En el tercer capítulo de Harry Potter y el misterio del príncipe, Dumbledore acude a Privet Drive para recoger a Harry, y se asegura de dejar las cosas claras por el camino.
Tras dos episodios lejos de nuestro protagonista, volvemos a él donde lo encontramos siempre al iniciar cada libro: en el número 4 de Privet Drive. Han pasado dos semanas y Harry, tras la experiencia del verano pasado, no alberga esperanzas de volver pronto al mundo mágico. Sin embargo, recibe inesperadamente una carta de Dumbledore en la que le comunica que va a ir a recogerle.
A Harry le cuesta creerlo; como he comentado, el verano pasado y los eventos del curso anterior le han dejado hastiado y no tiene ganas de exigir nada, así que cuando surge la oportunidad de marcharse pronto no lo ve como otra cosa que una decepción en camino, o incluso una trampa. Es un poco triste verle así, pero por suerte se equivoca.
Dumbledore, que sabe que no le queda mucho tiempo ya, está decidido a estar con Harry el mayor tiempo posible y a impartirle todo lo que necesita saber, corrigiendo los errores del anterior curso. Así, empieza por presentarse en persona en Privet Drive, para escoltarle él mismo y para consultarle asuntos importantes que requieren de su atención.
Como era de esperar, los Dursley no están nada contentos con tener a Dumbledore, el mago arquetípico por naturaleza, en su casa, y seguramente más de una vez dieron gracias de que no fuera de día. Especialmente Petunia está tensa como nunca, dado lo sucedido en el pasado. Por suerte son más bien ignorados.
Antes de nada, Dumbledore le pide a Harry que actúe respecto a la herencia recibida de Sirius. Es de destacar que el director le trate como un adulto con este asunto, dejándole tomar las decisiones y aconsejándole sólo cuando lo necesita, pero sin presionarle. Creo que Harry lo agradece, a pesar de lo espinoso del asunto.
La situación es grave: cabe la posibilidad de que la propiedad del número doce de Grimmauld Place pase automáticamente a Bellatrix Lestrange, lo que además de ser una ironía de mierda supondría el fin de la casa como cuartel de la Orden del Fénix; Sirius era consciente de esta posibilidad y nombró a Harry su heredero para evitarlo, pero no se sabe si habrá funcionado o no. Ahí entra Kreacher.
Es difícil intentar comprender a Kreacher, dadas las circunstancias, y Harry ni se molesta. Incluso a mí, que sé lo que sucederá después y por lo que ha pasado, me cuesta sentir algún tipo de lástima por el elfo ahora mismo. En fin, la situación es que, aunque Kreacher se ha librado de Sirius como quería, la consecuencia es tener que servir a Harry, a quien también desprecia, y vivir lejos de su querida casa. Que se aguante con eso.
Resueltos los asuntos burocráticos, Dumbledore centra su atención en los Dursley, para pedirles que dejen que el siguiente verano Harry se quede en su casa una vez más, la última, para garantizar su seguridad. Además, les increpa (siempre en su tono cortés, lo que lo hace doblemente potente) por la forma en que le han tratado todos estos años, terminando con soltarles la bomba de que han hecho un trabajo aún peor con Dudley, a quien han mimado tanto que tendrá dificultades para ser una persona decente (dice mucho de él que fue capaz de superar esa fase).
Pero la verdad es que los Dursley no interesan, porque ahora tenemos a Harry y a Dumbledore, listos para viajar a la Madriguera en cuanto hayan resuelto cierto asunto. Veremos qué tal les va.
Observaciones y curiosidades:
- El título original de este capítulo es Will and Won´t, verbos auxiliares del inglés para el futuro. Por sí solos no significan nada, salvo dar un sentido de futuro positivo y negativo, respectivamente, pero Will también significa "testamento", en referencia al de Sirius, y creando así el juego con los dos significados. En la traducción directamente se inventaron un nuevo título.
- Un pequeño error de traducción: en la noticia sobre el nombramiento de Scrimgeour se corta cuando van a hablar de Dumbledore: en el original dice "Dumbledore is known to-", que significa que se sabe que Dumbledore hará algo; en la traducción, dicen que todos saben que Dumbledore algo.
- Dado que la farola frente a la casa se apagó a la llegada de Dumbledore, es muy probable que fuera cosa de su desiluminador. Un detalle hacia los Dursley, la verdad.
- El comentario de Dumbledore sobre que los agapantos son unas flores preciosas fue añadido por la traducción.
- Harry se extraña de que Dumbledore considere haber mandado un vociferador a Petunia como cartearse con ella, pero hay más cartas entre ellos de las que conoce, especialmente una cuyo remitente era la propia Petunia.
- Como es bien sabido, la herida en la mano de Dumbledore se debe a haberse puesto el anillo maldito horrocrux de Voldemort, que también es la Piedra de la Resurrección.
- Al final, cuando en la traducción parece que Dudley está pensando cuándo habían maltratado a su primo, en el original parece que esté pensando en algún momento en el que le hubieran maltratado a él, a Dudley.
good job
ResponderEliminarThanks!
Eliminar