En el capítulo 14 de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, Harry, Ron y Hermione se recuperan tras su última aventura, y Harry tiene que afrontar la idea de que no sabe qué hacer a continuación.
A pesar de todos los problemas, nuestros héroes han conseguido hacerse con el horrocrux, pero el precio ha sido alto. Han tenido que renunciar a volver al número 12 de Grimmauld Place y ahora los mortífagos tendrán acceso a él. Tampoco pueden contar más con Kreacher.
Además, entre todo el caos durante la aparición Ron ha sufrido una despartición, lo que quiere decir que estará fuera de juego un tiempo. Es duro verle así, pero Harry y sobre todo Hermione toman las riendas de la situación enseguida.
Está claro que Hermione sabía que tendrían que instalarse en el campo antes o después, porque tenía preparada la tienda y ha aprendido los conjuros necesarios para mantener lejos a los intrusos. Por ahora está bien, pero está claro desde el principio que la comida va a ser un problema.
Por su parte, Harry intenta ser firme y tomar las decisiones necesarias, pero en el fondo sabe que no tiene ni idea de qué hacer ahora, y que nunca lo supo en realidad. Al principio contaba con tener ideas una vez se pusiera "en marcha", y cuando empezaba a tener dudas descubrieron la pista sobre el guardapelo, con lo que tuvieron algo que hacer y Harry pudo alimentar la idea de que todo se iría resolviendo.
La realidad es que aunque tienen el guardapelo, no saben ni cómo destruirlo ni dónde encontrar los otros horrocruxes, y no pueden pedir la ayuda de nadie: están solos, y Harry se ve obligado a encarar su situación, más que le pese: no está en una aventura en la que recibes la siguiente pista en cuanto terminas la anterior, sino que está embarcado en una búsqueda con pocas probabilidades de éxito y con muy pocos indicios.
Es normal que ante su inseguridad Harry acuda a las dos figuras que han marcado su vida de una forma u otra, Dumbledore y Voldemort. Con todo lo que ha descubierto recientemente sobre el primero, sea cierto o no, Harry se ha dado cuenta de que no conocía al profesor tanto como pensaba, y que le ocultó muchas cosas que podrían haber sido importantes, así que en parte le culpa de estar en esa situación: le confió esa misión, pero se fue sin darle las pistas necesarias, y por eso está así.
En cuanto a Voldemort, él tiene su propia búsqueda, y sin darse cuenta está dejando a Harry ver sus movimientos. Lamentablemente, para nuestro protagonista las acciones de su enemigo no tienen sentido, pues su teoría de que estaba buscando una varita nueva ha quedado descartada; está claro que nuestro héroe está ignorando el peligro de entrar en la mente de Voldemort por la posibilidad de, tal vez, obtener alguna pista que les lleve a algún horrocrux, a poder proseguir moviéndose hacia algo tangible.
Lamentablemente, van a quedarse así un tiempo.
Observaciones y curiosidades:
- En la traducción Ron dice que lo de pronunciar el nombre de Voldemort es como un embrujo, algo muy específico; en el original dice jinx, que puede significar "maldición" o "gafe", y parece que Ron lo usa en el segundo sentido (aunque acierte por casualidad con el otro).
- Cuando Ron se queja de que nadie le había dicho que tenían el guardapelo, Hermione responde en el original que les estaban persiguiendo los mortífagos, no los dementores como en la traducción.
- El joven al que Harry vio en los recuerdos de Gregorovitch es Grindelwald, al que ya vio de joven en el libro de Skeeter cuando estaba en el despacho de Umbridge. Sin duda Voldemort tampoco lo sabía, y tardó en averiguar su identidad; es curioso preguntarse cómo llegó a descubrir quién era.
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