Sirius hace su entrada triunfal desvelando que el cuartel de la Orden es la casa de su familia, con lo cual queda claro que sus orígenes no son precisamente el culmen de la bondad. Se hablará más del tema en el próximo capítulo.
Casi todo el capítulo tiene lugar en la cocina, donde todos toman la cena. Es curioso comparar esta cena con la del libro anterior en el día previo a los Mundiales, pues entonces había piques, pero en general se percibía un buen rollo. Ahora no. La presencia de Voldemort pende sobre todos, y estar juntos supone afrontar en todo momento los sacrificios que serán necesarios para la lucha, sobre todo para Sirius y Molly.
Sirius ha tenido que sacrificar su libertad (en busca y captura, pero pudiendo moverse) para estar encerrado día tras día en la odiada casa de sus padres, con un creciente complejo de inferioridad por no poder aportar a la acción, que es su fuerte. Quizá esperaba la llegada de Harry tanto como su ahijado, pues cree que él le entenderá (y lo hace), y espera sentirse útil cumpliendo el rol de informador de los chicos una vez más. Pero se topa con el muro de Molly.
Molly ha tenido que trasladar a toda su familia a una casa desconocida y no muy agradable, y los que no están allí o están en el extranjero o no se hablan con el resto de la familia. En un esfuerzo por mantenerlos a salvo impide que sus hijos menores sepan lo que está pasando, para que puedan seguir viviendo tranquilos. Lo mismo con Harry, pues ya ha sufrido demasiado. Que Mundungus esté influenciando negativamente a Fred, George y Ron con sus chanchullos es el colmo.
Afortunadamente, Lupin, siempre conciliador. propone un punto intermedio, acordando poner a los chicos al día pero sin entrar en detalles. Su información no es demasiado útil, pero ayuda a hacerse una idea de lo que está sucediendo.
Molly pone punto y final cuando a Sirius se le escapa la existencia de cierta arma que Voldemort busca, dejando un misterio que perdurará durante todo el libro, y que resultará estar más cerca de lo que parece.
Observaciones y curiosidades:
- El conjuro evanesco procede del verbo latino del mismo nombre, que significa 'desvanecer'.
- A la muerte de Sirius, Mundungus arramplará con la casa y se llevará varios objetos para venderlos, entre ellos la copa grabada mencionada.
- En el original, Bill no dice que los duendes no le robaron el oro a Bagman, sino que nunca recibieron el dinero que él les debía, de ahí su enfado.
- Sirius menciona en el original que su cabeza vale diez mil galeones.
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