Esto es nuevo para Harry; en principio las vacaciones deben ser así, poder levantarte a la hora que quieras y hacer lo que te venga en gana, sin limitaciones de ningún tipo. Es temporal, claro, pero no cabe duda de que se merece un respiro después de todo lo que ha pasado (y lo que va a pasar).
Por supuesto, que Harry no tenga responsabilidades no significa que vaya a caer en el libertinaje; al contrario que muchos niños de trece años con una cuenta bancaria millonaria, no se lo gasta todo en caprichos como esa estupenda Saeta de Fuego, sino que lo administra en las comidas y en instrumentos y libros para el colegio. Muy responsable por su parte, sí señor.
Y en eso está, en comprar los nuevos manuales, cuando descubre en uno de los libros de Flourish y Blotts que el perro negro enorme que vio cuando se fugó de casa de los Dursley podría ser un augurio de muerte. ¿Podría serlo? ¿O podría no serlo? Harry no tiene razones para creerlo por el momento, pero ahí está.
El último día de vacaciones, cuando ya creía que no los iba a ver, al fin nuestro prota se reúne de nuevo con sus amigos Ron y Hermione, que han vuelto de sus vacaciones súper morenos (me sorprendió que Hermione se pusiera morena en Francia, pero luego recordé que es británica; allí no tienen mucho sol precisamente) y se van a quedar convenientemente en el Caldero Chorreante por una noche para ir juntos a Hogwarts. ¿Convenientemente? En el caso de Hermione sí, en el de los Weasley no tanto.
Pero antes de eso Hermione quiere comprarse una mascota por su cumpleaños, y Ron quiere que le hagan un chequeo a Scabbers, que parece pachucho por alguna razón. Ambas tramas se entrelazan cuando el gato que Hermione compra al final la toma misteriosamente con la rata, iniciando un toma y daca que resultará tener más de lo que parece.
Tras juntarse con el resto de los Weasley, todos tienen una cena estupenda sólo empañada por las burlas hacia Percy. Sí, lo pillo, nuestro prefecto favorito ha ganado el Premio Anual y está más arrogante que nunca, pero es que los gemelos no pierden ni un momento en meterse con él, incluso cuando no lo merece o no viene a cuento, y cuando al final le roban su insignia les parece muy divertido que esté poniendo patas arriba su equipaje y el de Ron para encontrarla. Pues a mí no me hace gracia, chicos, hay límites.
Mientras busca el tónico de ratas para Ron, Harry escucha a los señores Weasley discutir sobre lo que hacer con él: así descubre la verdad, que el Ministerio piensa que Sirius Black ha escapado de Azkaban para ir a matarle, y por eso tratan de protegerle como sea. Arthur quiere advertir a Harry para que no se ponga en peligro dados sus antecedentes, pero Molly piensa que es mejor que no sepa nada para que no se asuste.
Por un lado Arthur tiene razón: Harry ya sospecha que le ocultan algo, y es capaz de hacer cualquier tontería para averiguar lo que está pasando. Por otro, es aún muy pequeño para entender del todo la gravedad de la situación; véase que, cuando se entera de todo, su mayor preocupación es que no le van a dejar irse de excursión como a sus amigos. Vale que en Hogwarts estará más seguro que en cualquier otro sitio, pero Harry ha demostrado ser lo bastante maduro para su edad y debería saber que lo más importante es su seguridad. Aún le queda mucho por crecer.
En cualquier caso, al fin tenemos respuestas a las preguntas que estaban en el aire, así como una idea de la trama que se va a desarrollar en este libro, y justo a tiempo para el inicio del nuevo curso. ¡Nos vemos! Ah, y ¡felices fiestas!
Observaciones y curiosidades:
- En el original, el dueño de la tienda de escobas no dice que la Saeta de Fuego sea la escoba favorita de los Mundiales de Quidditch, sino que ha sido escogida por la selección favorita para ganar los Mundiales, la selección de Irlanda (que de hecho gana la competición).
- Cuando Harry y los demás asisten a las finales del Mundial de Quidditch, Harry usa sus omniculares y confirma que todos los jugadores de Irlanda usan Saetas de Fuego.
- En el original, Harry no se pregunta exactamente si Hagrid tendría problemas con algún nuevo animal de compañía, sino si a lo mejor le quería pedir ayuda a él con uno y por eso le regaló el libro monstruoso.
- La razón de que Scabbers esté tan pocho es que se ha enterado de que Sirius se ha escapado de Azkaban, con todo lo que ello implica. El comentario de la bruja de la tienda sobre que no debería vivir más de tres años da pistas sobre que la rata es más inusual de lo que parece.
- En la tienda hay un par de criaturas que se recogen en Animales fantásticos y dónde encontrarlos, concretamente el cangrejo de fuego (la tortuga con joyas en el caparazón) y el puffskein (la pelotita de piel de color natillas).
- La razón por la que Crookshanks persigue a Scabbers es porque es un híbrido de gato y kneazle, una raza mágica similar a los gatos con la habilidad de detectar personas sospechosas. Crookshanks caló a Peter enseguida.
- El mantra de Sirius en Akzaban no se refiere a Harry, como todos piensan, sino a Peter; por tanto la preocupación del Ministerio por Harry es totalmente infundada.