Ha llegado de hora de hablar de Draco Malfoy, el abusón de la clase que llegó más lejos de lo que quería en la maldad, y consiguió volver atrás. Unos le aman, otros le odian y a pocos deja indiferente. Veamos su historia:
"Draco Malfoy creció como hijo único en la Mansión Malfoy, la magnífica mansión de Wiltshire que había estado en posesión de su familia durante muchos siglos. Desde el momento en el que pudo hablar le dejaron claro que era triplemente especial: como mago, como sangre pura y como miembro de la familia Malfoy.
Draco fue criado en una atmósfera de lamento por que el Señor Tenebroso no hubiera tenido éxito en tomar el mando de la comunidad mágica, aunque le recordaron con prudencia que no debería expresar estos sentimientos fuera del pequeño círculo de la familia y los amigos cercanos "o papi podría tener problemas". En su infancia Draco se asociaba principalmente con los hijos de sangre pura de los compañeros ex mortífagos de su padre, y por tanto llegó a Hogwarts con una pequeña banda de amigos, incluyendo a Theodore Nott y Vincent Crabbe.
Como todos los niños de la edad de Harry Potter, Draco oyó historias del Niño que Sobrevivió durante su infancia. Durante años circulaban muchas teorías diferentes de cómo pudo sobrevivir Harry a lo que debería haber sido un ataque letal, y una de las más persistentes es que el mismo Harry era un gran mago tenebroso. El hecho de que le habían sacado de la comunidad mágica parecía (para los pensadores esperanzados) apoyar su teoría, y el padre de Draco, el taimado Lucius Malfoy, era uno de aquellos que se suscribía con más ganas a aquella teoría. Era consolador pensar que él, Lucius, podría tener una segunda oportunidad de dominación mundial si el chico Potter demostrara ser otro campeón más grande de la sangre pura. Fue, por tanto, en el conocimiento de hacer algo que su padre no desaprobaría, y con la esperanza de poder llevar noticias interesantes a casa, que Draco Malfoy le ofreció su mano a Harry Potter cuando se dio cuenta de quién era en el Expreso de Hogwarts. La negativa de Harry a aceptar los acercamientos de amistad de Draco, y el hecho de que ya había formado una alianza con Ron Weasley, cuya familia es el anatema para los Malfoy, volvió a Malfoy contra él de inmediato. Draco se dio cuenta, correctamente, de que las esperanzas de los ex mortífagos (de que Harry Potter era otro Voldemort mejor) eran completamente infundadas, y su enemistad mutua quedó asegurada desde ese momento.
Buena parte del comportamiento de Draco estaba modelado en la persona más impresionante que conocía (su padre) y copió con fidelidad los modales fríos y desdeñosos de Lucius con cualquiera que no estuviera dentro de su círculo interno. Tras reclutar a un segundo esbirro (Crabbe ya estaba en posición antes de Hogwarts) en el tren a la escuela, el menos imponente físicamente Malfoy utilizó a Crabbe y Goyle como una combinación de esbirros y guardaespaldas en sus seis años de vida escolar.
Los sentimientos de Draco hacia Harry siempre estuvieron basados, en gran parte, en la envidia. Aunque nunca buscaba la fama, Harry era sin duda la persona de la que más se hablaba y la más admirada de la escuela, y eso naturalmente chocaba con un chico que había crecido creyendo que ocupaba una posición casi de la realeza en la comunidad mágica. Lo que es más, Harry tenía un gran talento a la hora de volar, la habilidad en la que Malfoy estaba seguro de destacar frente a los otros alumnos de primero. El hecho de que el profesor de Pociones, Snape, tenía debilidad por Malfoy mientras que despreciaba a Harry fue sólo una leve compensación.
Draco recurrió a muchas tácticas sucias en su cruzada perpetua para molestar a Harry o desacreditarle frente a los demás, incluyendo contar mentiras sobre él a la prensa, fabricar insignias insultantes sobre él, intentar maldecirle por la espalda y vestirse como un dementor (a los que Harry había demostrado ser particularmente vulnerable). Sin embargo, Malfoy tuvo sus propios momentos de humillación a manos de Harry, notablemente en el campo de quidditch, y nunca olvidó la vergüenza de ser transformado en un hurón botador por un profesor de Defensa contra las Artes Oscuras.
Aunque muchos pensaban que Harry Potter, que había sido testigo del renacimiento del Señor Tenebroso, era un mentiroso y un fantasioso, Draco Malfoy era uno de los pocos que sabía que Harry estaba diciendo la verdad. Su propio padre había sentido arder su Marca Tenebrosa y voló a reunirse con el Señor Tenebroso, y fue testigo del duelo en el cementerio de Harry y Voldemort.
