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lunes, 29 de mayo de 2017

Capítulo 15: La Suma Inquisidora de Hogwarts

En el capítulo quince de Harry Potter y la Orden del Fénix, la semana empieza fuerte con la revelación del nuevo puesto de Umbridge, escalando las cosas hasta que Harry recibe una sorprendente petición.

Comienza la segunda semana del curso, y lo hace con un nuevo puesto para Umbridge: Suma Inquisidora de Hogwarts. Como no le bastaba con arruinar las clases de Defensa contra las Artes Oscuras, ahora podrá despedir a los profesores a los que considere incapaces de dar su clase, según su criterio, por supuesto. Lástima que nadie vaya a evaluar sus clases. Está claro que el Ministerio ya no se corta en sus intentos de inmiscuirse en la escuela.

Aunque la posibilidad de que Umbridge despida a profesores da bastante miedo, por suerte la realidad es otra, y aparte de Trelawney y Hagrid (la primera por pura incompetencia, el segundo por dejarse llevar demasiado por sus gustos, más allá de que Umbridge tenga prejuicios), los demás profesores superan su inspección sin problemas, incluso McGonagall, que no se molesta en esconder su disgusto por Umbridge. Hasta Binns pasa, y no es el profesor más competente del mundo.

Aun con la perspectiva de tener clases supervisadas, la semana no empieza tan mal. La clase de Pociones va bastante bien para Harry, más allá del suspenso en el trabajo que ya se esperaba, y en Adivinación queda patente que Trelawney lo tiene difícil para superar la prueba.

Tengo que decir que no creo que Trelawney sea tan mal profesora, la asignatura en sí tendría que darse como lo hace ella, el problema es su dramatismo excesivo para intentar que no se note que no tiene el don de la adivinación, además de hacer luz de gas a ciertos alumnos con que se van a morir. No sé si es necesario que el profesor de Adivinación tenga que ser adivino para dar la clase, pero Trelawney se beneficiaría de un periodo de prueba por lo menos, si se hiciera correctamente, claro.

Más allá de una clase desastrosa más de Defensa que acaba con una semana extra de castigo para Harry (aunque esta vez fue Hermione quien empezó, y habría estado bien que ella lo hubiese reconocido), la semana prosigue igual, con pruebas positivas para McGonagall y Grubbly-Plank.

La primera demuestra que la competencia y la seriedad superan cualquier intento de desacreditación, y es la mejor muestra de cómo enfrentarse a Umbridge, dejándola sin argumentos. La segunda es un poco distinta, pues aunque la inquisidora no está muy convencida del apoyo de Plank hacia​ Dumbledore, la considera sin duda competente, y sobre todo en comparación con Hagrid, a quien ya tiene en su punto de mira por ser un semigigante, e incluso sin estar él presente ya busca formas de desacreditarle.

Hay que reconocer que esta vez Harry lo está llevando todo muy bien (como comenté, en la clase de Defensa fue Hermione quien empezó, Harry estaba dispuesto a ignorarla), y por eso su charla a sus amigos al final del capítulo no resulta tan quejica como la de Grimmauld Place.

La idea de Hermione de que Harry dé clases de Defensa es buena, y de entre los alumnos él es quien mejor podría hacerlo, no sólo porque sepa usar los conjuros, sino porque se ha visto en las situaciones en las que son necesarios.

La gracia de la charla es que no hace más que confirmar las razones que sus amigos tienen para pedírselo, al mismo tiempo que queda claro que no entienden realmente lo que significa que se lo estén pidiendo. Al final, todos acaban un poco incómodos, con Ron y Hermione preguntándose si fue buena idea pedírselo y con Harry preguntándose si sería una buena idea. Ya llegarán a un compromiso.

Como comenté, está semana publicaré el texto de Pottermore que narra la vida de Minerva McGonagall. ¡Espero que lo disfrutéis!

