En el capítulo 27 de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, Voldemort descubre el plan de los héroes, pero eso les permite averiguar cuál debe ser su siguiente paso.
Este es un capítulo corto pero con mucho jugo: la espera entre las escenas de acción ha terminado, el villano está al tanto del plan de los héroes, y ahora todos juegan a contrarreloj para terminar lo que han estado haciendo estos meses.
Antes de nada, quiero notar que lo que hacen Harry, Ron y Hermione en este capítulo es increíble: ya en el capítulo anterior sufrieron de quemaduras por todos lados y lucharon contra un grupo de duendes y magos mientras le abrían paso a un dragón para escapar, pero ahora se pasan buena parte del día (recordad que fueron a Gringotts a primera hora de la mañana, y cuando se sientan está anocheciendo) montados en un dragón, y aún llenos de quemaduras. Es tremendo.
Una vez desmontados y a salvo, los tres se toman un momento para descansar, curarse y evaluar los pros y los contras. Por un lado, han conseguido otro horrocrux, pero por el otro han perdido la espada de Gryffindor, así que no tienen forma inmediata de destruirlo. Pero eso no es lo peor.
Lo peor de todo es que su infiltración ha sido de todo menos sigilosa, con lo que es evidente que Voldemort va a enterarse de que están buscando sus horrocruxes. Efectivamente, en cuanto le informan de la intrusión en Gringotts y de lo que han llevado los héroes, el villano entra en modo ira y Harry consigue meterse en su cabeza sin que se dé cuenta.
Cuando confirma que los intrusos se han llevado su horrocrux, el señor tenebroso monta en una cólera asesina, pues eso significa que Harry conoce su secreto, que no ha estado escondiéndose sin más sino que ha estado conspirando para destruir sus conexiones con la vida, y que todos sus escondites están en peligro, si es que no han sido profanados ya.
En una gran ironía, mientras Voldemort repasa mentalmente los escondites de sus horrocruxes y se tranquiliza a sí mismo porque sabe que Harry nunca podría encontrarlos ni llegar a ellos aunque supiera dónde están, le está dando a Harry la localización que no conocía, además de confirmar que Nagini es el otro. En todo caso, Voldemort decide examinar sus escondites, una precaución sabia; para Harry el siguiente paso está claro.
Sólo tienen tiempo hasta que Voldemort descubra que todos sus horrocruxes han desaparecido; antes de que eso suceda tienen que entrar en Hogwarts y descubrir dónde está el que falta para llevárselo y destruirlo. Y no hay tiempo para planear nada esta vez.
Tampoco es que les fuera a servir de mucho planear al detalle, visto lo visto en este libro.
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