Hay que ser sinceros con esto: incluso en una primera lectura, sabemos que Harry no va a ser expulsado de Hogwarts, no cuando estamos al principio del quinto libro y quedan otros dos. Rowling lo sabe, y escribe este capítulo con ello en mente.
Cuando Harry se despierta temprano, él y Arthur se ponen en marcha antes de tiempo (afortunadamente), y deciden viajar de forma no mágica para causar mejor impresión, o al menos es lo que Arthur afirma. Probablemente quería una excusa para viajar en metro, pues si lo hace solo se acabaría perdiendo. No creo que al Ministerio le importe demasiado cómo llegues allí a menos que quebrantes alguna ley mágica.
Su entusiasmo con la vida normal del muggle londinense contrasta con el que el lector sentirá en el lugar de trabajo de Arthur, que a él le parecerá totalmente normal. Harry está demasiado nervioso como para disfrutarlo todo como hizo con el Callejón Diagon, por ejemplo, pero el lector se lo pasará en grande.
La gracia es que el Ministerio no es tan distinto de cualquier oficina muggle, con su guarda de seguridad, sus ascensores repletos y sus cubículos, pero todo está impregnado de magia en su forma más pragmática, como chimeneas instaladas para entrar y salir y aviones de papel embrujados para mandar mensajes entre departamentos.
En mi opinión, el viaje en ascensor es la parte más interesante, pues permite dar a conocer cómo funciona el mundo mágico. Con una descripción simple queda claro cuál es la función de cada departamento y qué aporta a la estabilidad del mundo mágico británico:
En el Departamento de Deportes y Juegos Mágicos se ocupan de organizar los partidos de quidditch de las ligas oficiales, así como de otros deportes y juegos menores como los gobstones.
El Departamento de Transportes Mágicos se encarga de regular los medios de transporte, y emite permisos para vender escobas, para incluir chimeneas en la red flu, para crear trasladores y para poder aparecerse.
El Departamento de Cooperación Mágica Internacional está en contacto con sus homólogos de los otros Ministerios, para asegurar la colaboración entre las comunidades mágicas de los diferentes países.
El Departamento de Regulación y Control de las Criaturas Mágicas se ocupa de mantener las actividades de las criaturas con capacidades mágicas fuera del conocimiento de los muggles, tanto en las criaturas y seres con conciencia de sí mismos como respecto a las que son catalogadas como bestias salvajes. También se ocupan de las plagas de estas criaturas, que por sus capacidades pueden requerir un manejo experto.
En el Departamento de Accidentes y Catástrofes en el Mundo de la Magia se ocupan de los incidentes más graves, que ponen en peligro la seguridad y el secreto del mundo mágico. Ellos ponen fin al problema, borran la memoria de los testigos muggles e inventan una explicación plausible para que lo sucedido no llame su atención.
Finalmente, el Departamento de Seguridad Mágica se encarga de incidentes más aislados, como criminales de mayor o menor gravedad y daños a propiedades individuales. Aquí se encuentra la Oficina de Aurores, que es de interés para Harry, y que se estructura como el típico precinto policial.
La oficina de Arthur también está en esta planta, aunque es muy pequeña y está al fondo, otro elemento habitual en unas oficinas. Ahora que hemos terminado con la ruta turística, Rowling sorprende una vez más revelando que han cambiado la hora de la vista en el último momento y que Harry sólo va a poder llegar un poco tarde gracias a haber ido temprano, y que además la vista se va a celebrar en las antiguas salas del Wizengamot. Todo resulta bastante sospechoso, la verdad.
Esta táctica ayuda a que el lector esté tan nervioso como Harry, y tras una breve excursión por el misterioso Departamento de Misterios, nuestro protagonista entra en la sala como si entrara en su ejecución. A ver qué tal le va.
Estamos en abril ya, así que esta semana publicaré una traducción de Pottermore. Esta semana será sobre los polvos flu y la red flu.
Observaciones y curiosidades:
- En este capítulo se menciona por primera vez a Scrimgeour, futuro ministro y en este momento el jefe de la Oficina de Aurores.
- El aparato que el empleado de seguridad usa con Harry es una sonda de ocultación, que detecta magia escondida, como transformaciones por la poción multijugos u objetos mágicos.
- La primera planta del Ministerio, que no se ve en este capítulo, comprende la oficina del ministro y su personal adjunto. Harry la explorará cuando se infiltre en el Ministerio en Las reliquias de la muerte.
- La confusión entre armas de fuego/juego es en el original firearms/firelegs, pues arms puede significar "armas" o "brazos" (legs significa "piernas").
- Harry se enterará de qué va el artículo sobre Sirius en El Quisquilloso en su viaje a Hogwarts. Es tan ridículo como uno se imagina.
- Volvemos a ver a Broderick Bode, el inefable que será manipulado por los mortífagos para robar la profecía y que se volverá loco al cogerla.
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