Las discusiones de estos eventos en la Mansión Malfoy dieron luz a un conflicto de sensaciones en Draco Malfoy. Por un lado estaba emocionado de que Voldemort hubiera vuelto, y que lo que su familia describía como los días de gloria de la familia hubieran vuelto una vez más. Por el otro, las discusiones entre susurros sobre la forma en que Harry había, una vez más, evitado los intentos del Señor Tenebroso de matarle le causaron a Draco arrebatos mayores de ira y envidia. Tanto como los mortífagos despreciaban a Harry como obstáculo y como símbolo, discutían sobre él seriamente como adversario, mientras que Draco seguía relegado al estatus de niño de escuela por los mortífagos que se reunían en casa de su padre. Aunque estaban en lados opuestos de la batalla en ciernes, Draco sentía envidia del estatus de Harry. Se animó imaginándose el triunfo de Voldemort, viendo a su familia honrada bajo un nuevo régimen, y él mismo adorado en Hogwarts como el importante e impresionante hijo del segundo de Voldemort.
La vida escolar dio un vuelco en el quinto curso de Draco. Aunque tenía prohibido discutir en Hogwarts lo que había oído en casa, Draco sacó placer de triunfos pequeños: era un prefecto (y Harry no lo era) y Dolores Umbridge, la nueva profesora de Defensa contra las Artes Oscuras, parecía despreciar a Harry tanto como él. Se convirtió en miembro de la Brigada Inquisitorial de Dolores Umbridge, y convirtió en sus asuntos intentar averiguar qué planeaban Harry y una panda de estudiantes dispares, mientras ellos formaban y entrenaban en secreto como la organización prohibida el Ejército de Dumbledore. Sin embargo, en el mismo momento de triunfo, cuando Draco había acorralado a Harry y a sus camaradas, y cuando parecía que Harry debía ser expulsado por Umbridge, se le escapó de entre los dedos. Aún peor, Harry consiguió desbaratar el intento de Lucius Malfoy de matarle, y el padre de Draco fue arrestado y enviado a Azkaban.
El mundo de Draco cayó en pedazos. De haber estado, como él y su padre habían creído, en la cúspide de la autoridad y el prestigio como nunca habían conocido antes, a que su padre fuera sacado de la casa familiar y encerrado, lejos, en la temible prisión de magos custodiada por dementores. Lucius había sido el modelo a seguir de Draco y su héroe desde la infancia. Ahora él y su madre eran parias entre los mortífagos; Lucius era un fracasado y estaba desacreditado a los ojos del furioso lord Voldemort.
La existencia de Draco había sido enclaustrada y protegida hasta este punto; había sido un chico privilegiado con poco que lo perturbara, seguro de su estatus en el mundo y con su cabeza llena de preocupaciones nimias. Ahora, sin su padre y con su madre afectada y con miedo, tenía que asumir las responsabilidades de un hombre.
Lo peor estaba por llegar. Voldemort, buscando castigar a Lucius aún más por el fracaso en la captura de Harry, exigió que Draco realizara una tarea tan difícil que casi con seguridad fracasaría, y lo pagaría con su vida. Draco debía asesinar a Albus Dumbledore; cómo, Voldemort no se molestó en decirlo. Draco debía actuar por iniciativa propia, y Narcisa supuso correctamente que su hijo estaba siendo preparado para un fracaso por un mago sin piedad y que no toleraba el fracaso.
Furioso contra el mundo que parecía haberle dado la espalda a su padre de repente, Draco aceptó convertirse en un mortífago oficial y accedió a cometer el asesinato que Voldemort le había ordenado. En esta etapa primaria, lleno de deseos de venganza y para devolver a su padre al favor de Voldemort, Draco apenas entendía lo que le estaban pidiendo hacer. Todo lo que sabía es que Dumbledore representaba todo lo que le disgustaba a su padre encarcelado; Draco consiguió convencerse a sí mismo con facilidad de que él también pensaba que el mundo sería un lugar mejor sin el director de Hogwarts, alrededor del cual se reunía siempre la oposición a Voldemort.
