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jueves, 2 de noviembre de 2017

Sybill Trelawney

En el texto de Pottermore de noviembre veremos la historia de nuestra adivina favorita, la profesora Trelawney. Veamos qué nos cuenta Rowling sobre este personaje:

"Sybill es la tataranieta de una adivina genuina, Cassandra Trelawney. El don de Cassandra se ha diluido mucho en las generaciones siguientes, aunque Sybill ha heredado más de lo que piensa. Medio creyéndose sus propias mentirijillas sobre su talento (porque es un fraude en al menos un 99%), Sybill ha cultivado un carácter dramático y disfruta impresionando a sus alumnos más crédulos con predicciones de muerte y desastre. Tiene un don para los trucos de los adivinos de fortuna; leyó con precisión el nerviosismo de Neville y su debilidad ante la sugestión en su primera clase, y le dijo que rompería una taza, cosa que terminó sucediendo. En otras ocasiones, los estudiantes crédulos le hacen el trabajo. La profesora Trelawney le dijo a Lavender Brown que algo que temía sucedería el dieciséis de octubre; cuando Lavender recibió ese día la noticia de que su conejo mascota había muerto, lo conectó de inmediato con la predicción. Toda la lógica y el buen sentido de Hermione (Lavender no temía la muerte de su conejo, que era muy joven; el conejo no murió el día dieciséis, sino el día anterior) cayeron en saco roto: Lavender quería creer que su infelicidad estaba profetizada. Por la ley de probabilidad, las rápidas y frecuentes predicciones de la profesora Trelawney a veces aciertan, pero la mayor parte del tiempo está llena de humo y espejos.

A pesar de todo, Sybill experimenta episodios muy raros de genuina clarividencia, que nunca puede recordar una vez finalizados. Se aseguró su puesto en Hogwarts porque reveló en su entrevista con Dumbledore que era poseedora inconsciente de un importante conocimiento. Dumbledore le dio asilo en la escuela, en parte para protegerla, en parte con la esperanza de que a la primera profecía genuina le siguiesen más (tuvo que esperar muchos años para la siguiente).

Consciente de su bajo estatus entre los otros profesores, que en general poseen más talento que ella, Sybill pasa la mayor parte del tiempo lejos de sus colegas, en el despacho en su torre, sofocante y abarrotado de objetos. No es sorprendente, quizás, que desarrollara una dependencia al alcohol.

Las profesoras Trelawney y McGonagall son opuestas polares; una un tanto charlatana, manipuladora y grandiosa, la otra ferozmente inteligente, severa y estirada. Sabía, sin embargo, que cuando la extraña consumada y nada hogwartiana Dolores Umbridge intentara echar a Sybill de la escuela, Minerva McGonagall, que ha criticado a Trelawney en muchas ocasiones, mostraría la verdadera bondad de su carácter y saldría a su defensa. Hay un cierto patetismo en la profesora Trelawney, por irritante que la encontraría en la vida real, y creo que Minerva sintió su sensación subyacente de insuficiencia."

Pensamientos de J.K. Rowling

"Creé historias detalladas para muchos de los empleados de Hogwarts (como Albus Dumbledore, Minerva McGonagall y Rubeus Hagrid), alguna de las cuales se usó en los libros, y algunas no. Es en cierto modo adecuado que sólo tenga una idea vaga de lo que le sucedió a la profesora de Adivinación antes de acabar en Hogwarts. Imagino que la existencia de Sybill anterior a Hogwarts consistía en vagar por el mundo mágico, intentando sacar partido a su ascendencia para asegurarse un empleo, pero rechazando todo lo que no le ofreciera lo que ella sentía merecedor de su estatus como adivina.

Me encantan los apellidos de Cornwall, y nunca había usado ninguno hasta el tercer libro de la saga, así que de esa forma consiguió su apellido la profesora Trelawney. No quise llamarla nada cómico, o que sugiriera artimañas o trucos, sino algo impresionante y atractivo. Trelawney es un apellido muy antiguo, sugestivo de la dependencia excesiva de Sybill en su ascendencia cuando busca impresionar. Existe una bella canción antigua de Cornwall con ese nombre (La canción de los hombres del Oeste). El nombre de Sybill viene de sibila (Sibyl), que era una mujer clarividente de tiempos antiguos. Mi editor americano quería que la llamara directamente Sibyl, pero yo prefería mi versión, porque aunque mantiene la referencia a las augustas clarividentes de la antigüedad, en realidad no es más que una variante del mundano nombre femenino Sybil. La profesora Trelawney, a mi parecer, no encajaba realmente como una sibila."

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