En Harry Potter y el legado maldito, Harry se esfuerza por ser un buen padre para Albus en medio de una crisis mágica, pero lo está teniendo difícil.
Después de tratar con los problemas adolescentes de Albus volvemos con Harry, que ahora es el jefe del Departamento de Seguridad Mágica. Es un puesto importante, pero nuestro héroe siempre ha sido más de acción que de burocracia, y por eso le vemos volviendo de una redada importante.
En ella han incautado de otro viejo conocido, Nott, un giratiempo especial, diferente de los que hemos visto hasta ahora: convenientemente, las viejas reglas no se le aplican, pero por el momento no sabemos hasta qué punto. Las preguntas y las inquietudes son enormes: ¿han utilizado ya el giratiempo y han conseguido cambiar en algo el pasado?
Hermione, que ahora es ministra de Magia, nota que las criaturas tenebrosas han empezado a mostrar señales de movimiento, y todo apunta a que sucederá algo en el futuro. Es el momento de que Harry haga su trabajo, pero está demasiado preocupado con Albus. Todo es muy vago por el momento, sin embargo.
Cuando el presente y el futuro aprietan miramos al pasado, y eso es lo que le sucede a Amos. En su vejez, el pobre señor Diggory sigue lamentando la pérdida de su hijo, y ha sido incapaz de seguir adelante. La influencia de Delphi le lleva a exigir a Harry que cambie el pasado para que Cedric sobreviva.
Aunque los diálogos en esta obra no siempre están inspirados, las duras palabras que le dirige Amos a Harry son increíblemente dañinas. Cuando todo aquello sucedió, la madre de Cedric a Harry le pidió que no se culpase, aunque él lo hacía, pensando en cómo las cosas podrían haber sucedido de otra manera. Ahora su padre le culpa de todo, le carga con un peso que ya tenía sin merecerlo, y que había conseguido dejar atrás con el tiempo. Por un momento el Harry adulto vuelve a tener catorce años.
Albus ve todo aquello, pero no reflexiona al respecto porque sólo está pensando en sí mismo, y es ahí cuando aparece Delphi. De momento no quedan muy claras las intenciones de la chica, pero sí se nota que trata de empatizar a la fuerza con Albus, de apelar a lo que tienen en común para ganarse su confianza. No es muy normal esa actitud en una chica de veintipico con un chico de trece, así que es un tanto sospechoso.
Si algo es doloroso, es la escena siguiente, en la que Harry trata de conectar con Albus. Para empezar, creo que es muy considerado por parte de Dudley enviarle a Harry la manta en la que vino la noche que llegó a Privet Drive, y por parte de Petunia haberla guardado tanto tiempo. Me hubiera gustado ver alguna escena con Dudley adulto y Harry. (Creo que no la hay, al menos. No recuerdo bien).
Sin embargo, regalársela a Albus es ridículo. Aunque entienda el significado emotivo que tiene, Albus es un adolescente y ellos no son muy dados a aceptar símbolos de ese tipo como si nada. Para él esa manta no es más que otro objeto ridículo que representa la dramática historia de su heroico padre, un estándar frente al que se ve lanzado (sea verdad o mentira esa percepción), y por supuesto le parece una horterada en comparación con cosas como la capa invisible que por lo menos tienen una utilidad práctica o se ven molonas.
Aunque Albus está siendo muy egoísta, Harry tampoco se ha parado a pensar en lo que quiere o necesita su hijo, y ha recurrido a algo especial para él mismo con lo que crear una conexión entre los dos, algo que le permita entrar. Lo mejor sería que se sentaran a hablar con sinceridad, pero en vez de eso se produce una dura discusión en la que tanto Harry como Albus dicen cosas terribles. Es forzado, sí, pero también es puramente adolescente.
Terminamos la ronda con una vuelta al pasado, recordando el primer encuentro entre Harry y Hagrid. Después de haber visto a Harry como adulto y padre, con problemas de adulto y de padre, es interesante recordar cómo era cuando lo conocimos, y cómo era tratado. Lo pone todo en perspectiva.
Por supuesto, la conocida risa que se oye al final da lugar a sentimientos muy distintos.
La semana que viene seguiremos con la Copa Mundial de Quidditch de 2014. ¡Nos vemos!
Observaciones y curiosidades:
- En el original, la broma que le hacían a Delphi con el apellido Diggory está relacionada con el verbo dig, "cavar" en inglés.
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