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lunes, 26 de agosto de 2019

Mi Pottercolección 2

Desde que publiqué mi entrada 100 he conseguido algunas cosillas más de Harry Potter que tengo interés en enseñaros. Vamos allá:


 La edición ilustrada de Animales fantásticos y dónde encontrarlos, que también incluye a las criaturas introducidas después de la edición anterior. En el libro hay una explicación de por qué no aparecían en la primera edición, pero ya lo comentaré al detalle cuando haga la reseña del libro. Sólo decir que las ilustraciones son maravillosas, pero se pierden los comentarios y escritos que había en la versión original.

 
Una taza con la forma del Sombrero Seleccionador. No canta ni nada, pero es de buena calidad y su forma la distingue de otras tazas que te encuentras por ahí, como la otra que tengo de Harry Potter y que ya os enseñé. La verdad es que la uso como portalápices, porque la abertura es un poco pequeña y yo prefiero tazas anchas. Aun así, es muy vistosa y práctica.

 Un calendario de 2018. Como es lógico, ya está desactualizado, pero lo incluyo aquí porque tiene unas imágenes muy potentes, como se puede ver. A ver si encuentro uno parecido para 2020...



Un Minipop de Dumbledore, muy cuco, ¿verdad? No me van demasiado los pops, pero siempre hay excepciones.


Una excelente camiseta de "Believe in Magic", que como veis ha tenido mucho uso. Aún me la sigo poniendo muchas veces, y fui con ella a la Exposición de Harry Potter.

 

Una caja de pelotas de quidditch, a tamaño reducido, claro. Hago una foto con ellas en la mano para que os hagáis una idea. La quaffle y las bludger son perfectamente extraíbles, pero la snitch está pegada a la caja, una pena.



El espejo de Oesed, nada menos. Está a un tamaño reducido, pero es muy chulo como espejo de mano. Viene con apoyo para ponerlo sobre una mesa y con una cinta para colgarlo de la pared.




Lo mejor de todo, la varita de Harry. Me la compraron unas amigas en la tienda Andén Nueve y Tres Cuartos en Londres, y la conservo como un tesoro. Es de calidad y da un gustazo tenerla en la mano que no os podéis imaginar.










Esto es todo lo que hay por ahora. Quizá el año que viene tenga más cosas, pero empiezo a quedarme sin espacio, así que quién sabe. La semana que viene publicaré una nueva reseña de Los crímenes de Grindelwald, sin escatimar en spoilers. ¡Nos vemos!

lunes, 19 de agosto de 2019

Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Parte 2


Dirigida de nuevo por David Yates, Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Parte 2 es la culminación de la saga cinematográfica de Harry Potter, y la segunda parte de la adaptación de la última novela de la saga literaria. Se estrenó el 7 de julio de 2011.

Al contrario que su predecesora, que trazaba un viaje desesperado y sin rumbo, esta película va al grano y detalla los últimos capítulos del libro en el intervalo de un solo día muy caótico, empezando en la casa de Bill y Fleur, Gringotts, Hogsmeade y finalmente Hogwarts, donde se produce la titánica batalla que pone fin a todo.

La cantidad de personajes que vuelven para esta película es colosal, aunque la mayoría no tienen líneas, o unas pocas, por ejemplo la señora Hooch o Oliver Wood. El nivel de detalle de la Batalla de Hogwarts es increíble y no se queda muy lejos de otras batallas conocidas del cine como las de El señor de los anillos, salvando las distancias en lo que respecta a la escala. Incluso entonces no escatiman en mostrarnos el horror que supone la guerra.

Como es de esperar, Daniel, Emma y Rupert alcanzan sus mejores momentos con los personajes a los que llevan interpretando tantos años. Los han hecho suyos, y cada escena emotiva (y hay muchas) es absolutamente creíble gracias a sus interpretaciones.

No puedo dejar de destacar la interpretación del gran Alan Rickman como Snape en esta película. Cada vez que veía su expresión, estoica pero que dejaba ver con claridad el temor, el horror y el arrepentimiento, me asombraba. No me gusta el personaje, pero es dudoso que alguien pudiera haberlo interpretado mejor que el señor Rickman.

