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lunes, 16 de octubre de 2017

Capítulo 35: Detrás del velo

En el capítulo 35 de Harry Potter y la Orden del Fénix, Harry y sus amigos terminan atrapados entre un montón de mortífagos, y la batalla por la supervivencia tendrá un alto coste.

Este es un capítulo triste. Saber lo que va a pasar al final añade una gran tensión a los eventos que se suceden en el capítulo, pues el lector que repite tiene el conocimiento de que esta va a ser la última intervención de Sirius.

Y es un capítulo movido: ahora que los mortífagos se han revelado, Harry es consciente de que todo era una trampa de Voldemort para conseguir la profecía, aunque no sepa qué es realmente. No hay tiempo para lamentos; inmediatamente valora la situación y busca la forma de sacar a sus amigos de allí como sea.

No tarda en concluir que los mortífagos quieren la profecía intacta por encima de todo, y los matarán a todos cuando la consigan; entre tanto no tienen más remedio que contenerse para no romper la frágil esfera. Harry les insta a hablar todo lo posible mientras busca un plan para aprovechar esa ventaja. Hay que decir que, aun tras averiguar que la profecía es la clave de por qué Voldemort fue a por él de bebé, lo deja pasar por el momento para seguir con su estrategia. Eso es muy loable.

Por su parte, Lucius está tratando de dirigir a los mortífagos en una misión que necesita cierta sutileza, algo para lo que no están muy capacitados. Al contrario que sus colegas, especialmente Bellatrix, Lucius es conciliador y busca medios para que todo sea más fácil. Casi llegas a creerte que les dejará irse si Harry les entrega la profecía. Casi.

En el momento en el que sus enemigos están lo bastante distraídos los miembros del ED destruyen las estanterías que les rodean y salen corriendo como alma que lleva el diablo, mientras que los mortífagos se van recuperando de la confusión y les persiguen. Harry termina con Hermione y Neville, y se enteran de que sus enemigos se están dividiendo en parejas para registrar el departamento.

Así comienza un juego del gato y el ratón entre el Ejército de Dumbledore y los mortífagos. Los jóvenes hacen un buen trabajo dadas las circunstancias, pero sus enemigos les superan en número y experiencia, y los pobres van cayendo uno tras otro, empezando con Hermione, quien se supone que es la más hábil del grupo. Un truco habitual para dar drama a la situación.

La maldición que le echa Dolohov a Hermione, así como los efectos de la campana del tiempo en el mortífago corpulento, añaden horror a toda la persecución. Cuando consiguen reunirse con el resto Ginny tiene un tobillo roto y no puede moverse, y Ron ha sido afectado por algo y es más un estorbo que una ayuda, sobre todo cuando toca uno de los cerebros. Con su nariz rota Neville no puede hacer mucho y Luna cae inconsciente rápido, dejando a Harry como el único que puede luchar.

Harry huye desesperado, tratando de ayudar a sus amigos alejando a los mortífagos de ellos, pero Neville no está dispuesto a dejarle solo. Lamentablemente, no puede hacer nada y es torturado por la misma persona que torturó a sus padres. Muestra una gran entereza frente a la tortura y el trauma, pero al final Harry tiene que entregar la profecía para salvar a su amigo. Es el momento de la caballería.

Gracias a Snape la Orden del Fénix llega a tiempo para tomar el relevo, y todo parece estar resuelto. Harry y Neville tratan de ponerse a salvo en medio de una batalla entre magos adultos, pero los mortífagos no van a permitirlo, y acaban obligados a intervenir en alguna pelea. Los malos siguen teniendo la ventaja numérica, y la Orden pronto se ve en problemas. Es la hora de Dumbledore.

La aparición de Dumbledore parece que lo resuelve todo: los mortífagos no pueden hacer nada contra él, y aunque la profecía fue destruida entre el revuelo, lo importante es que Voldemort no podrá hacerse con ella. Sin embargo, Sirius y Bellatrix siguen peleando.

Sirius ha conseguido una ocasión para salir y pelear, y además es para defender a Harry. No le va a pasar el relevo a Dumbledore así por las buenas, y Bellatrix es una rival que tiene más de personal para él que el resto. Lamentablemente, su actitud no le hace bien, y una maldición repentina le hace atravesar el terrible y misterioso velo.

Las circunstancias son lo bastante extrañas como para compartir la seguridad de Harry de que Sirius sigue aquí, y que en cualquier momento reaparecerá, sonriente y listo para otra ronda, o magullado pero dispuesto a continuar luchando por su ahijado. Pero no es así. Sirius se ha ido, y ya no volverá.

Harry se ha quedado solo una vez más.

Observaciones y curiosidades:
  • El conjuro fermaportus viene del francés fermer (cerrar) y del latín portus (puerta). En el original este conjuro es Colloportus (collo significa "atar" o "sellar" en latín).
  • Tal como supone Harry, los relojes de arena que destruye Neville eran giratiempos, todos los del Ministerio, eliminando convenientemente la posibilidad de usarlos de nuevo en el futuro. En el texto de Pottermore sobre los giratiempos Rowling explica sus motivos para crear esta situación.
  • Cuando Dolohov le rompe la nariz a Neville, este empieza a hablar con voz nasal, y no se le entiende bien, además de que no puede pronunciar bien los conjuros, con lo que no le funcionan. En la traducción esto no pasa y Neville sigue hablando normal, dejando sin explicación el porqué no puede usar conjuros (en su día yo pensaba que era porque estaba usando la varita de Hermione).

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