Al mes de empezar el curso, las cosas se han estancado bastante: Harry ya se ha quitado de encima los castigos con Umbridge, Ron va mejorando en los entrenamientos y los dos pueden llevar al fin sus deberes al día.
Ahora que las cosas están más calmadas Hermione vuelve a proponer formar un grupo para aprender Defensa, y Harry ya no está tan en contra después de haberlo pensado por su cuenta. Para evitar que Umbridge se entere demasiado pronto, deciden aprovechar la salida a Hogsmeade y juntar a todos los que quieran participar.
La idea es buena, pero como le pasa a menudo a Hermione la ejecución flojea. Al evitar el pub al que va todo el mundo para ir a uno menos concurrido, se asegura de que su abultado grupo llame más la atención, y que los pocos parroquianos que estén allí se enteren de todo, algo que en Las Tres Escobas se podría haber evitado.
Dejando eso a un lado, es bonito ver cuánta gente aparece. La mayoría son conocidos a los que cabría esperar, pero también hay algunos de los que sólo conocíamos el nombre, y otros personajes nuevos.
Si fueron allí porque querían luchar, para aprobar los exámenes o por simple curiosidad, no importa realmente. Lo que importa es que se fían lo suficiente de Harry como para dejar que les enseñe, y están al menos dispuestos a escuchar su versión.
Harry, que había estado bastante enfadado con el mundo estos últimos capítulos, no puede evitar sonreír y sonrojarse al oír a sus compañeros hablar de sus aventuras y expresar su admiración y su deseo de aprender lo que él quiera enseñarles.
Aunque no todos comparten los mismos objetivos ahora mismo, está claro que este es el comienzo de algo muy grande, más que cualquiera de ellos, y que crecerá más de lo que hubieran podido imaginarse aquella tarde.
No quiero terminar la reseña sin hablar bien de Hermione, que a pesar de su desliz en la elección del local y de su poco ortodoxa maniobra del pergamino embrujado está a tope en este capítulo: no sólo tiene la idea y lo organiza todo, sino que modera la reunión con buen pie, trata de no darle importancia a que Ginny tenga novio para que Ron lo lleve mejor (sin éxito, pero buen intento), y apoya a Harry con Cho al mismo tiempo que va allanando el terreno para Ginny por si acaso. Impresionante.
Observaciones y curiosidades:
- El hombre vendado del Cabeza de Puerco es Willy Widdershins, el culpable de los inodoros regurgitantes que estaba investigando Arthur en verano, y que se chivará a Umbridge para conseguir un trato de favor en el juicio.
- Asimismo, la bruja del velo es Mundungus, disfrazado para vigilar a Harry. Dado que Aberforth está ahí, no está muy claro por qué tenía que estar vigilándole en ese momento, pero bueno.
- Como ya he dicho, el dueño del bar es Aberforth, el hermano de Dumbledore. Las pistas están ahí, como el olor a cabra y que a Harry le suene su cara, similar a la del director.
- En el original, cuando Zacharias acusa a Harry de escaquearse, la narración menciona que Ron parece tomárselo como algo personal (ya que 'escabullirse' se dice weasel), y cree que lo ha dicho de esa manera a propósito.
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