Observaciones y curiosidades:
  • Griselda Marchbanks es miembro del Comité Examinador para los TIMO y los EXTASIS, y aparecerá más adelante en este libro.
  • Tiberius Ogden es un buen amigo de Dumbledore desde su juventud, y miembro de la Orden del Fénix. Aparecerá en Las Reliquias de la Muerte.
  • La nota trol existe de verdad, aunque por suerte nuestros héroes no sacaron ninguna en sus TIMO.
  • Las criaturas que mencionan​ Plank y Hermione aparecen descritas en Animales fantásticos y dónde encontrarlos: el porlock es una criatura peluda y tímida que protege a los caballos; el kneazle es una criatura muy perceptiva parecida a los gatos; el murtlap es una especie de rata costera con una secreción en la espalda; y los knarl y los crup son criaturas muy parecidas a los erizos y los perros respectivamente, de ahí la necesidad de aprender a distinguirlos. Varias de estas criaturas aparecerán durante el curso.

sábado, 27 de mayo de 2017

Casos del mundo mágico


Esta reseña será sobre un juego de Smartphone oficial que he encontrado hace poco, ambientado en el mundo de Harry Potter. Después de jugarlo unos días, estas son mis impresiones.

Casos del mundo mágico, como podéis ver, está ambientado en la parte de Animales Fantásticos, pero está situado en el presente y en Gran Bretaña.

Tu personaje es un nuevo recluta del Departamento de Regulación y Control de las Criaturas Mágicas; tú y tu compañera, Mathilda, debéis investigar casos extraños en los que podría estar involucrada una criatura mágica e identificarla. Tu nombre lo eliges entre una lista relativamente amplia.


La trama avanza mediante diálogos con los testigos y otros compañeros del Ministerio (perfectamente traducidos al español), y alterna entre diversos elementos:

- Investigación de escenarios: La parte principal, debes buscar ciertos objetos en los escenarios, ganando puntos por rapidez y pocos fallos. Aunque puedes hallar varias pruebas aquí, lo normal es que pases mucho tiempo en estas fases para ganar estrellas, que te permiten acceder a las otras partes de la trama. Para jugar se necesita energía, que se va reponiendo con el tiempo. Los compañeros del Ministerio te pueden ayudar a localizar alguno de los objetos de la lista, si bien cuanto menos uses las ayudas más puntuación recibirás.


- Interrogatorios: Usando las estrellas, puedes preguntar a testigos y otros personajes y conseguir información.

- Pruebas: También con estrellas, puedes usar ciertos conjuros para analizar las pruebas (por ejemplo, usar reparo para arreglar un objeto roto). Los conjuros se realizan trazando un dibujo en la pantalla y jugando un pequeño minijuego relacionado (en el caso de reparo tienes que juntar las piezas).

- Consultas: A veces no basta con usar algún conjuro, y debes pedir ayuda a los compañeros del Ministerio, por ejemplo pedir un análisis de fluidos. Estas consultas tardan un tiempo determinado de varias horas, pero se pueden hacer enseguida gastando​ diamantes (que se obtienen avanzando en la trama o pagando).

- Identificación: Una vez reunidas suficientes pruebas, debes identificar a la criatura de entre varias posibilidades para poder atraparla. Esto también necesita estrellas.

El juego es muy entretenido, te mete bien en el papel de un investigador del mundo mágico, y los diálogos son muy tronchantes. Eso sí, la necesidad de estrellas para casi todo te obliga a volver a los mismos escenarios una y otra vez, y aunque hay variaciones y los objetos a buscar van cambiando, puede hacerse tedioso, especialmente en las últimas partes de los casos, pues cada vez es más difícil conseguir las estrellas.

El juego es gratuito más allá de las típicas microtransacciones para no tener que esperar, y no tiene anuncios como tal, sino unos ficticios del mundo mágico (lo malo es que son muy pocos y acabarás viéndolos mucho).


Al ser un juego aprobado por la Warner Bros., usa las conocidas melodías de la saga de películas de Potter, lo que es todo un acierto y te mete aún más en la trama. Eso sí, no tiene demasiada variedad.

