En el capítulo 31 de Harry Potter y la Orden del Fénix, Harry, Ron y Hermione se meten de lleno en la época de exámenes, que acaba de mala manera con dos terribles incidentes.
Tras la victoria en el quidditch Ron está en una nube, y sus amigos son tan amables de dejarle así un tiempo hasta contarle que no estuvieron en el partido, y por qué. Por suerte no tardan mucho, y Ron entiende las circunstancias aunque esté decepcionado de que no estuviesen en las gradas, además de compartir su opinión sobre el tema de Grawp. Sabiamente, decide que es mejor esperar, porque el curso está a punto de acabar y es posible que no echen a Hagrid, por no hablar de que tienen que emplear todo su tiempo en prepararse para el inminente TIMO.
Así, todos los alumnos de quinto se encierran en un clima de repaso, prácticas, y tensión general. Quien más y quien menos, todos podemos identificarnos con ellos, y somos o conocemos a quien se obsesiona con hacerlo todo a la perfección, quien se obsesiona con las horas de estudio, quien no soporta la presión y quien se lo toma con más calma.
Los exámenes se dividen en parte teórica y práctica, con algunas excepciones que sólo tienen o parte teórica o práctica. Salvo en la dirección de los exámenes escritos, el comité examinador es quien juzga a los alumnos de manera imparcial, lo que dadas asignaturas como Pociones o Defensa contra las Artes Oscuras les viene bien a todos. Sin duda Harry no habría sacado la nota que sacó si Snape y Umbridge hubieran estado a cargo de su examen, por no hablar de Neville.
Con la previsible excepción de Adivinación, nuestros amigos parece que hacen un buen papel, con errores, por supuesto, que todos cometemos. Así, pasan dos semanas rápidamente entre repasos y exámenes, hasta que llegan los dos últimos, Astronomía e Historia de la Magia.
Durante el examen de Astronomía, a medianoche, todos pueden ver cómo Umbridge dirige a un grupo de aurores a la cabaña de Hagrid. ¿Cuáles eran sus intenciones? Claramente no podía echarle sin más, porque si tuviera motivos válidos ya lo habría hecho hace tiempo, como con Trelawney. No es extraño que quisiera deshacerse de él de todas formas por ser un híbrido, pero ¿por qué ahora, cuando queda tan poco de curso?
¿Y por qué permite el ministro que la acompañen varios aurores a lo que supuestamente es un despido? Se me ocurre que Umbridge le dijo al ministro que Hagrid sabría dónde estaba Dumbledore y de ahí la escolta y el aparente intento de detención, y que seguro que opondría resistencia, pero no está nada claro.
Lo que está claro es que Hagrid no va a dejarse coger así como así y se deshace de sus agresores gracias a su fuerza bruta. Lamentablemente, cuando McGonagall trata de apaciguar la situación es atacada de manera salvaje, dejándola en muy mal estado, y Hagrid termina huyendo con Fang.
Harry y sus amigos lo ven todo impotentes durante el examen, y una vez terminado pasan la noche comentando la situación entre ellos y con los compañeros de Gryffindor, que están todos consternados por Hagrid y McGonagall. Aun así, la vida sigue le pese a quien le pese, y a los de quinto aún les queda el último examen, el de Historia de la Magia.
Somnoliento por haber pasado la noche en vela, cansado tras todo el estudio y sin ánimo ni buena base para responder a las preguntas del examen, Harry cae dormido, y la visión del Departamento de Misterios que había mantenido a raya centrándose en el estudio resurge con más fuerza que nunca, llevándole hasta el final. Y lo que encuentra allí es nada menos que a Sirius amenazado por Voldemort.
¿Cómo manejará Harry esa información?
Observaciones y curiosidades:
- Recuerdo que Tiberius Ogden era miembro del Wizengamot cuando Harry fue juzgado, de ahí que sepa lo de su patronus. Él y Griselda Marchbanks, también examinadora, dimitieron cuando se nombró a la Suma Inquisidora.
- El comentario de Harry sobre las lunas de Júpiter viene del trabajo que Hermione le corrigió al principio de curso, en el que sin querer puso que una de las lunas estaba cubierta de pelo en lugar de hielo.
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