Ralph Fiennes da su mejor interpretación como Voldemort, dejando ver entre todo el maquillaje y efectos especiales a un monstruo que está perdiendo poder rápidamente, y que enmascara su temor a la muerte con proclamaciones vacías de poder. Nunca antes ha parecido tan vulnerable y tan peligroso.

Quiero destacar, como curiosidad, la interpretación de Warwick Davis como Griphook y como Flitwick. El actor interpreta en la misma película a dos personajes muy diferentes y, si nadie te lo dijera, no te darías cuenta de que son la misma persona. El recelo y traición de Griphook se contrastan con la profesionalidad de Flitwick.

Mi mejor impresión de la película fue en sus escenas emotivas. Por más que había leído y visto las escenas, parte de mí aún se vio afectada al ver cosas como la revelación de los cuerpos de Fred, Lupin y Tonks, la muerte de Snape y sus recuerdos, la despedida de Harry con Ron y Hermione, la reaparición de sus seres queridos y los eventos del epílogo.

Estas son las cosas que me han gustado especialmente:
  • Aunque breve, la interpretación de Helena Bonham-Carter como Hermione disfrazada de Bellatrix es increíble. Es tan chocante con lo que suele ser el personaje que por momentos crees que es otra actriz diferente. 
  • Aunque no han adaptado la maldición flagrante que hace que los tesoros de Gringotts se pongan al rojo vivo, la escena en la cámara sigue siendo muy tensa, y me gustó el detalle de que al bajarse del dragón los tres se aplican crema a las manos, porque las tendrán irritadas de aferrarse a las escamas del dragón. 
  • Las frase de Harry de que no sabe por qué se molestan en planear las cosas cuando tienen que improvisar a las primeras de cambio es tan perfecta que ojalá estuviera en el libro. 
  • Cuando Harry se deja ver en el Gran Comedor frente a Snape, flanqueado por la Orden del Fénix, es un momento brillante y te pone los pelos de punta. 
  • La proclividad de Seamus para la pirotecnia es la culminación de todos esos gags divertidos de explosiones y me encanta. ¡Bum!
  • Neville es de lo mejorcito de la película. Mathew Lewis ha clavado el crecimiento de Neville a lo largo de la saga. Su discurso a Voldemort es especialmente notable, aunque está un punto por debajo del discurso del libro. 
  • La inclusión de la Cámara de los Secretos en la película es todo un acierto, y no hay mejor fondo para el primer beso de Ron y Hermione. 
  • Los efectos del Fuego Maldito son especialmente destacables. Da miedo. 
  • El momento abrazo incómodo de Voldemort es impagable. Dan ganas de verlo una y otra vez.
  • Aunque muchos detestan el epílogo por lo azucarado que es y por los efectos de envejecimiento de los personajes, a mí me gusta mucho. Me parece una despedida de lo más adecuada.
Estas son las cosas que no me han gustado:
  • Ollivander tiene un conocimiento de las Reliquias de la Muerte que no posee en los libros, y no tiene sentido, porque sólo le habló a Voldemort de la Varita de Sáuco sin contarle nada más de las Reliquias. Lo puedo perdonar porque es una necesidad para reintroducir el concepto y recordarlo para el espectador; hacen algo similar con los horrocruxes, diciendo sin venir a cuento que son partes del alma de Voldemort.
  • En lugar de Harry, es Hermione quien tiene la idea de liberar al dragón. La manía de darle las ideas a Hermione no cesa. 
  • El pasado de Dumbledore se toca de forma tan tenue que casi no aparece, y como resultado la actitud de Aberforth parece un tanto extraña, como si hubiese algo que no nos han contado (y así es). Es decir mucho que en esa conversación entre Harry y Dumbledore no se toca el tema en ningún momento.
  • Me parece fatal que manden a todos los alumnos de Slytherin a las mazmorras, como si todos fueran a aliarse con Voldemort. En el libro les permitieron irse y muchos volvieron después con refuerzos. De hecho, no hay evacuación alguna en el castillo. 
  • Es más bien una curiosidad, y no es algo que me moleste, pero el actor de Crabbe, Jamie Waylett, fue detenido por posesión de drogas, y por ello no aparece en esta película, siendo sustituido como lacayo de Malfoy por Blaise Zabini, y con Goyle ocupando su lugar como invocador y víctima del Fuego Maldito. Es todo un poco raro. 
En resumidas cuentas, esta película supone un final apropiado para la saga, y no puedo menos que repetir el acierto de dividirla en dos partes: de esa forma, esta película fue capaz de extenderse y tratar a sus personajes con el respeto que se merecen. No se puede pedir más. 

