En Harry Potter y el legado maldito, Scorpius explora este maligno y nuevo mundo.
Los primeros actos de la segunda parte de El legado maldito son muy cortos y no demasiado jugosos; veamos qué podemos sacar de ellos.
Scorpius se encuentra metido de lleno en un presente absolutamente distinto, en el que Harry murió en la Batalla de Hogwarts y en el que Voldemort lo controla todo, junto a una misteriosa figura llamada el Augurey. Al haber muerto Harry, Albus nunca ha nacido, así que Scorpius está solo para averiguar qué es lo que salió mal.
El problema es que la situación de Scorpius en esta línea temporal es completamente distinta a la que conocemos; sus contactos y su estatus de sangre pura han hecho que su contraparte ascienda en el escalafón social de la escuela, y la persona cuya vida ha suplantado es básicamente un abusón y un sádico que colabora con Umbridge para atacar a los otros alumnos, y que obliga a otros a hacer sus tareas porque no le gusta leer. Vamos, todo lo contrario de nuestro Scorpius.
¿Qué pasó para que saliese de esa manera? Todo indica que se debió a la infancia que tuvo este Scorpius, una infancia de rey, con todos sus caprichos concedidos y creyendo siempre ser superior a los demás. Por contra, nuestro Scorpius creció en un hogar más normal, y bajo los rumores y desprecios de la gente, pero con el amor de sus padres y de su amigo. Es curioso cómo el ambiente forja la personalidad de una persona.
Por supuesto, Scorpius no aprovecha la ocasión de oro que tiene para ser el rey del patio y estar con la chica más popular, sino que indaga aquí y allá para saber qué ha pasado, y cómo puede arreglarlo. Sus preguntas llaman la atención de Umbridge, en su salsa como la directora de Hogwarts y segundona del Augurey, y finalmente Scorpius termina cara a cara ante su padre, que también es muy diferente aquí.
Draco al parecer se ha rendido al sistema, y como resultado ha conseguido una posición muy acomodada en el puesto que tiene Harry en la línea temporal original, y con un buen estatus social. Sin embargo, Scorpius no duda ni un segundo en increparle por tomar las decisiones que ha tomado y que su verdadero padre rechazó, y que hicieron que su hijo le respetara.
Draco, que esperaba dar una charla a su hijo y meterle en cintura, se sorprende de lo que escucha y reconoce en parte que tiene razón, dejando ver que hasta cierto punto se arrepiente de sus acciones. ¿Cómo influenció Harry en Draco durante los años posteriores a la Batalla de Hogwarts? Es la pregunta que cabe hacerse aquí.
Pero Scorpius no tiene tiempo para su padre; necesita la ayuda de la única persona que puede contarle el problema clave en esta línea temporal, alguien que está vivo pero que no debería estarlo: Severus Snape.
Una última cosa: encuentro bastante ridícula toda la parafernalia de esta línea temporal, que si el Día de Voldemort, que si "por Voldemort y el valor"... ¿No se supone que el nombre de Voldemort debería inspirar miedo y por eso no se dice en voz alta? Y no quiero hablar del Augurey, ya lo haré más adelante. En fin.
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