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lunes, 11 de febrero de 2019

Capítulo 21: La fábula de los tres hermanos

En el capítulo 21 de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, Harry escucha la fábula de los tres hermanos, que lleva a los héroes a contemplar una nueva dimensión de magia, pero para ello tendrán que desafiar sus pretensiones.

Ha llegado el momento de saber qué son las Reliquias de la Muerte que dan nombre al libro, y para ello Xenophilius hace a los chicos leer la fábula escrita por Beedle el Bardo, una forma perfecta de hacer tiempo hasta que lleguen los mortífagos.

Hasta qué punto se conecta la fábula (que sigue temas muy conocidos en las fábulas de hermanos) con la realidad de la creación de aquellos objetos tan maravillosos es muy debatible. La cuestión es que traza un marco sencillo de entender para dar una dimensión tangible a unos objetos que, por su mera descripción, parecen imposibles incluso en el mundo mágico.

Si hay algo tangible, es la capa de invisibilidad (irónicamente, dados sus efectos); tanto nosotros como los protagonistas estamos acostumbrados a sus infalibles efectos, y hemos dado por hecho que todas eran así, al igual que Harry; recuerdo que cuando leí la descripción del demiguise en Animales fantásticos me extrañó que contara que las capas de invisibilidad no son permanentes, porque la de Harry parecía serlo. Aquí parece estar la respuesta: es una de las Reliquias.

La existencia de la capa permite que el trío se abra a la posibilidad de que existan las otras Reliquias; al menos para Harry y Ron, porque Hermione se mantiene firme en la imposibilidad, sobre todo, de la Piedra de la Resurrección, que viola una de las leyes fundamentales de la magia. En cuanto a la varita, la idea de que pueda existir una sola varita más poderosa por sí misma que cualquier otra le resulta absurda, pues el poder de la varita depende de quien la utiliza.

Aunque Hermione no se equivoca en sus suposiciones, tampoco es abierta de mente; está claro que Dumbledore quería que investigaran las Reliquias, y hasta cierto punto es probable que existan de una determinada manera. Sin embargo, como ya ha sucedido antes, Hermione se obceca en lo que sabe que es posible y no puede mirar más allá.

Es muy interesante la parte en la que Hermione asume cuál es el mejor objeto y cada uno de los tres escoge uno distinto. Puede parecer que eso los hace muy diferentes, o unos mejores que otros, pero al igual que las tres Reliquias juntas hacen de su portador el conquistador de la muerte, tres personas tan diferentes pueden trabajar juntas para lograr cosas enormes. Todos tienen algo que aportar.

Mientras discuten, Harry encuentra la habitación de Luna, y descubre cómo de importante es él y los demás para ella. Para alguien como Luna, que nunca ha tenido amigos por su forma de ser, encontrar gente que la valorara por quien es tuvo que ser algo muy fuerte. Aunque no lo demuestre con sus acciones, Luna siente una gran soledad, y agradece con mucha fuerza tener a gente que la apoya y la quiere. Es algo con lo que me puedo identificar.

Sin embargo, Harry se da cuenta de que nadie ha pisado la habitación en un tiempo y, por tanto, Xenophilius les ha estado mintiendo. Cuando se enfrentan a él con la verdad, el pobre hombre les revela qué pasa: los mortífagos secuestraron a Luna en respuesta a sus artículos en El Quisquilloso, y está dispuesto a lo que sea para recuperarla. A lo que sea.

Y aunque Harry puede comprenderle, no se va a dejar capturar. Por suerte, Hermione, que no parecía estar en su mejor momento, traza al instante un brillante plan para escapar y evitar que Xenophilius lo pase demasiado mal. Bendita sea.

La discusión sobre las Reliquias aún no ha terminado.

Observaciones y curiosidades:
  • Harry nota el apellido Peverell del recuerdo que visitó con Dumbledore, en la casa de los Gaunt. Se acordará de dónde lo oyó en el siguiente capítulo. 
  • En el original, Ron no dice que parezca que la capa es el mejor regalo, sino que según la historia se supone que la mejor idea es escoger la capa.

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