que si mantiene el bloqueo tendrá una oportunidad, y se aferra a ello, mientras que Voldemort, temeroso como es de lo que no entiende, está desesperado por terminar lo que está pasando mientras intenta guardar las apariencias ante sus mortífagos.
La determinación de Harry vence, y juntando toda su fuerza es capaz de concentrar el efecto en la varita de Voldemort, causando que esta empiece a revivir los hechizos realizados. De esta forma, comienzan a surgir ecos de las víctimas del asesino en orden inverso: primero Cedric, después Frank Bryce, Bertha Jorkins, y finalmente los padres de Harry.
Todos ellos animan a Harry a luchar, pero son sus padres los que le dan más valor, quienes le hacen ver los medios que tiene para huir, mientras que Voldemort queda aterrorizado al ver cómo sus víctimas parecen volver de la tumba para quizá vengarse.
Así, el pasado de Voldemort vuelve para bloquearle, mientras que el de Harry le ayuda a seguir adelante, desde el recuerdo del conjuro de desarme, pasando por sus padres, su amigo y otros aliados que le protegen desde más allá de la tumba, hasta el conjuro de invocación, que tan bien le sirvió en la primera prueba y que ahora le permite huir.
Ahora debe seguir adelante. Y eso no es fácil cuando experimentas esta clase de maldad.
Observaciones y curiosidades:
- Cuando Voldemort usa la maldición imperius para obligar a Harry a decirle "no, por piedad", en el original simplemente le quiere obligar a decir "no".
- El canto del fénix que se oye durante el bloqueo se debe a que las varitas de Harry y Voldemort tienen como núcleo una pluma de la cola del mismo fénix, concretamente de Fawkes, explicando también la aparente conexión con Dumbledore de Harry en esta escena.
- El orden en el que aparecen los padres de Harry de la varita de Voldemort está equivocado en las primeras ediciones, en las que primero aparecía James y después Lily. Se cambió en ediciones posteriores, aunque no los efectos que provoca cada uno; por eso dicen que Lily es en quien más ha pensado Harry esa noche cuando James ha sido mencionado más veces, pues originalmente era James el primero en aparecer.
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