La semana que viene publicaré algo especial. ¡No os lo perdáis!

miércoles, 14 de agosto de 2019

Enfermedades y discapacidades

El texto de turno trata sobre las enfermedades y lesiones exclusivas del mundo mágico, y que se tratan en hospitales como San Mungo. Veamos:

"Me planteé el tema de las enfermedades y las discapacidades muy pronto en la creación del mundo de Harry. ¿Los magos cogían resfriados? ¿Podían curar enfermedades que extrañaban a los muggles? ¿Había magos con discapacidades? ¿Cuáles eran los límites de la medicina mágica, o podía repararlo todo?

Algunas de estas preguntas fueron al corazón de la historia, porque el tema de la muerte atraviesa cada volumen de los libros de Potter. Tras decidir que la magia no podía alzar a los muertos (incluso la Piedra de la Resurrección no devuelve de verdad a la vida a los muertos), tuve entonces que decidir lo que podría matar a un mago; qué clase de enfermedades podían coger; qué heridas podían recibir, y cuáles de estas dos últimas se podían curar.

Decidí que, hablando de forma general, los magos tendrían el poder de corregir o anular la naturaleza "mundana", pero no la "mágica". Por tanto, un mago podría coger cualquier cosa que podría coger un muggle, pero podría curarse de todo; también superaría cómodamente una picadura de escorpión que podría matar a un muggle, mientras que podría morir si le muerde una tentácula venenosa. De la misma forma, los huesos rotos en accidentes no mágicos como caídas o puñetazos se puede reparar con magia, pero las consecuencias de las maldiciones o magia mal ejecutada podrían ser serias, permanentes o amenazantes para la vida. Esta es la razón de que Gilderoy Lockhart, víctima de su propio encantamiento desmemorizante fallido, tenga amnesia permanente, por qué los pobres Longbottom siguen dañados permanentemente por la tortura mágica, y por qué Ojoloco Moody tuvo que recurrir a una pata de palo y a un ojo mágico cuando los originales quedaron dañados de forma irreparable en una lucha de magos; la madre  de Luna Lovegood, Pandora, murió cuando uno de sus conjuros experimentales salió mal, y Bill Weasley está lleno de cicatrices de forma permanente tras su encuentro con Fenrir Greyback.

Por tanto se puede ver que mientras que los magos tienen una ventaja envidiable respecto a los demás en tratar con la gripe y toda clase de heridas serias, tienen que tratar con problemas que el resto de nosotros nunca encontramos. No sólo está el mundo muggle libre de peligros tales como el lazo del diablo y los escregutos de cola explosiva, sino que el Estatuto del Secreto también nos ha mantenido libres del contacto con cualquiera que pudiese pasarnos la viruela de dragón (como el nombre implica, originalmente contraída por magos que trabajaban de cerca con vipertooth peruanos) o el spattergroit.

La aflicción de Remus Lupin fue una referencia consciente a las enfermedades de sangre como la infección VIH, con el estigma consiguiente. La poción que Snape le elabora es similar al antiretroviral que le impedirá desarrollar la versión "completa" de su enfermedad. El sentido de "estar aparte" que el manejo de una condición crónica puede imponer en quien la sufre fue una parte importante del carácter de Remus Lupin. Por su parte, Ojoloco Moody es el auror más duro de todos, y un hombre que era mucho más que sus significativas discapacidades.