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lunes, 8 de junio de 2020

Harry Potter y el legado maldito: Segunda parte, Acto 4, Escenas 13-15

En el final de Harry Potter y el legado maldito, todo termina.

Los últimos tres actos de la obra son una especie de guinda para demostrar que todo ha terminado y los personajes podrán seguir adelante, pero por sí mismos no resultan demasiado jugosos. 

En el primero, vemos a Hagrid llegar a la casa de James y Lily y encontrarse con sus cuerpos y con Harry. Es una escena muy emotiva, como todas las que tiene Hagrid en este libro, pero después de haber visto cómo Harry era testigo del asesinato de sus padres esto queda un poco de más, sobre todo porque no aparece Sirius y no tiene mucho significado en la trama a estas alturas.

En el segundo, Albus y Scorpius vuelven a la vida normal de Hogwarts, y hablan sospechosamente de las chicas que les gustan sin venir a cuento. Sí que Scorpius ha estado extrañamente obsesionado con Rose, y Albus parecía interesado en Delphi, con su amigo bromeando con que le gustan las chicas mayores, pero terminar su gran amistad con esto se hace raro y artificial. Esperaba algo un poco más profundo.

Intentan algo en ese sentido en el último acto, en el que Albus y Harry conversan, intentando entrar en la mente del otro. Albus reconoce que su padre sufrió muchas de las cosas que él ha sufrido, y se siente más similar a su él de lo que pensaba, pero asegura que se parece más a su madre (algo con lo que no estoy en absoluto de acuerdo).

Al final, queda claro el problema fundamental que supone la grieta entre Harry y Albus: no está muy claro de dónde ha salido, cuándo empezó realmente y cómo y cuándo se ha solucionado. En un momento dado Albus empieza a respetar a su padre y no se sabe muy bien cómo; todo lo que se puede hacer es especular. Por eso ahora no pueden llegar a ninguna conclusión real, sino que se dedican a hablar de esto o aquello.

Por ejemplo, Harry dice que aunque ya no es un horrocrux aún no se había sacado a Voldemort de su mente, y por eso tenía pesadillas, le dolía la cicatriz y podía hablar pársel otra vez. Esa explicación me parece increíblemente estúpida, pues si todo fuera producto de la mente de Harry sus sueños no serían premonitorios ni habrían tardado años en aparecer, ni habrían dejado de ocurrir después de revivir la muerte de sus padres otra vez.

El concepto de no olvidar a aquellas personas cuya vida fue arrancada por el mal es uno mejor llevado, pero Craig fue introducido esencialmente para servir un rol, mientras que Cedric, que también estaría pensado para ello, era un personaje completo, con familia, amigos y experiencias compartidas con el héroe. Craig era alguien que pasaba por allí y tuvo mala suerte, pero en parte eso lo hace más trágico. Terminamos la obra con Harry y Albus juntos en la tumba de Cedric, lamentando los errores cometidos en el pasado pero aprendiendo de ellos para el futuro, y eso es algo que siempre está bien aprender.

Harry Potter y el legado maldito no es un libro perfecto, y se queda muy corto respecto a la heptalogía principal; contiene tantas incongruencias con el canon como referencias exactas hacia él, y los personajes varían mucho con respecto a lo que sabemos de ellos en su mayoría. La primera vez que lo leí me decepcionó bastante, y aunque no voy a decir que se ha redimido en esta lectura, sí que he encontrado cosas interesantes que sacar de sus páginas, aunque a veces haya tenido que hacer algún salto de lógica o perdonar algunas cosas. Es, como poco, una parte más de enorme abanico que es el universo Potter ahora mismo, y una que en lo que a mí respecta puede existir allí. Creo que es lo mejor que se puede decir.

En las próximas semanas me dedicaré a traducir los textos de Pottermore que faltan, y terminaré las entradas con análisis de los libros extra de la saga. Si alguno tenéis alguna idea para una nueva entrada, ¡no dudéis en sugerirla en los comentarios! ¡Nos vemos!

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