En el capítulo 34 de Harry Potter y la Orden del Fénix, Harry y los demás viajan al Ministerio de Magia con la esperanza de rescatar a Sirius, pero no se encuentran con lo que esperaban.
Tras librarse de todos los impedimentos, Harry al fin puede viajar al rescate de Sirius como pensaba hacer desde un principio. No está claro cuánto tiempo ha transcurrido desde el examen de Historia de la Magia, pero han sido varios capítulos y han pasado muchas cosas; casi parece una eternidad. Harry se aferra a la idea de que su cicatriz no le ha dolido tanto como otras veces, así que Voldemort no está ni muy contento ni muy furioso. Sin duda está dependiendo demasiado de su cicatriz, y su enemigo se está aprovechando de ello. Seguro que está tan tranquilo en su base esperando resultados.
Por su parte, los mortífagos se han puesto en marcha y han eliminado cualquier obstáculo que los chicos pudieran haberse encontrado en su camino a la sala de las profecías, principalmente los encargados de la seguridad. La verdad, me sorprende que el Ministerio tenga tan poca seguridad. Vale que los malos son bastantes y buenos magos, y que a esas horas habrá pocos empleados, pero es que Harry y los otros usan la entrada de visitantes como si tal cosa cuando en principio el edificio debería estar cerrado. Es todo muy raro.
Los chicos se mosquean al ver que no hay seguridad, pero siguen adelante, y al entrar en el Departamento de Misterios todo se vuelve de lo más extraño. Para empezar, están siguiendo las direcciones de alguien que ha estado allí en sueños; es cierto que son más visiones que sueños, pero cada vez que Harry habla de lo que hacía en sus sueños suena más ridículo. En ocasiones parece más emocionado por estar en el lugar que visita mientras duerme que ansioso por rescatar a Sirius.
Además, el Departamento de Misterios parece menos un laboratorio de investigaciones secretas y más una casa del terror, con paredes que se mueven y te desorientan, cerebros en una pecera y un arco misterioso que emite los susurros de los muertos o algo por el estilo (a día de hoy sigo sin tener claro qué se supone que es). Aunque se supone que tienen mucha prisa, el grupo termina entreteniéndose con todo lo que ven, como si estuvieran de excursión. Harry no podría estar más hasta las narices, e incluso él se distrae a veces. Los mortífagos también debían estar impacientes, lo que explicaría ciertas decisiones por su parte.
Cuando al fin llegan a la sala de las profecías todo se vuelve más serio, para caer a plomo en el momento en que llegan a la zona final de la sala, en la que no hay absolutamente nada, ni siquiera señales de que alguien haya estado allí antes.
Es difícil imaginar lo que pasa por la cabeza de Harry en ese momento, y desde luego en la de los demás; él se da cuenta rápido de que Hermione tenía razón, su visión no era real, pero después de todo lo que han pasado para llegar hasta allí no quiere reconocerlo, y se aferra a lo primero que le permita darle sentido a todo, la profecía que incluye su nombre, y que Ron desafortunadamente nota y hace ver a los demás. Con la profecía fuera de su pedestal, los mortífagos se dejan ver.
No voy a meterme con Harry por coger la profecía; si no lo hubiera hecho los mortífagos habrían intentado obligarle a cogerla bajo amenaza de matar a sus amigos. Al menos ahora pueden apiñarse para cubrirse y plantear una estrategia contra el ataque inesperado.
Observaciones y curiosidades:
- Lo que le dice Harry a Ron cuando este se queja de no poder ver a los thestrals difiere en el original y la traducción: en la traducción, le dice que de ser él no se quejaría de poder verlos, posiblemente porque eso supone haber visto morir a alguien; en el original le dice que mejor que rece por que siga siendo invisible para él, como insinuando que pronto podría ver morir a alguien.
- El conjuro flagrate viene del latín flagro, que significa "brillante" o "destacable" (de esa palabra viene el término español "flagrante").
- La sala cerrada que funde la navaja de Sirius es al parecer la sala en la que se estudia el poder mágico antiguo, que Dumbledore asemeja al poder del amor.
- En la etiqueta de la profecía, S.P.T. es Sybill Patricia Trelawney, quien pronunció la profecía; A.P.W.B.D. es Albus Percival Wilfric Brian Dumbledore, quien la escuchó según se pronunciaba; el Señor Tenebroso es Voldemort, por supuesto, pero le llaman así porque es el término que usa Trelawney en la profecía; finalmente, la interrogación junto al nombre de Harry significa que se cree que se refiere a él, pero no está confirmado.
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