El texto de Pottermore de este mes trata sobre los retratos de Hogwarts, esos cuadros vivientes de hombres y mujeres ilustres que han asistido a toda la historia del castillo y han pervivido más allá de las personas a las que representan. Veamos qué nos cuenta Rowling:
"Los retratos de Hogwarts son capaces de hablar y de moverse de un cuadro a otro. Se comportan como sus homólogos reales. Sin embargo, el grado con el que pueden interactuar con la gente que los mira depende no de la habilidad del pintor, sino del poder del mago o la bruja retratados.
Cuando se pinta un retrato mágico, el mago o la bruja artista naturalmente usará encantamientos para asegurarse de que pueda moverse de la forma habitual. El retrato podrá emplear algunas de las frases favoritas de la persona real e imitar su carácter en general. Así, el retrato de sir Cadogan siempre está desafiando a la gente a luchar, cayéndose de su caballo y comportándose de manera bastante poco equilibrada, tal y como le parecía el verdadero hombre al pobre mago que tuvo que pintarle, mientras que el retrato de la Dama Gorda sigue manteniendo su amor por la buena comida y bebida y por la seguridad de primera mucho después de que su modelo vivo muriera.
Sin embargo, ninguno de estos retratos sería capaz de tener una discusión particularmente profunda sobre aspectos más complejos de sus vidas: son literal y metafóricamente planos. No son más que representaciones de personas vivas tal como las veía el artista.
Algunos retratos mágicos tienen una capacidad más considerable para interactuar con el mundo de los vivos. Tradicionalmente, los directores son retratados antes de su muerte. Una vez el retrato está terminado, el director o directora en cuestión lo mantiene bajo llave, visitándolo con frecuencia en su armario (si así lo desea) para enseñarle a actuar y comportarse exactamente como ellos, e impartiendo toda clase de recuerdos e informaciones útiles que podrán entonces compartirse a lo largo de los siglos con sus sucesores en el cargo.
La profundidad del conocimiento y la perspectiva contenidos en algunos de los retratos de los directores es desconocida salvo para el director de turno y para los pocos estudiantes que se han dado cuenta, a lo largo de los siglos, de que la aparente somnolencia de los retratos cuando los visitantes llegan al despacho no tiene por qué ser genuina."
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