Por último, comentar que el juego es bastante pesado, así que no es recomendable para quien tenga problemas de espacio, y siempre será más conveniente jugarlo en lugares con wifi.

La verdad es que este juego me ha sorprendido bastante, esperaba el típico juego chorra para hacer publicidad de la película y me he encontrado con un juego bastante trabajado. Muy recomendable para los fans de la saga.

El próximo lunes tendremos la siguiente reseña de los libros, y esa semana la traducción del texto de Pottermore sobre la profesora McGonagall. ¡Nos vemos!

lunes, 22 de mayo de 2017

Capítulo 14: Percy y Canuto

En el capítulo 14 de Harry Potter y la Orden del Fénix, llega el fin de semana y todos se pueden tomar un respiro, lo que no significa que todo vaya a ir de miedo.

Tras una semana tan dura, Harry se despierta aliviado el sábado, pues podrá disfrutar al fin de unos momentos de paz desde que empezó el curso.

Aún le sigue dando vueltas a lo de la cicatriz, así que decide enviarle una carta a Sirius. Hay que decir que se esforzó mucho en que no se pudiera sacar nada de la carta, pero quizás podría haber pensado en cómo iba a darle Sirius la información en su respuesta​ sin desvelársela a quien leyera la carta.

En todo caso, Harry tiene suerte en el momento escogido para mandarla y se encuentra con Cho, pudiendo al fin tener una conversación de verdad con ella, y cuando ella le defiende frente a Filch y le hace un cumplido por enfrentarse a Umbridge, Harry se queda en una nube.

El día sigue yendo bien mientras Harry y Ron entrenan juntos antes de que lleguen los demás para la práctica de quidditch, pero durante el entrenamiento las burlas de los gemelos (no con mala intención, pero en un mal momento) y la presencia nefasta de los Slytherin lleva a Ron a liarla por los nervios, culminando en un desastre de entrenamiento. El gran problema de Ron es su falta de autoestima, y colocarlo en el equipo es una buena forma de hacer que se enfrente a ello por parte de Rowling.

A partir de ese momento el clima se vuelve más tristón. Para empezar, Harry y Ron tienen que hacer todos sus deberes atrasados, y ya han perdido buena parte del sábado. Cuando están terminando el domingo por la noche, Ron recibe una carta de Percy, en la que le anima a seguir sus pasos y no verse más con Harry, declarando con total sinceridad la bondad de la política del Ministerio.

Esta carta causa un gran impacto en el grupo: Ron rechaza de plano la oferta de Percy inmediatamente, dejando claro que él va a seguir su propio camino; Hermione, al ver esto, comprende que Ron quiere estar en el equipo de quidditch para hacerse un nombre por sí mismo, y que Harry ha entendido eso y quiere ayudarle aunque le perjudique, así que se ofrece a ayudarles con los deberes.

Por su parte, Harry reflexiona sobre cómo puede cambiar la opinión que tienen otros sobre él según cambien las circunstancias, pues hace pocos meses Percy bien hubiera dicho lo contrario de lo que está diciendo ahora. En ese momento se acuerda de Sirius, que también tiene que aguantar que la gente a quien le caía bien ahora lo quiera entre rejas, y por algo que no es su culpa.

Y es entonces cuando Sirius hace acto de presencia, en la chimenea de la sala común. Como dije antes, no tiene forma de responder a Harry sin arriesgarse a pasar información, y en su aburrimiento decide jugársela y ver si los pilla solos.

Aunque no están muy conformes con sus métodos, los chicos le escuchan y reciben varias respuestas: Hagrid está de misión, como sospechaban, pero no se conoce su paradero. Sabemos un poco más de Umbridge, de su miedo a los híbridos, y que su misión es impedir que los alumnos aprendan conjuros ofensivos para que Dumbledore no pueda usarlos contra el Ministerio, por absurdo que resulte. En todo caso, no parece ser una mortífaga, lo que no impide que sea una persona horrible, como sabiamente explica Sirius.

