Voy a reconocerlo, me encanta la idea del pensadero. Un contenedor para aquellos pensamientos que no nos quepan en la cabeza, o que queramos examinar más a fondo. Es como grabar un evento en vídeo para revivirlo cuando quieras, pero con toda tu vida.
Rowling hace un buen uso del pensadero en este capítulo: lo emplea para mostrar de primera mano los acontecimientos que Sirius ya relató, dándoles mayor efectividad al poder vivirlos en lugar de escucharlos de segunda mano. Además, permite una perspectiva neutra, con detalles que en una narración podrían omitirse. Pero vamos por partes.
Harry llega al despacho de Dumbledore cuando este estaba reunido con Fudge y Barty sobre lo que pasó con Crouch. Aunque el director entiende que Harry debe contarle algo, le hace esperar hasta que termine la reunión.
Así pues, Harry se encuentra de nuevo solo en el despacho del director, aunque afortunadamente no está tan preocupado como la última vez. Mientras curiosea, termina encontrando el pensadero, y acaba entrando en los recuerdos que Dumbledore estaba examinando.
Se trata de juicios a personajes relacionados con la trama de este curso: Karkarov, Bagman, y Crouch padre e hijo. Sin duda, Dumbledore estaba revisando sus recuerdos para tratar de hallar la respuesta a lo que está pasando, aunque no está mirando donde debe (hay que notar que tanto en el presente como en el pasado Moody aparece al lado del director en este capítulo).
El primer juicio se centra en el trato que Karkarov hizo con el Ministerio para librarse de Azkaban a cambio de dar nombres de otros mortífagos, tal como contó Sirius. Al principio no hay nada de especial en su declaración, pero la cosa cambia cuando menciona el nombre de Snape.
Aunque se había dejado entrever, es ahora cuando se revela sin tapujos que Snape fue un mortífago, y que al parecer se cambió de bando antes de la caída de Voldemort. El misterio de por qué le abandonó cuando lo hizo y por qué Dumbledore le creyó serán una de las grandes incógnitas de la saga a partir de este momento, junto con si la traición de Snape al villano fue real o fingida. Curiosamente, se omite la reacción de Harry a esta revelación.
El siguiente juicio es consecuencia directa del anterior, con Rookwood detenido por el chivatazo de Karkarov, y Bagman a su vez acusado de pasarle información. Este juicio no tiene demasiado interés, pues está claro que el exdeportista no pasó esa información intencionadamente, si bien sirve para cubrir huecos argumentales de Crouch y Skeeter con respecto a él, y sin saber lo que pasa después plantea dudas sobre sus intenciones.
Algo interesante de este juicio es ver cómo importa la opinión pública en el mundo mágico: Bagman es conocido y famoso, así que nadie se cree que pueda estar con Voldemort, digan lo que digan las pruebas. Por contra, Sirius ni tuvo un juicio porque todos estaban convencidos de su culpabilidad y nadie se molestó en investigar nada.
El tercer juicio denota esto: todos están convencidos de la culpabilidad de los acusados, y el interés real de la gente estaba en saber si Crouch sería o no indulgente con su hijo. No lo fue, y los ruegos y luchas de Barty plantean dudas sobre su papel en la tortura de los padres de Neville. ¿Era todo un acto para librarse de Azkaban? ¿O de verdad no participó, y cambió en su tiempo en la prisión? Quién sabe.
Es aquí cuando Dumbledore saca a Harry del pensadero. No le echa mucho la bronca por curiosear, pero está claro que esa actitud le hace pensar en Bertha, y le aconseja que sea cauto.
La conversación que tienen a continuación es una de las más interesantes entre los dos: normalmente Harry plantea preguntas y Dumbledore las responde mientras elabora hipótesis si no sabe la respuesta con seguridad, pero aquí en buena medida ambos desgranan el sueño de Harry y hablan como iguales. Da una buena impresión de lo perdido que se siente Dumbledore frente a lo que está pasando.
De todas formas, también hay mucho de la clásica explicación del director, sobre todo en lo referente a los juicios y a sus personajes. Y es el Dumbledore más amable y, a la vez, el más experimentado, el que hace prometer a Harry que no contará nada sobre los padres de Neville hasta que él esté listo para hacerlo. Quizás no lo sepa todo, pero saberlo todo no es lo que le hace a uno sabio, y Dumbledore personifica eso mejor que nadie.
Ya estamos en diciembre, así que esta semana subiré un traducción de Pottermore. La de este mes irá sobre pensaderos, claro está. También intentaré postear la semana que viene la reseña de Animales Fantásticos que prometí, y que se ha retrasado por causas logísticas.
Observaciones y curiosidades:
- Es normal que a Harry le dé cosa la silla del tribunal; al fin y al cabo, se va a sentar en ella en unos pocos meses.
- Rookwood acabó en Azkaban por el chivatazo de Karkarov; se fugará junto a muchos otros en el próximo libro, y será clave para que Voldemort descubra cómo llegar hasta la profecía, gracias a su experiencia en el Departamento de Misterios.
- En el original, Crouch menciona que Rookwood ya le había conseguido a Bagman un puesto en el Ministerio, mientras que en la traducción parece que lo había puesto en marcha pero aún no había sucedido. En general la forma en que Bagman entró en el Ministerio resulta un tanto extraña. Uno pensaría que ser enchufado por un mortífago no es una buena carta de presentación.
- Aunque no se hace mucho de ello, en este capítulo hace su debut Bellatrix Lestrange, que ya deja toda una impresión en el lector con su breve aparición.
- El recuerdo de Snape que Dumbledore le enseña a Harry hace referencia a que la marca tenebrosa de su antebrazo y el de Karkarov se está haciendo más visible, señal de que Voldemort se fortalece. Podría ser que Snape acabara de contárselo a Dumbledore cuando Harry le vio salir de su despacho la noche de lo de Crouch.
- Claramente Dumbledore mide sus palabras para explicarle a Harry su conexión con Voldemort sin contárselo todo. Asimismo, su interés en si Harry pudo verle podría deberse a querer saber si lo vio todo a través de sus ojos, como sucederá en el futuro.
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