Cautivado con la idea de ser un mortífago de verdad, Draco marchó a Hogwarts con un ardiente sentido de propósito. Sin embargo, gradualmente, según descubría que la tarea era mucho más difícil de lo que había anticipado, y después de casi matar a otras dos personas en lugar de a Dumbledore, el temple de Draco comenzó a fallar. Con la amenaza de ataques a su familia y a sí mismo colgando sobre él, comenzó a derrumbarse bajo la presión. Las ideas que Draco tenía sobre sí mismo y sobre su lugar en el mundo se estaban desintegrando. Toda su vida había idealizado a un padre que abogaba por la violencia y que no tenía miedo de usarla, y ahora que su hijo descubría que no tenía gusto por el asesinato, lo sentía como una debilidad vergonzosa. Incluso entonces no pudo librarse de su acondicionamiento: se negó repetidamente a recibir ayuda de Severus Snape, porque tenía miedo de que Snape intentara robarle su "gloria".
Voldemort y Snape subestimaron a Draco. Demostró ser adepto en oclumancia (el arte mágico de repeler los intentos de leer la mente), lo que fue esencial para la tarea encubierta que había emprendido. Tras dos intentos fracasados de atentar contra la vida de Dumbledore, Draco tuvo éxito en su ingenioso plan para introducir a un grupo entero de mortífagos en Hogwarts, con el resultado de que Dumbledore acabó muerto, aunque no a manos de Draco.
Incluso viéndose frente a un Dumbledore débil y sin varita, Draco se encontró incapaz de dar el golpe de gracia porque, a pesar de sí mismo, quedó conmovido por la bondad de Dumbledore y su pena por el que podría ser su asesino. Snape cubrió a Draco, mintiéndole a Voldemort sobre que Draco había bajado su varita antes de que él llegara a la Torre de Astronomía; Snape enfatizó la habilidad de Draco para introducir a los mortífagos en la escuela, y a la hora de acorralar a Dumbledore para que él, Snape, lo matara.
Cuando Lucius fue liberado de Azkaban poco después, a la familia se le permitió volver a la Mansión Malfoy con sus vidas. Sin embargo, ahora estaban completamente desacreditados. De soñar con el mayor estatus bajo el nuevo régimen de Voldemort los Malfoy se encontraron en el rango más bajo entre los mortífagos; débiles y fracasados, y a los que Voldemort trataba con desdén y desprecio.
La personalidad cambiada, pero aún en conflicto, de Draco se reveló en sus acciones durante el resto de la guerra entre Voldemort y aquellos que intentaban detenerle. Aunque Draco aún no se había librado de la esperanza de devolver a la familia a su antigua posición elevada, su conciencia despertada de manera inconveniente le llevó a intentar (a medio gas, tal vez, pero posiblemente lo mejor que pudo bajo aquellas circunstancias) salvar a Harry de Voldemort cuando fue capturado y llevado a la Mansión Malfoy. Sin embargo, durante la batalla final en Hogwarts Malfoy hizo otro intento de capturar a Harry y a partir de ahí salvar el prestigio de sus padres, y posiblemente sus vidas. Si podría haber llegado a entregar realmente a Harry no es importante; sospecho que, como con su intento de asesinato de Dumbledore, de nuevo habría descubierto la realidad de llevar a cabo la muerte de otra persona mucho más difícil en la práctica que en la teoría.
Draco sobrevivió al asedio de Voldemort porque Harry y Ron le salvaron la vida. Después de la batalla su padre esquivó la cárcel aportando pruebas contra otros mortífagos, ayudando a asegurar la captura de muchos de los seguidores de lord Voldemort que habían huido y estaban ocultos.
Los eventos de los últimos años de la adolescencia de Draco cambiaron su vida para siempre. Las creencias con las que había crecido se habían visto desafiadas de la forma más aterradora: había experimentado el terror y la desesperación, había visto a sus padres sufrir por sus lealtades, y había sido testigo de cómo se derrumbaba todo aquello en lo que su familia había creído. Las personas a las que había aprendido a odiar, o había llegado a hacerlo, como Dumbledore, le habían ofrecido auxilio y bondad, y Harry Potter incluso le había dado su vida. Después de los eventos de la segunda guerra de los magos, Lucius encontró a su hijo tan afectivo como siempre, pero negándose a seguir la misma vieja línea de los sangre pura.
Draco se casó con la hermana pequeña de un compañero de Slytherin, Astoria Greengrass, que había pasado por una conversión similar (aunque menos violenta y aterradora) de los ideales de la sangre pura a una visión del mundo más tolerante, resultó para Narcisa y Lucius una especie de decepción como nuera. Tenían muchas esperanzas en una chica cuya familia se encontraba en los Sagrados Veintiocho, pero dado que Astoria se negó a criar a su nieto Scorpius bajo la creencia de que los muggles eran escoria, las reuniones familiares a menudo estaban llenas de tensión."