No es tan sabio en sus constantes intentos de ponerse en riesgo para ver a los chicos, incluso proponiendo ir a Hogsmeade. Harry no está en absoluto de acuerdo, y Sirius termina marchándose molesto. Aunque no quiera reconocerlo, su estancia en Azkaban le ha hecho mucho daño psicológicamente, y en parte sigue siendo ese joven rebelde que sus compañeros ya han dejado​ atrás. Hay todo un ensayo psicológico que sacar del personaje de Sirius, pero ya lo iré diciendo poco a poco durante este libro.

Y así termina esta larga semana, con algunas cosas buenas, otras mucho peores y varios malos presentimientos, pues Percy ha dejado entrever que la próxima semana va a tener su propia problemática. A ver qué pasa.

Observaciones y curiosidades:
  • En la carta a Sirius, Harry debería hacer referencia a la que le escribió en el segundo capítulo de El cáliz de fuego, pero en la traducción parece que habla del verano que acaba de terminar, y en el que no ha hablado de su cicatriz con Sirius por carta o siquiera en persona.
  • El chivatazo que le dieron a Filch parece una excusa de Umbridge para que el conserje le confisque cualquier carta que Harry pensara enviar.
  • Cho se va por el ala oeste del castillo, que es donde se encuentra la sala común de Ravenclaw.
  • Es de suponer que Sturgis estaba bajo la maldición imperius y trataba de entrar en el Departamento de Misterios cuando le pillaron. Su silencio podría deberse a los efectos de la maldición.
  • En el original, cuando Katie tiene que irse a la enfermería por todo lo que está sangrando, los gemelos dicen que ha debido comerse uno de sus turrones sangranarices por error (no está muy claro si le dieron la parte que no era o si la medicina reaccionó mal ante un sangrado natural). En la traducción no pillan la referencia y dicen que debe de haberse tragado un manantial de sangre por equivocación.

lunes, 15 de mayo de 2017

Capítulo 13: Castigo con Dolores

En el capítulo trece de Harry Potter y la Orden del Fénix, la semana no mejora para Harry mientras trata de compaginar sus tareas con los castigos de Umbridge, que resultan ser aún peores de lo que se creía.

Como resultado de su arrebato ante Umbridge, los otros alumnos han aumentado sus cuchicheos sobre él, algunos por curiosidad, otros por incredulidad. Tal vez algunos están tratando de provocar a Harry para que les cuente más de lo que pasó aquella noche, pero al final el resultado es el mismo: irritación.

Harry trata de hacer caso al consejo de McGonagall, pero los castigos ya le están fastidiando antes de empezar: Angelina le echa la bronca por no poder ir a las pruebas del nuevo guardián y los profesores les están cargando con más tareas que nunca, y que Harry no va a poder hacer porque​ echará toda la tarde en el despacho de Umbridge.

Los castigos en sí no son menos que terribles; forzarte a autolesionarte no es en absoluto un castigo aceptable bajo ninguna circunstancia, y nadie hubiera puesto pegas si Harry se hubiera quejado, pero no va a hacerlo por varias razones.

La primera es un mal efecto secundario de la charla de McGonagall y la actitud de Dumbledore: no piensa que su problema sea lo bastante importante como para molestarles cuando están ocupados con la guerra, y a la vez siente demasiado orgullo como para dejar ver su dolor a nadie, incluso a sus amigos. Es el esquema tristemente habitual de una víctima de abusos.

Y no es que sus amigos se estén percatando del asunto; Ron está ocupado entrenando en secreto para presentarse a las pruebas de guardián, y Hermione se ha volcado en su inútil campaña de mini gorros para elfos. Por supuesto, al final lo descubren, pero Harry sigue sin querer compartir su problema más de lo estrictamente imprescindible, entrando en el juego de Umbridge cuando pretende hacer todo lo contrario. Y las tareas de clase se siguen acumulando.

Todo culmina el viernes, cuando al fin Harry deja escapar un espasmo de dolor delante de ella, pero no en la mano, sino en la cicatriz. Es pura coincidencia, por supuesto, pero ya plantea dudas sobre la profesora, y al menos la deja satisfecha por ahora.

