"Al igual que las brujas y los magos no usan electricidad ni ordenadores, nunca han adoptado el sistema métrico. No están gobernados por las decisiones del gobierno muggle, así que cuando comenzó el proceso de metrificación (el cambio al sistema métrico) en 1965, las brujas y los magos simplemente ignoraron el cambio.
Las brujas y los magos no son contrarios a los cálculos elaborados, que pueden, después de todo, hacer mágicamente, así que no ven inconveniente en pesar por onzas, libras y kilos, medir por pulgadas, pies y millas, y pagar en knuts, sickles y galeones."
Pensamientos de J. K. Rowling
"Cuando el manuscrito de Harry Potter y la Piedra Filosofal fue aceptado por primera vez para su publicación en Gran Bretaña el editor me aconsejó que todos los pesos y medidas se cambiaran al sistema métrico, que era la práctica estándar de la editorial. Me negué a permitir el cambio porque, por las razones expuestas arriba, no tenía ninguna lógica. Sin embargo, esto no debería tomarse como ningún tipo de declaración política por parte de la autora. No soy anti europea; por el contrario, estoy muy a favor de que Gran Bretaña sea parte de Europa, y yo soy parte francesa. Tampoco tengo nada en contra del sistema métrico, que es mucho más lógico que el imperial, y que desde luego facilita mucho el horneado. Sin embargo, encuentro el sistema antiguo mucho más pintoresco, mucho más peculiar, y por tanto más apropiado para la clase de sociedad que estaba describiendo.
La decisión de mantener el sistema imperial en el libro tuvo una secuela inesperada, que fue una invitación a unirme a la Asociación de Pesos y Medidas de Gran Bretaña. Como no estoy de acuerdo en que Gran Bretaña debería negarse a usar el sistema métrico (como hacen muchos de los miembros de la Sociedad), me disponía a tirar la invitación a la basura cuando me vino un pensamiento repentino, y cambié de idea. Sé que lo que estoy a punto de decir no revela cosas muy buenas sobre mi carácter, pero me di cuenta en un instante de cuánto se enfadaría mi hermana Di si me apuntaba. Di nunca es más divertida que cuando se enfurece, y entre sus muchos odios mundanos es la adherencia a lo tradicional por lo tradicional, o por el "por Dios y por Bretaña ningún Johnny Extranjero va a decirme como tengo que medir" y demás que representa una organización así.
Cuando mi membresía apareció en la prensa Di explotó de una forma muy satisfactoria. Apenas pude dejar de reírme el tiempo suficiente para decirle que sólo me había unido para fastidiarla. Esto la dejó casi incoherente de la indignación, lo que posiblemente fue aún más divertido. Francamente, dudo que nadie haya podido conseguir tanta diversión por el precio de un sello de Correos."
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