El texto de este mes trata del curioso habitante de uno de los cuadros de Hogwarts, un tipo singular que siempre está dispuesto a ayudar sin que su ayuda sirva de mucho: sir Cadogan. ¿Quién era en vida? Veámoslo:
"Antes de que la comunidad mágica se viera forzada a ocultarse, no era inusual que los magos vivieran en la comunidad muggle y tuviesen lo que ahora tomaríamos como un trabajo muggle.
Es ampliamente creído en los círculos mágicos que sir Cadogan fue uno de los famosos Caballeros de la Tabla Redonda, aunque uno poco conocido, y que alcanzó la posición a través de su amistad con Merlín. Desde luego ha sido extirpado de todos los volúmenes muggles de la historia del rey Arturo, pero las versiones mágicas de las historias incluyen a sir Cadogan junto a sir Lancelot, sir Bedivere y sir Percival. Estas historias le revelan como impetuoso y rápido para enfadarse, y valiente hasta el punto de la temeridad, pero un buen hombre en el fondo.
El encuentro más famoso de sir Cadogan fue con el Guiverno de Wye, una criatura similar a un dragón que estaba aterrorizando el West Country. En su primer encuentro, la bestia devoró a la bella montura de sir Cadogan, partió su varita en dos de un mordisco y derritió su espada y su visor. Incapaz de ver a través del vapor que echaba su visor derretido, sir Cadogan apenas escapó con su vida. Sin embargo, en vez de huir, se arrastró a una llanura cercana, cogió a un pequeño y rollizo poni que estaba allí, saltó en él y galopó de vuelta hacia el guiverno con nada más que su varita rota en la mano, preparado para una muerte de valiente. La criatura bajó su temible cabeza para tragarse enteros a sir Cadogan y al poni, pero la varita astillada y descontrolada atravesó su lengua, prendiendo las fumarolas de gas que se elevaban de su estómago y causando que el guiverno explotase.
Los magos y brujas ancianos aún usan el dicho "Cogeré el poni de Cadogan" para querer decir "Sacaré el mayor partido posible a una situación complicada".
El retrato de sir Cadogan, que cuelga en la séptima planta del castillo de Hogwarts, le muestra con el poni en el que nunca más volvió a montar (y que, comprensiblemente tal vez, nunca tuvo aprecio hacia el caballero) y pinta con precisión su temperamento, su amor por un desafío temerario y su determinación para vencer al enemigo, venga lo que venga."
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