En todo caso, él no sabe esto, y la celebración por el nombramiento de Ron queda empañada por sus sospechas, con Harry decidiéndose a mandar una carta a Sirius a pesar de los riesgos. Veamos cómo termina esta semana tan larga.

Observaciones y curiosidades:
  • El comentario de Malfoy sobre el interés del ministro en evaluar la enseñanza de Hogwarts previene de todo el asunto de la Suma Inquisidora.
  • Tristemente para Hermione, los elfos domésticos se niegan a recoger los gorros que ha cosido hasta el punto de no querer limpiar la sala común, así que Dobby lo tiene que hacer todo él y es quien se lleva todos los gorros.

lunes, 8 de mayo de 2017

Capítulo 12: La profesora Umbridge

En el capítulo 12 de Harry Potter y la Orden del Fénix, Harry, Ron y Hermione empiezan el quinto curso con un fastidio detrás de otro, culminando en una dura confrontación con la profesora Umbridge.

Al despertarse el primer día, Harry sigue enfadado por lo de Seamus, y lo paga con sus amigos, que empiezan a estar un poco hartos ya de su mal humor. Por su parte, Hermione toma cartas en el asunto de los planes de negocios de Fred y George, que como era de esperar no tienen muchas ganas de hacer caso a los nuevos prefectos. Ron prefiere no intervenir con sus hermanos, llevando a un conflicto entre los dos e irónicamente hartando a Harry.

El primer día de quinto deja claro que no va a ser un curso divertido, pues en junio deben presentarse a los TIMO, los vitales exámenes que decidirán a qué trabajos pueden aspirar en el futuro. Por tanto, los profesores suben el nivel y cargan de trabajo a los alumnos desde el principio.

Tras una clase de Historia de la Magia en la línea habitual y una breve conversación con Cho que no va muy bien, el cabreo de Harry aumenta con la clase de Snape, que sigue en sus trece de tratarle peor que al resto. Como resultado, llega a Defensa contra las Artes Oscuras ya con bastante mala uva.

Umbridge, que hasta el momento podría parecer simplemente estirada o poco adecuada para dar clase, deja claro en este capítulo cómo es en realidad. Trata a sus alumnos de quince años como si tuvieran cinco, los ignora mientras les manda una lectura sin explicación alguna y cuando recibe preguntas las esquiva mientras sigue tratando a sus alumnos como niños.

Como es lógico, la clase no reacciona bien a saber que no van a practicar conjuros en la clase, no sólo por el interés de defenderse en el futuro, sino porque, como apunta Parvati, el TIMO de la asignatura incluye una parte práctica, y las excusas de Umbridge al respecto son realmente flojas. Al final, Harry estalla y se enfrenta a ella, con el resultado de perder puntos, recibir un castigo y ser enviado con la jefa de su casa.

Eso es lo peor de todo, porque los alumnos tienen que hacer lo que Umbridge les dice, dado que tiene autoridad sobre ellos. McGonagall recomienda sabiamente a Harry que se mantenga al margen, porque estos estallidos no le van a hacer bien ni a él ni a nadie, y las cosas ya están lo bastante mal, pero sabemos que no va a hacer caso.

Y la semana sólo acaba de empezar.

Observaciones y curiosidades:
  • Hay un fallo de traducción cuando Hermione dice que los gemelos necesitarán permisos para abrir su tienda; en inglés dice premises, que aunque se parezca no significa permiso, sino un local en el que situar su tienda.
  • En la traducción falta un párrafo entero durante la clase de Defensa​, entre que Harry ve a Hermione con la mano levantada y Umbridge decide hacerle caso. Dice así:
"Harry no podía recordar que Hermione se hubiera negado alguna vez a leer cuando se lo pedían, o de hecho que se hubiera resistido a la tentación de leer cualquier libro que se le pusiera por delante. La miró de manera inquisitiva, pero ella sólo agitó ligeramente la cabeza para dar a entender que no iba a responderle, y siguió mirando a la profesora Umbridge, que estaba mirando a otra parte con la misma resolución."