Pensamientos de J. K. Rowling
"Cuando empieza la serie Draco es, en casi todos los sentidos, el abusón arquetípico. Con la fe sin cuestión en su propio estatus que ha embebido de sus padres de sangre pura, inicialmente le ofrece su amistad a Harry bajo la suposición de que basta con que haga la oferta para que la acepte. La riqueza de su familia contrasta con la pobreza de los Weasley; esto también es una fuente de orgullo para Draco, aunque las credenciales de sangre de los Weasley son idénticas a las suyas.
Todos reconocen a Draco porque todos han conocido a alguien como él. La creencia de esas personas en su propia superioridad puede ser molesta, dar risa o ser intimidante dependiendo de las circunstancias en las que uno las conoce. Draco consigue provocar todas estas sensaciones en Harry, Ron y Hermione en un momento u otro.
Mi editor británico cuestionó que Draco fuese tan hábil en oclumancia, cuando Harry (que es lo bastante hábil para producir un patronus tan joven) nunca la dominó. Yo argumenté que era perfectamente consistente en el personaje de Draco encontrar fácil encerrar las emociones, compartimentalizar y negar partes esenciales de sí mismo. Dumbledore le cuenta a Harry al final de La Orden del Fénix que es una parte esencial de su humanidad que pueda sentir ese dolor; con Draco intentaba mostrar que negar el dolor y suprimir el conflicto interno sólo puede llevar a una persona dañada (que tiene muchas probabilidades de infligir daño a otras personas).
Draco nunca se da cuenta de que se convierte, durante buena parte de un año, en el auténtico dueño de la Varita de Sáuco. Es mejor así, en parte porque el Señor Tenebroso es hábil en legeremancia, y habría matado a Draco en un instante si hubiera obtenido un susurro de la verdad, pero también porque, a pesar de su conciencia latente, Draco permanece presa de todas las tentaciones que le han enseñado a admirar, la violencia y el poder entre ellas.
Me da pena Draco, al igual que Dudley. Ser criado por los Malfoy o los Dursley sería una experiencia muy dañina, y Draco pasa por terribles pruebas como resultado directo de los principios mal entendidos de su familia. Sin embargo, los Malfoy tienen una gracia que los salva: se quieren unos a otros. Draco está tan motivado por el miedo a que algo les pase a sus padres como a sí mismo, mientras que Narcisa lo arriesga todo cuando le miente a Voldemort al final de Las Reliquias de la Muerte y le dice que Harry está muerto, simplemente para poder llegar hasta su hijo.
Por todo esto Draco permanece como una persona de moralidad dudosa en los siete libros publicados, y a menudo he tenido que remarcar lo perturbada que me he sentido por las chicas que se han prendado de este personaje ficticio en particular (aunque no desdeño el interés en Tom Felton, que interpreta a Draco en las películas de manera brillante y, irónicamente, es como la persona más agradable que te puedas encontrar). Todo esto me ha dejado en la nada envidiable posición de echar un gélido sentido común sobre las ensoñaciones de los lectores ardientes al decirles, de forma bastante severa, que Draco no ocultaba un corazón de oro bajo todos sus insultos y prejuicios y que no, él y Harry no estaban destinados a acabar como mejores amigos.
Imagino que Draco acabó teniendo una versión modificada de la existencia de su padre; rico de manera independiente, sin necesidad de trabajar. Draco habita la Mansión Malfoy con su mujer y su hijo. En sus hobbies veo mayor confirmación de su naturaleza dual. La colección de artefactos oscuros proviene de la historia familiar, aunque los mantiene en vitrinas y nunca los utiliza. Sin embargo, su extraño interés en manuscritos alquímicos, de los que nunca intenta crear una Piedra Filosofal, da a entender un deseo de algo más allá de la riqueza, quizás incluso el deseo de ser un hombre mejor. Tengo grandes esperanzas en que cuidará de Scorpius para que sea un Malfoy mucho más bondadoso y tolerante de lo que él fue en su juventud.
Draco tuvo muchos apellidos antes de contentarme con "Malfoy". En varios momentos de los primeros borradores era "Smart", "Spinks" o "Spungen". Su nombre cristiano procede de una constelación, la del dragón, y aun así el núcleo de su varita es de unicornio.
Esto era simbólico. Hay, después de todo (y a riesgo de prender de nuevo fantasías insanas) algún bien sin extinguir en el corazón de Draco."
No hay comentarios:
Publicar un comentario