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lunes, 4 de septiembre de 2017

Capítulo 29: Orientación académica

En el capítulo 29 de Harry Potter y la Orden del Fénix, Harry está deseando hablar con Sirius sobre el recuerdo de Snape, pero debe considerar las posibles consecuencias de intentarlo.

Después de lo que ha visto, Harry se ve obligado a reconsiderar lo que pensaba que sabía de sus padres, sobre todo de James: el joven arrogante y abusivo que actúa contra otros sin motivo, sólo para entretenerse, en lugar del hombre responsable y bueno que él creía que era. Harry ha sido víctima de abusos similares, así que no quiere creerlo, pero lo mire por donde lo mire no hay nada con lo que pueda excusar su comportamiento.

Tampoco puede hablar de esto, no tanto porque tenga miedo de Snape sino porque le da vergüenza que los demás se enteren de cómo era su padre. Le gustaría hablarlo con Sirius y quizá con Lupin, que estuvieron allí y podrían contarle más, pero el nuevo sistema de Umbridge lo hace aparentemente imposible. Si tan sólo hubiera abierto ese paquete...

De esta forma, Harry se pasa las vacaciones de Pascua enfurruñado y sin querer hablar con nadie, lo que por suerte no queda raro porque los TIMO están a la vuelta de la esquina y todos los alumnos de quinto están igual por las largas horas de estudio. Para ayudarles a priorizar asignaturas durante las vacaciones la sala común se llena de panfletos con información sobre las distintas carreras, especialmente los EXTASIS que puedan necesitar para acceder a la carrera escogida.

Junto a esto, los jefes de las casas se reúnen con cada alumno para saber a qué quieren optar y hacerles recomendaciones, especialmente la nota que deben alcanzar en los TIMO para optar al nivel EXTASIS. Esto es muy importante, porque si no puedes entrar en los EXTASIS necesarios, tus posibilidades de empleo se reducen mucho.

En esas está Harry, estudiando en la biblioteca, cuando aparece Ginny para llevarle huevos de Pascua de su madre. Ginny tiene pocas escenas en este libro, pero esta es una de las que más me gustan; aunque no se haya comentado, ella y Michael lo están pasando mal y cortarán pronto, pero no lo menciona, sino que hace lo posible para ayudar a Harry, incluso aunque crea que su estado se debe a haber discutido con Cho. Podría haber dejado que cortaran para tener una oportunidad, pero en vez de eso le escucha y habla con Fred y George para ayudarle a contactar con Sirius.

Por supuesto, los gemelos están dispuestos a darle tiempo para que use la chimenea de Umbridge, el único medio de comunicación que no está controlado (pensaban provocar otro escándalo de todas formas). Lo interesante de esto es que para que Harry pueda contactar con Sirius tendrá que jugársela y arriesgarse a la expulsión y quién sabe qué más, con lo de Dumbledore aún reciente. 

¿Vale la pena arriesgarse, sólo para calmar su conciencia? ¿Se está acercando a lo que hacía su padre al tomar estas decisiones sin considerar las consecuencias? Hermione lo tiene claro, piensa que no debe hacerlo y se lo repite constantemente (demasiado tal vez), pero no lo sabe todo. Al final Ron tiene razón, la decisión es de Harry y será él quien tenga que asumir las consecuencias, sean cuales sean.

Tampoco es casualidad que ese día tuviera Harry su entrevista con la profesora McGonagall, con Umbridge presente porque le da la gana (¿estuvo en todas las entrevistas, o sólo en esta?). McGonagall trata el asunto con la seriedad requerida, diciéndole a Harry que puede aspirar a ser auror pero que necesita mejorar y en qué, y no duda en decirle que debe ir a por Pociones sabiendo que no le gusta la idea, porque es necesario, y también le dice cuándo su nivel es el adecuado, especialmente en Defensa. Un trabajo impecable, como se espera de un profesional como McGonagall.

Por su parte, Umbridge interviene para dejar claro que Harry no va a trabajar en el Ministerio si ella tiene algo que decir, y McGonagall enfurece, pues está jugando con el futuro de un alumno. La jefa de Gryffindor da la cara por él, y la sesión termina con una fuerte discusión entre ambas mujeres, incluso después de que se marche.

Ahora que McGonagall ha dado la cara por él, ¿debería arriesgarse a que le pillen y decepcionarla? ¿Debe jugársela ahora que Umbridge está tan enfadada? ¿Vale tanto la pena todo aquello para expurgar sus demonios? ¿Estoy haciendo demasiadas preguntas en esta reseña? Harry se hace todas estas preguntas, menos la última, durante la clase de Defensa, y aunque no puedo decir que es lo que yo habría hecho, me parece bien que Harry vaya a por todas, porque al final decide que debe saber lo que sucedió, y que vale la pena jugársela por ello.

Así pues, cuando Fred y George inician su distracción, Harry se cuela en el despacho de Umbridge y contacta con Grimmauld Place, donde casualmente también estaba Lupin. Tras oír su historia, ambos entienden la situación, y es muy maduro por su parte no negar que sucediera, sino admitir que en su juventud no iban por el buen camino (incluso Lupin, que tenía demasiado miedo a perder a sus amigos como para pararles los pies). Los dos le aseguran que James maduró con el tiempo, y que no era perfecto, pero que sin duda era una buena persona.

Esto era lo que Harry necesitaba oír; el problema llega cuando admite que Snape se ha negado a darle más oclumancia, y Sirius y Lupin montan en cólera. No se llega a saber lo que pasa a continuación, pero dado que Snape seguirá en sus trece, está claro que no hubo manera de convencerle. Ya resueltas sus dudas, Harry vuelve rápidamente a Hogwarts, pero no puede descansar, porque esta vez han pillado a Fred y George.

Los gemelos hace tiempo que decidieron su camino: sin interés por los títulos académicos, pasaron por sus TIMO en lo mínimo (posiblemente en aquellos que les interesaban para obtener conocimientos aplicables a su negocio; que yo recuerde este curso y el anterior han tenido Encantamientos y Transformaciones), y si están haciendo séptimo es para complacer a su madre. Ahora, con Umbridge al frente y sin quidditch ni Dumbledore, los riesgos no les importan, y aquí lo demuestran.

En el momento en que se ven amenazados por la violencia de los nuevos castigos de Umbridge, Fred y George se marchan de manera triunfal, dejando atrás un clima de rencor manifiesto hacia la nueva directora y a los alumnos armados para hacerle la vida imposible, e incluso Peeves de su parte en la guerra contra Umbridge.

La caída del sapo no ha hecho más que comenzar.

Esta semana subiré el texto de Rowling en Pottermore sobre las asignaturas de Hogwarts. ¡No os lo perdáis!

Observaciones y curiosidades:
  • En el original, Harry no dice que para tratar con su tío haya que tener un buen sentido del escondite, sino saber cuándo es necesario agacharse.

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