miércoles, 3 de mayo de 2017

Dolores Umbridge

El texto de Pottermore de esta semana es sobre la historia del personaje más odiado de toda la saga, mucho más que Voldemort. Aunque realmente no quiero hablar de esta señora, creo que es el momento de saber por qué hace lo que hace ahora que va a empezar a hacerlo. Espero que os guste:

"Dolores Jane Umbridge fue la primogénita y la única hija de Orford Umbridge, un mago, y Elen Cracknell, una muggle, que también tuvieron un hijo squib. Los padres de Dolores no eran felices en su matrimonio, y Dolores los despreciaba a ambos en secreto: a Orford por su falta de ambición (nunca le ascendieron, y trabajaba en el Departamento de Mantenimiento Mágico en el Ministerio de Magia), y a su madre, Ellen, por su volubilidad, su desorden y su ascendencia muggle. Tanto Orford como su hija culpaban a Ellen por la falta de habilidad mágica del hermano de Dolores, con el resultado de que cuando la niña tuvo quince años la familia se separó en dos mitades, con Orford y Dolores quedando juntos y Ellen desapareciendo en el mundo muggle con su hijo. Dolores nunca volvió a ver a su madre ni a su hermano, nunca hablaba de ninguno de los dos, y a partir de entonces hizo creer a todos que era de sangre pura.

Una hábil bruja, Dolores entró en el Ministerio de Magia nada más terminar en Hogwarts, aceptando un trabajo de interna en la Oficina contra el Uso Indebido de la Magia. Incluso a los diecisiete años, Dolores era moralista, sádica y con prejuicios, aunque su actitud meticulosa, sus modales de sacarina hacia sus superiores, y el sigilo e impiedad con el que se apropiaba del crédito del trabajo de otros pronto le permitieron avanzar. Antes de los treinta Dolores había sido ascendida a jefa de la oficina, y sólo fue un paso pequeño desde allí a posiciones superiores en el manejo del Departamento de Ley Mágica. Para entonces, había convencido a su padre de que se retirara de manera prematura, y se aseguraba de que estuviera fuera de la vista mediante una pequeña paga. Cuando alguien le preguntaba (normalmente compañeros a los que no le caía bien) si estaba emparentada con el Umbridge que solía fregar los suelos por allí, ella sonreía con su mayor dulzura, se reía, y negaba cualquier conexión, afirmando que su difunto padre fue un distinguido miembro del Wizengamot. A las personas que le preguntaban por Orford, o sobre cualquier cosa sobre la que a Dolores no le gustara hablar, les solían pasar cosas desagradables, y aquellos que querían tenerla contenta pretendieron creerse su versión de su ascendencia.

A pesar de sus mejores esfuerzos por asegurarse los afectos de alguno de sus superiores (nunca le importó cuál podría ser, pero sabía que su propio estatus y seguridad mejorarían con un marido poderoso), Dolores nunca pudo casarse. Aunque valoraban su trabajo y ambición, aquellos que llegaban a conocerla mejor encontraban difícil que les gustara demasiado. Tras una copa de jerez dulce, Dolores siempre tendía a soltar visiones muy poco caritativas, e incluso aquellos que se consideraban anti muggles se sorprendían de algunas de las sugerencias que Dolores hacía en privado sobre el tratamiento que ella creía que se merecía la comunidad no mágica.

Según iba haciéndose mayor y más dura, y seguía avanzando dentro del Ministerio, el gusto de Dolores en los accesorios femeninos se hizo más y más pronunciado; su despacho se convirtió en un almacén de volantes y faralás, y le gustaba todo aquello relacionado con los gatos (si bien encontraba a los de verdad inconvenientemente conflictivos). Al mismo tiempo que el ministro de magia Cornelius Fudge se volvía cada vez más paranoico y ansioso en su creencia de que Albus Dumbledore tenía ambiciones de derrocarle, Dolores consiguió llegar hasta el mismo núcleo de poder, avivando la vanidad y los miedos de Fudge, y presentándose como uno de los pocos en quien podía confiar.

