El texto de este mes trata de las pociones, brebajes mágicos con increíbles efectos que preparan los magos y brujas para su vida diaria, y que consisten en curiosos ingredientes y complicados métodos de preparación. Veamos qué descubrimos sobre ellas:
"A menudo se pregunta si un muggle podría crear una poción mágica si tuviera un libro de pociones y los ingredientes adecuados. La respuesta, desafortunadamente, es que no. Siempre hay algún elemento de manejo de varita necesario para elaborar una poción (añadir sin más moscas muertas y un asfódelo a un caldero sobre el fuego no te aportará más que una sopa asquerosa, por no mencionar venenosa).
Algunas pociones duplican los efectos de conjuros y encantamientos, pero algunas (por ejemplo, la poción multijugos, y la felix felicis) tienen efectos imposibles de alcanzar de ninguna otra forma. Generalmente hablando, las brujas y los magos favorecen el método que encuentren más sencillo, o más satisfactorio, para producir el fin requerido.
Las pociones no son para los impacientes, pero sus efectos normalmente son difíciles de deshacer por alguien que no sea otro hábil elaborador de pociones. Esta rama de la magia lleva consigo una cierta mística y por tanto estatus. También está la oscura distinción de manejar sustancias que son altamente peligrosas. La idea popular de un experto en pociones dentro de la comunidad mágica es la de una personalidad taciturna y de combustión lenta: Snape, de hecho, encaja a la perfección en el estereotipo.
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