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lunes, 10 de junio de 2019

Capítulo 31: La Batalla de Hogwarts

En el capítulo 31 de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, comienza la batalla, y nadie saldrá intacto. Mientras tanto, Harry hace sus investigaciones para encontrar el horrocrux oculto en el castillo.

Antes de hablar de la batalla, voy a dedicarme a comentar las deducciones que hacen Harry y Ron (para variar) y que les permiten deshacerse de dos horrocruxes. Está claro que Rowling quiere despachar rápido el tema de los que faltan y hablar de los horrores de la guerra, así que voy a hacer lo mismo.

Sin duda, parece que Harry trabaja mejor bajo presión. Mientras busca a Ron y Hermione en el caos está dando vueltas de un lado para otro y su mente trabaja a pleno rendimiento. Primero tiene la idea brillante de preguntar por la diadema a alguien que no esté vivo, a la Dama Gris, y resulta que la fantasma tiene mucho que ver con la diadema.

Pensar que Ryddle consiguió embaucar a un fantasma cuando era un estudiante es increíble, y dice mucho de Harry ser capaz de sacarle a la Dama la información que quería cuando posiblemente Dumbledore lo intentó y no fue capaz. Por supuesto, las circunstancias tienen mucho que ver. La siguiente pregunta es: ¿dónde está ahora?

Cuando se enteró de la existencia de los horrocruxes, Harry temió que Voldemort hubiera usado objetos fáciles de pasar por alto, y escondidos de forma que pasaran desapercibidos. Dumbledore le aseguró que su enemigo no escogería objetos ni lugares corrientes, y por tanto nunca se

 imaginó que ocultaría un objeto tan valioso en el lugar en el que todos lo ocultan todo en Hogwarts. Es absurdo pensar que Voldemort creía que nadie podría entrar en la Sala de los Menesteres (la montaña de objetos escondidos es prueba de que mucha gente ha estado allí, aunque no fuesen capaces de volver después), pero sin duda estaba seguro de que nadie más que él descubriría cómo entrar a propósito. Se equivocaba, de nuevo.

Desgraciadamente para Voldemort, Harry ha tenido mucha experiencia con la Sala de los Menesteres, y para poner la guinda a la situación utilizó sin querer la diadema para marcar el lugar en el que escondió su libro de Pociones (algo que me asombra que el propio Harry recuerde). De camino allí se topa con Ron y Hermione, que ya se han deshecho de la copa de Hufflepuff gracias a los colmillos del basilisco de la Cámara de los Secretos (la ironía de cómo Voldemort puso las piezas para su propia destrucción no dejará de asombrarme). 

Fueron allí a sugerencia de Ron, una idea brillante que merece un buen beso de triunfo antes de la batalla. Ya era hora. Una intervención muy poco memorable de Malfoy y su pandilla después, la diadema está también destruida. Ya hablaré de Malfoy después. Vamos con la batalla.

El tema de la batalla final es muy frecuente en literatura, películas y series de televisión, y suele ser una buena forma de terminar una saga. Reúnes a todos los personajes posibles de todos los bandos, ya que todos necesitan toda la fuerza que puedan reunir, y les permites desarrollar sus habilidades y que cada uno se luzca en lo que mejor se le da, y que se le vea derrotando a algún soldado sin nombre, o si tiene suerte, a algún villano conocido. Pero esta no es la típica batalla.

Aunque todo empieza así, con casi todos los personajes uniéndose para la batalla final entre el bien y el mal, hay un ambiente de terror por encima de todo, y la muerte de Fred deja claro que las bromas van a ser muy pocas. La batalla ha empezado, y perder es morir. En cualquier momento puedes recibir un embrujo, o se te puede caer algo encima, o ser atacado por algo. Y si sobrevives, sabes que no todos tus seres queridos lo habrán hecho, y tendrás que preguntarte quién. Y ahora que todos los personajes están reunidos, nadie está a salvo.

Y la batalla no ha hecho más que empezar.

Observaciones y curiosidades:
  • En el original, es Ron quien anuncia la muerte de Crabbe, y no Harry como en la traducción. 

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