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lunes, 4 de diciembre de 2017

Capítulo 1: El otro ministro

En el primer capítulo de El misterio del príncipe, el ministro muggle de Gran Bretaña recibe una nueva visita de Cornelius Fudge, solo que esta va a ser más importante de lo normal.

Empezamos el sexto libro de la saga con una perspectiva inusual: la del primer ministro muggle, uno de los pocos británicos no mágicos que saben de la existencia de la magia, junto con las familias muggles de magos. Ya sabíamos que el ministro de magia le visita para avisarle para asuntos que puedan afectar a su mundo, pero ahora lo vemos desde la otra perspectiva.

Resulta de lo más interesante ver como el ministro (cuyo nombre no es mencionado, supongo que adrede para evitar comparaciones con el mundo real) va pasando de puro asombro y miedo a incredulidad, temor contenido y finalmente apatía hacia las visitas de Fudge, que cada vez iban siendo más breves y frecuentes.

También podemos apreciar de nuevo el paternalismo que ejercen los magos hacia los muggles: en su primera reunión Fudge se limita a hacerle saber al ministro de la existencia de la magia, los magos y el Ministerio de Magia, que contactará con él en caso de necesidad y poco más, como pensando que no tiene necesidad de explicarse más porque no se van a volver a reunir. En la siguiente reunión, que tiene un objetivo más concreto, tiene que explicarle muchas más cosas, y aún así sólo le cuenta lo mínimo. Las dos siguientes, directamente, son de entrar y salir, para quitárselo de encima y poder decir que le ha informado.

Por otro lado, es interesante el punto de vista de Fudge. El ministro no se ha ganado precisamente a los lectores en La Orden del Fénix, así que no les gustará verle ahora. Tras verse obligado a reconocer el retorno de Voldemort el ministro ha tenido que lidiar contra él y sus huestes, que ya no se molestan en esconderse, y con el pueblo mágico enfurecido por el año de negación que les puede haber costado la victoria. El hombre jovial y confiado de los primeros encuentros con su contraparte es ahora un pobre hombre cansado, pusilánime y destrozado que ha tenido que renunciar al cargo en desgracia, tal como Dumbledore le advirtió que pasaría.

Voldemort se ha mantenido activo en este tiempo, y ya ha comenzado a matar a magos y muggles, tanto enemigos como simplemente víctimas inocentes. Los dementores y los gigantes se han unido a él, y parece que el Ministerio está desbordado. Dadas las circunstancias, es normal que la comunidad mágica decida confiar en un auror con experiencia para dirigirles en estos tiempos difíciles. Así es como hace su debut Rufus Scrimgeour.

Dejando a un lado lo que sucederá después, Scrimgeour aquí parece ser un hombre serio, intimidante y profesional, que no tiene tiempo para una charla banal y que va al grano nada más llegar, tomando medidas razonables para la protección del ministro y asegurándole un canal abierto de comunicación. De momento las cosas no pintan mal del todo para el Ministerio con él a cargo.

Mientras tanto, el pobre ministro muggle trata de seguir el hilo, lo que no es fácil cuando las cosas de las que sí se entera le aterran tanto. Si bien es muy duro saber lo que está pasando, y sabiendo que puedes intentar hacer algo para intentar arreglarlo sin muchas esperanzas, peor aún es saber que no puedes hacer nada y que el pueblo que diriges puede morir por amenazas que no conocen ni entienden y que tú sólo conoces escasamente, lo justo para saber que no puedes hacer nada contra ellas.

Ahora más que nunca, estamos en guerra.

El texto de Pottermore de diciembre será sobre la Orden de Merlín, y se publicará en los días próximos. ¡Nos vemos!

Observaciones y curiosidades:
  • El título del episodio resulta interesante por funcionar a tres niveles: para nosotros el ministro muggle presentado en este capítulo es el otro ministro, pero para él Fudge es el otro ministro, y así lo llama él; además, se presenta al nuevo ministro de magia, Rufus Scrimgeour.
  • Dado que también se le compara con un sapo, se rumorea que el hombre del cuadro del ministro está relacionado con Umbridge. Que yo sepa no se ha confirmado ni desmentido.
  • En el original el ministro muggle toca la madera de su escritorio cuando piensa que en sus departamentos no se ha cometido ningún asesinato por el momento, como si tocara madera para que no suceda. En la traducción el gesto se pasa a su siguiente intervención, cuando pregunta a Fudge si no está exagerando, con lo que se pierde ese sentido.
  • Fudge tantea la posibilidad de que Dumbledore convenza a Harry para algo: como veremos, se trata de intentar que el chico apoye públicamente al Ministerio para ganar apoyo, estrategia que Scrimgeour seguirá.

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