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lunes, 4 de junio de 2018

Capítulo 25: Las palabras de la vidente

En el capítulo 25 de Harry Potter y el misterio del príncipe, Harry está deseando irse con Dumbledore a por un horrocrux, pero una sorprendente revelación amenaza con romper su confianza cuando más la necesitan.

Harry es feliz. Eso no es algo que se diga muy a menudo de él, así que es muy destacable notar que se sienta así ahora que está con Ginny. Es una pena que Rowling no nos muestre muchos detalles de las primeras semanas del noviazgo, pero hay que reconocer que no es sólo cosa de ellos, y en la saga hay pocos momentos directamente románticos más allá de algún beso.

Además, Ron y Hermione también están en un buen momento, sin otras posibles parejas o partidos de quidditch que abran brecha, así que los cuatro están en un estado óptimo ahora mismo. Hermione aún intenta meter baza con el tema del Príncipe Mestizo, pero hasta eso es algo bastante menor.

Es en esas cuando Harry recibe el esperado mensaje de Dumbledore para que le acompañe a por un horrocrux, y mientras se dirige a su despacho se topa con la profesora Trelawney, que ha sido expulsada de la Sala de los Menesteres (concretamente la sala para esconder objetos) por alguien que estaba celebrando algo.

No deja de asombrarme (otra vez) la ironía de la situación: después de pasarse meses espiando la Sala de los Menesteres para averiguar lo que tramaba Malfoy, consigue acercarse más en los momentos en que está más pendiente de otras cosas. Sin duda, una lección de este curso es que hay que centrarse en lo importante, porque lo que depende del azar es mejor dejárselo al azar.

Por supuesto, Harry entiende la situación perfectamente por lo que le cuenta la profesora, y, seguro de que Malfoy ha conseguido su objetivo, sea el que sea, se la lleva al despacho de Dumbledore para tener un testigo de sus afirmaciones. Pero Trelawney sigue hablando, y al final cuenta lo que Dumbledore nunca quiso que supiera Harry.

El relato de Trelawney de su punto de vista de la noche en que recitó la profecía es de lo más interesante, y lo es más aún el hecho de que el mortífago que escuchó parte de la profecía no fuera otro que Snape. "Como siempre", dice Harry, y tiene su razón. Esta es una información que Dumbledore le ha omitido a propósito, y que deja al profesor a un nivel de culpa respecto a la muerte de Lily y James similar al de Colagusano. Es normal que el chaval explote.

Al final, todo se reduce a que Dumbledore no puede contarle a Harry que Snape estaba enamorado de su madre porque se lo prometió a él, así que tuvo que ocultar su intervención en todo el asunto, y cada vez sus excusas son más flojas. Es raro ver al director recurrir al "porque lo digo yo, y yo tengo mis razones aunque no las comparta".

Al final, los dos se marchan en buenos términos, pero su relación está resentida. Y eso puede ser un gran problema.

Observaciones y curiosidades:
  • El título original del capítulo en inglés se traduce a "La adivina escuchada".
  • En el original, se dice que Harry ignora a Ron y a Hermione cuando se ríen de lo del tatuaje del hipogrifo.
  • Por supuesto y como ya comenté, el "Prince" de apellido y el "prince" de príncipe se pueden confundir más fácilmente en inglés que en español. En la traducción se hace un buen esfuerzo por hacerlo lógico, pero no había mucho que hacer.
  • Eileen Prince no era otra que la madre de Snape, y el origen de su apodo y de toda la historia del libro.
  • Cuando todo se puso negro y la profesora Trelawney fue expulsada de la sala, se debió al polvo peruano de oscuridad instantánea de Fred y George. Malfoy lo volverá a utilizar para escapar de la sala y evitar a Ron y los demás.
  • Rosmerta, afectada por la maldición imperius, advirtió a Malfoy de la salida de Dumbledore después de verle, con lo que el chico decidió poner en marcha su plan para aprovechar.

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