El nombramiento de Dolores como Suma Inquisidora en Hogwarts le dio alcance, por primera vez en su vida, para ejecutar sus prejuicios y su crueldad. Ella no disfrutó de su tiempo en la escuela, pues allí no la tuvieron en cuenta para las posiciones de responsabilidad, y se deleitaba en la ocasión de volver y ejercer su poder sobre aquellos que (según veía ella) no le dieron lo que se merecía.

Dolores tiene fobia hacia los seres que no son del todo humanos, o no lo son por completo. Su disgusto por el semigigante Hagrid, y su terror hacia los centauros revelan un terror hacia lo desconocido y lo salvaje. Es una persona inmensamente controladora, y todos los que desafían su autoridad y su visión del mundo deben, en su opinión, ser castigados. Disfruta en gran medida subyugando y humillando a otros, y excepto en sus alianzas declaradas, hay poco que la diferencie de Bellatrix Lestrange.

El tiempo de Dolores en Hogwarts acabó en desastre, porque se extralimitó en la jurisdicción que Fudge le había concedido, y se salió fuera de los límites de su propia autoridad, llevada por un sentido fanático de propósito. Afectada pero no arrepentida tras un final catastrófico a su carrera en Hogwarts, volvió a un Ministerio llevado al caos por el retorno de lord Voldemort.

En el cambio de régimen tras la dimisión forzosa de Fudge, Dolores pudo volver a su antigua posición en el Ministerio. El nuevo ministro, Rufus Scrimgeour, tenía problemas más inmediatos con los que tratar que Dolores Umbridge. Fue castigado después por este descuido, porque el hecho de que el Ministerio nunca castigara a Dolores por su muchos abusos de poder le parecieron a Harry Potter prueba suficiente de su complacencia y falta de cuidado. Harry consideró que el que Dolores siguiera trabajando, sin repercusiones por su comportamiento en Hogwarts, era una señal de la corrupción esencial del Ministerio, y se negó a cooperar con el nuevo ministro por ello (Dolores es la única persona, además de lord Voldemort, en dejar en Harry una cicatriz física permanente, tras forzarle a cortarse las palabras "no debo decir mentiras"en el dorso de su propia mano como castigo).

En poco tiempo Dolores estaba disfrutando más que nunca de la vida en el Ministerio. Cuando la institución cayó bajo el control del ministro de paja Pius Thicknesse, y fue objeto de infiltración por parte de los seguidores del Señor Oscuro, Dolores se encontraba al fin en su elemento. Los mortífagos de alto rango la juzgaron correctamente como mucho más semejante a ellos que a Albus Dumbledore, y no sólo mantuvo su puesto, sino que obtuvo mayor autoridad, convirtiéndose en la jefa de la Comisión de Registro de Hijos de Muggles, que a todos los efectos era un tribunal de pega que encerraba a todos los hijos de muggles bajo el pretexto de que habían "robado" sus varitas y su magia.

Fue mientras juzgaba a otra mujer inocente cuando Harry Potter atacó al fin a Dolores en el mismo corazón del Ministerio de Magia, y le robó el horrocrux que había estado llevando sin saberlo.

Con la caída de lord Voldemort, Dolores Umbridge fue juzgada por su entusiasta cooperación con su régimen, y acusada y sentenciada por la tortura, encierro y muerte de varias personas (algunos de los hijos de muggle inocentes a los que ella sentenció a Azkaban no sobrevivieron a la experiencia)."

Pensamientos de J.K. Rowling

"Hace tiempo, tomé clases en cierta habilidad o asignatura (estoy siendo lo más vaga posible, por razones que van a ser evidentes enseguida), y al hacerlo, entré en contacto con una profesora o instructora a la que detesté de inmediato nada más verla.

