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lunes, 14 de diciembre de 2015

Capítulo 3: El Autobús Noctámbulo

En el tercer capítulo de El prisionero de Azkaban, Harry se da a la fuga sin saber muy bien a dónde ir. Afortunadamente recibirá una ayuda de lo más inesperada.

Harry lo tiene bien crudo. Está solo, en el mundo muggle, con la perspectiva de haber sido expulsado de Hogwarts y posiblemente en busca y captura por el Ministerio, y no puede comunicarse con nadie. Son unas circunstancias terribles, y le doy crédito por tener la suficiente sangre fría para al menos pensar en algunos planes de actuación, aunque ninguno tenga demasiadas posibilidades de éxito.

Por suerte para él, después de ver a una misteriosa figura canina llama sin querer al Autobús Noctámbulo, un transporte especial para los magos que no sepan o no quieran aparecerse y no tengan otro medio de desplazamiento. En lo que respecta a la trama, es una solución muy conveniente en este momento, pero tampoco es que hubiera muchas más opciones de guión. Habría estado bien que hubiera tenido alguna mención anterior de algún tipo.

Harry aprovecha la oportunidad que se le presenta para ir al Callejón Diagon y pillarse el resto de su oro, y así darse a la fuga con todas sus posesiones; recordemos que tiene ahora mismo trece años recién cumplidos, la mayoría de chicos de su edad no sabrían ni por dónde empezar en su situación. El chico tiene instinto, aunque no se plantea que acceder a su cámara personal de Gringotts pueda llevar a sus perseguidores hasta él.

En medio de su terror, Harry nota que el fugitivo que vio en el telediario muggle aparece también en El Profeta, y así obtenemos la primera descripción detallada de Sirius Black mediante el cobrador Stan y el conductor Ernie.

Esta descripción está diseñada para reflejar lo que se filtró a la prensa y lo que sabe la gente en general: Sirius era un mortífago cercano a Voldemort, que tras su derrota mató a trece personas con un conjuro y fue encarcelado, pero se ha fugado recientemente de Azkaban, siendo el primero en conseguirlo. Hay que destacar que, a excepción de la fuga en sí, absolutamente todo eso es falso (incluso que Sirius fuera el primero en fugarse), pero Ernie y Stan no lo saben, son el reflejo de la opinión general.

Me sorprende que Harry compare su situación con la de Sirius; es decir, ambos son fugitivos, sí, pero me parece a mí que hinchar a una persona no se compara a matar a trece. Probablemente sea fruto del pánico, pánico que sólo aumenta al toparse con el mismísimo Cornelius Fudge, el ministro de Magia, en el Caldero Chorreante.

Después de fliparlo un rato, Harry se empieza a dar cuenta de que Fudge está barriéndolo todo bajo la alfombra, y que no se va a presentar cargo alguno contra él, además de que sus tíos siguen dispuestos a recibirle el siguiente verano (cada año entiendo menos que le sigan permitiendo quedarse, por mucho que Petunia sea lo único que le mantiene a salvo esas semanas).

Dejando eso a un lado, Harry es capaz de ver que algo va mal por varias razones: primera, que pasen por alto que usara magia siendo menor es absurdo cuando un año antes le habían amonestado por esa misma razón, y ni siquiera había sido él el causante. Segundo, como bien nota, el ministro de Magia no se ocupa personalmente de temas de este tipo, y tercero, Fudge parece más preocupado de lo que sería lógico en que Harry esté seguro y vigilado. Todo tendrá su explicación muy pronto, pero bien por él por no aceptar sin más que no le van a castigar sin pedir razones.

Al final, Harry se ve ante la perspectiva de pasar el resto del verano a sus anchas en el Callejón Diagon, que viene a ser equivalente a pasar tres semanas en un centro comercial, pero mucho mejor. Algo bueno tenía que venir después de toda esta mierda, ¿no? ¡Nos vemos!

Observaciones y curiosidades:
  • Cabe preguntarse qué habría hecho Sirius si el Autobús Noctámbulo no llega a aparecer. ¿Se habría atrevido a dejarse ver por Harry en su forma humana?
  • El hecho de que el Sirius de la foto le guiñe un ojo a Harry resulta muy significativo; no es algo que uno esperaría en la foto de un mortífago fugitivo, mucho menos uno que le tiene inquina a Harry.
  • En el original, cuando Stan dice que los mortífagos se volvieron prudentes tras la caída de Voldemort, lo que dice en realidad es que la mayoría reconocieron que era mejor entregarse sin armar bulla. Como veremos, eso no es del todo cierto.
  • Como dije antes, Sirius no es el primero en fugarse de Azkaban; un tiempo antes Barty Crouch Jr. se escapó gracias a que su madre ocupó su lugar mediante la poción multijugos, y nadie lo supo ni lo sabrá hasta el próximo año.
  • Rowling explicó que la risa de locura de Sirius se debió a su desesperación al ver cómo su vida se derrumbaba de esa manera. No es para menos.
  • En el original, Fudge no dice que esté orgulloso de que Harry haya viajado en el Autobús Noctámbulo (no es que sea ningún honor), sino que se alegra de que le hayan recogido.
  • En las primeras ediciones se dice un par de veces que quedan dos semanas de vacaciones, pero en realidad son tres; el cumpleaños de Harry, el 31 de julio, fue el primer capítulo, y Marge ha estado en Privet Drive una semana, así que aún quedan tres para el 1 de septiembre. Este error se corrigió en ediciones posteriores.

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