Evidentemente, un ataque terrorista en las finales de los Mundiales de Quidditch, con asistentes de todo el mundo, supone un duro golpe para el Ministerio de Magia británico, que a ojos de los demás países ha quedado como débil en seguridad y vulnerable a ataques. Teniendo esto en cuenta, la política que adoptará Fudge de hacer creer que Voldemort no ha vuelto tiene más sentido, pues no quiere reconocer que se encuentren de nuevo en esa situación tras el anticipo que han tenido el verano anterior; no por ello es menos estúpida.
En el Ministerio tienen las manos llenas para tratar de compensar los daños y perjuicios ocasionados a los asistentes (y distinguir de entre ellos a los buscavidas que quieren aprovechar la situación para sacar tajada, como nuestro amigo Mundungus) e intentar evitar la mala publicidad que se le ha dado a todo el asunto, exacerbada por Rita Skeeter (método que, como veremos, es su modus operandi habitual).
El pobre Arthur se ve comprometido por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado (por mucho que diga Percy, no podría haber hecho más de lo que hizo), y ahora se ve obligado a trabajar duro durante lo que queda de mes, y cuando llega el día de irse a Hogwarts la situación no ha mejorado aún.
Pero nuestros protas todavía son muy jóvenes para estar muy pendientes de esos asuntos, al menos no de la forma en que se implicarán en años siguientes. Harry aún está preocupado por las implicaciones y espera la carta de Sirius con impaciencia, y Hermione sigue cultivando su fastidio por el trato a los elfos domésticos, pero el interés principal de los chicos ahora es el retorno a Hogwarts, y prepararlo todo. Cuanto menos se hable de la túnica de gala de Ron, mejor.
Y eso es todo, básicamente, la verdad es que este capítulo no tiene demasiada chicha. Es un momento familiar dentro de un clima complicado, en el que cada uno hace lo que le gusta dentro de las posibilidades que se le ofrecen. En el próximo capítulo habrá temas que darán más juego. ¡Nos vemos!
Observaciones y curiosidades:
- El whisky que toma Molly con el té es en el original whisky de fuego, una fuerte bebida alcohólica popular entre los magos.
- Percy menciona a Mundungus Fletcher, que se convertirá en un personaje más importante en el siguiente libro. Arthur ya le mencionó de pasada en La cámara secreta.
- Esta es la primera de las muchas veces que Fred y George estén haciendo algo a escondidas durante este libro, que resultará ser comunicarse con Bagman por el asunto de la apuesta fraudulenta.
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