Páginas

Páginas relacionadas

lunes, 20 de mayo de 2019

Capítulo 29: La diadema perdida

En el capítulo 29 de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, Harry, Ron y Hermione vuelven a Hogwarts y comienzan la búsqueda del horrocrux.

Aunque ya habíamos oído algo de lo que estaba pasando en Hogwarts, ahora descubrimos por boca de Neville cómo están las cosas en el colegio desde la ausencia de nuestros héroes, y no es bonito. La idea de aleccionar a los jóvenes mientras les obligas por la fuerza a emplear torturas y atacar a sus compañeros está diseñado para convertir a las nuevas generaciones en personas afines al nuevo orden o destrozarles por completo para que no sean una amenaza. Quién iba a decir que lo de Umbridge podía ser peor.

Afortunadamente, nuestro trío de plata ha mantenido la lucha contra los Carrow y han estado montando una rebelión encubierta, al menos hasta que se han visto obligados a ocultarse. Ver a alumnos teniendo que esconderse por su vida en su propia escuela es algo inaudito. En estas circunstancias Neville ha dado un paso adelante y se ha convertido en el líder que siempre tuvo dentro de él; poco queda del chico asustadizo y nervioso que era al principio.

El resultado de todo es que cuando Harry y los demás llegan a la Sala de los Menesteres se encuentran con el viejo Ejército de Dumbledore y con nuevas incorporaciones ocultos mientras esperan la oportunidad de atacar, que según creen será cuando Harry aparezca para ayudarles a rebelarse. Qué decepción al saber que sólo están de paso.

Esta situación refleja las dos pasturas en conflicto que Harry tenía en La Orden del Fénix, el origen del Ejército de Dumbledore: por un lado, Harry se quejaba abiertamente de que la Orden no le permitía actuar, y sentía que tenía algo que aportar que los demás no reconocían. Por otro lado, Harry no quería que Neville, Luna y Ginny le acompañaran a rescatar a Sirius porque sentía que se pondrían en peligro, llevando al primero a preguntar si sus acciones con el ED eran sólo un juego o eran algo real.

Ahora Harry se encuentra en la situación en la que Dumbledore se encontraba, consciente de la importancia de la misión mayor y sin tiempo para inmiscuirse en una rebelión escolar que no tendrá sentido si no hacen lo que tienen que hacer de inmediato. Cuando el ED insiste en ayudar, Harry se pregunta: ¿hará lo mismo que Dumbledore y confiará sólo en unos pocos? ¿O compartirá la información que tiene con sus amigos y aliados para tener más posibilidades de conseguir su objetivo? No parece que sea casualidad que el objeto que buscan esté relacionado con el conocimiento.

Harry, con un buen consejo de Ron, opta por un punto intermedio, y les revela lo que están buscando sin decir qué es realmente o por qué lo necesitan. De esa forma, todos pueden juntar cabezas y llegan a la conclusión de que puede tratarse de la diadema de Ravenclaw, un objeto perdido hace mucho, y Luna lleva a Harry hasta su sala común para ver cómo es.

Tengo que decir que me encanta la sala común de Ravenclaw: una entrada en la que te juntas con compañeros para averiguar la forma de entrar; unas vistas geniales; libros; ¿qué más quieres? Bueno, probablemente podría pasar sin la mortífaga esperando para tender una emboscada, la verdad.

¿Pero por qué está allí?

Observaciones y curiosidades:
  • ¿Cómo descubrieron los mortífagos las entradas secretas que eran desconocidas para Filch? ¿Quizá Snape terminó descubriendo la entrada de la estatua de la bruja tuerta?
  • Harry se sorprende de que para entrar en la torre de Ravenclaw no haya que usar una contraseña, pero si así fuera Luna no la conocería, ya que acaba de llegar al castillo igual que él. Probablemente hasta los de Ravenclaw que están en la Sala de los Menesteres no la sabrían después de dos semanas sin entrar. La verdad es que es una suerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario