En el capítulo 26 de Harry Potter y la Orden del Fénix, la vida sigue después de la entrevista de Harry, con sus altibajos de buenas y malas noticias.
La verdad es que me hubiera gustado saber más sobre cómo fue la entrevista. Skeeter interrogando sin piedad a Harry sobre el retorno de Voldemort y Luna mandándole la crónica a su padre hubieran sido buenas escenas; también habría estado bien saber qué incluía exactamente la declaración, si era una narración cronológica o hablaba de otras cosas también.
En todo caso, está hecho, y ahora sólo queda esperar a las consecuencias, para bien o para mal. Al menos Harry tiene la buena conciencia de haber actuado según debía, y saber que el público tendrá acceso a su versión si quieren conocerla, que es lo importante.
Mientras tanto, la vida sigue, y por primera vez Harry tiene que presenciar un partido de Gryffindor desde los asientos en lugar de estar jugando. Las cosas no van nada bien para el equipo sin él, Fred y George, pues los nuevos golpeadores no dan la talla y Ron ha perdido toda la confianza, algo con lo que sin duda Harry hubiera podido ayudar de haber estado en el campo. Al menos esta situación ha servido para que Ginny pueda revelar su talento oculto con el vuelo.
Pocos días después del partido, se publica la entrevista, con resultados inmediatos. Como suele ocurrir en estos casos, la versión de Harry convence a algunos y reafirma la opinión negativa de otros, pero el resultado en general es positivo. Por supuesto, no habrían conseguido extender tanto la entrevista por Hogwarts de no ser por la prohibición de Umbridge.
A este efecto se le conoce como el efecto Streisand, llamado así por la cantante y actriz Bárbara Streisand, que exigió públicamente a un fotógrafo que retirara una foto de su casa de su página web, y al hacerlo atrajo la atención general y la foto que ella no quería que se viese se hizo viral. La idea es que si una entidad con autoridad, fama o influencia de algún tipo denuncia y prohíbe públicamente algo, al hacerlo lo anuncian a quienes no lo conocían de antemano, con lo que muchos se interesarán en averiguar qué pasa, cuando si la entidad no hubiera intervenido ese algo habría tenido menos difusión y se habría olvidado rápidamente.
Esto es lo que sucede: al ser El Quisquilloso un medio muy poco respetado, llama la atención que el Ministerio prohíba su lectura sin dar explicaciones, y tras saber cuál es la razón dará lugar a sospechas sobre la versión oficial. Vamos, que no ha sido el mejor plan de Umbridge. Además trae de nuevo a Cho y a Seamus al lado de Harry, así que todos contentos.
Lamentablemente, la celebración en la sala común pone tenso a Harry y le hace tener otra visión, esta vez bajo la piel del propio Voldemort. Aunque la conversación que espía es interesante y confirma las sospechas que tenían nuestros héroes, lo cierto es que Hermione tiene razón y Harry debería tomarse en serio la oclumancia, porque sus visiones van a peor y en el fondo Harry quiere saber lo que hay tras la puerta, aún sabiendo que si lo averigua es porque Voldemort lo tiene, con todo lo que ello implicaría.
No estoy diciendo que apoye a Snape con esto, pero también tiene razón al decir que Harry no se lo toma en serio, aunque su forma de hacerlo no sea la mejor para alentar al muchacho. Tras otra incursión en el Departamento de Misterios en plena clase Snape ya está hasta las narices, pero al insultar a Harry le hace concentrarse y acaba probando su propia medicina, con Harry presenciando algunos de los recuerdos de Snape.
La escena es de lo más tensa: Harry no se esperaba que su profesor tuviera un pasado semejante, no especialmente distinto del suyo, y teme la reacción del profesor, mientras que Snape trata de aparentar profesionalidad pero está enfadado y avergonzado de lo que ha pasado, y quién sabe qué habría pasado si la sesión hubiera continuado.
Nunca lo sabremos, porque son interrumpidos por el despido de la profesora Trelawney. Umbridge debe estar cabreada por el fiasco de El Quisquilloso y por eso convierte el despido de Trelawney en un acto dramático y muy público para dejar claro su poder. Te caiga bien o no la profesora, sin duda es fácil sentir lástima por ella, como le pasa a McGonagall.
Por suerte, Dumbledore lo tenía previsto y aprovecha huecos en los decretos para dejar que Trelawney siga viviendo en Hogwarts y para contratar a un nuevo profesor de Adivinación, uno que, además de ser un profesional cualificado, es una burla manifiesta hacia la profesora Umbridge: Firenze el centauro.
A ver cómo reacciona Umbridge ante esta nueva incorporación.
Observaciones y curiosidades:
- El título del episodio, Visto y no visto, se titula en inglés Seen and Unforeseen, usando un juego de palabras. Al mantenerlo en la traducción, se pierde el significado de unforeseen, que significa "imprevisto". Además, las dos palabras inglesas se relacionan con la adivinación.
- En el original, Harry nota que el acercamiento de Seamus es algo tan bueno como el que Cho haga lo mismo. Sacad las conclusiones que queráis.
- Las intenciones de Dumbledore para mantener a Trelawney en Hogwarts son claras: más allá de la compasión, sabe que Voldemort busca la profecía, y por tanto la persona que la realizó estará en peligro.
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