La mujer en cuestión me devolvió mi antipatía con intereses. El por qué nos pusimos tan en contra la una hacia la otra tan al instante, con el corazón y (al menos en mi caso) tan irracionalmente, sinceramente no sabría decirlo. Lo que se quedó en mi mente fue su gusto pronunciado por los accesorios cursis. Recuerdo en particular un lacito de plástico de color limón pálido que solía llevar en su pelo corto y rizado. Solía mirar a aquel lazo, que hubiera sido más apropiado en una niña de tres años, como si fuera algún tipo de repelente para el crecimiento. Era una mujer baja pero fornida, y no en el primer sonrojo de la juventud, y su tendencia a llevar volantes donde (me parecía a mí) los volantes no tenían sentido de ser, y bolsos muy pequeños, que también parecían prestados del ropero de una niña, chocaban, según creía, con una personalidad que resultó ser lo contrario de dulce, inocente e ingenua.

Siempre soy un poco reticente cuando hablo de este tipo de fuentes de inspiración, porque enfurece oír que te han malinterpretado de maneras que pueden causar mucho daño a otras personas. Esta mujer NO fue "la verdadera Dolores Umbridge". No se parecía a un sapo, nunca fue sádica ni mala conmigo ni con nadie más, y nunca la oí expresar ninguna visión en común con Umbridge (ciertamente, nunca la conocí tanto como para saber mucho sobre su visión del mundo ni sus preferencias, lo que hace aún menos justificable mi disgusto hacia ella). Sin embargo, es cierto que tomé prestado de ella, aunque muy exagerados, su gusto por la vestimenta dulce y femenina hasta lo enfermizo, y estaba pensando en ese lacito de color limón pálido cuando escribí sobre ese ornamento parecido a una mosca en la cabeza de Dolores Umbridge.

He notado más de una vez en la vida que el gusto por lo inefablemente cursi puede ir mano a mano con una visión cruel del mundo. Una vez compartí oficina con una mujer que había recubierto la pared tras su mesa con fotos de gatitos monos; fue la proponente de la pena de muerte más intolerante y rencorosa con la que he tenido la mala suerte de compartir una tetera. Un amor por todas las cosas azucaradas a menudo se presenta donde falta una caridad o calidez auténticas.

Así que Dolores, que es uno de los personajes por el que siento un odio más puro, se convirtió en un amalgama de características sacadas de ellos, y una variedad de fuentes. Su deseo de controlar, castigar e infligir dolor, todo en el nombre de la ley y el orden, son, creo, tan reprobables como la maldad manifiesta de lord Voldemort.

El nombre y apellidos de Umbridge fueron escogidos cuidadosamente. Dolores significa lamento, algo que sin duda inflige en aquellos que la rodean. Umbridge es un juego con umbrage de la expresión británica to take umbrage, que significa ofenderse. Dolores se ofende por cualquier desafío a su limitada visión del mundo; siento que su apellido recalca lo caprichoso y rígido de su personaje. Es más difícil explicar el Jane; es simplemente que parece petulante y pulcro entre el nombre y el apellido". 

lunes, 1 de mayo de 2017

Capítulo 11: La nueva canción del Sombrero Seleccionador

En el capítulo 11 de Harry Potter y la Orden del Fénix, las sospechas de Harry de que está pasando algo en Hogwarts no hacen más que aumentar a su llegada, y no ayudan a mejorar su humor.

Dada la situación con Luna, Harry decide hacer como que no ha visto a los thestrals y no complicar más las cosas. Ahora que se han reunido todos, están de acuerdo con él en que la ausencia de Hagrid es un problema (menos Luna, que hace una acertada aunque desafortunada crítica sobre sus clases. Es de indicar que Hermione está de acuerdo en ese punto, algo a tener en cuenta dado que ellas dos no suelen coincidir). Aunque está bien que se preocupen por Hagrid, me parece que se lo toman demasiado a pecho; ya es mayorcito, y sabiendo como saben que Dumbledore le encomendó una misión y que no se ha pasado por el cuartel general, lo más lógico es que siga en ella. Desde luego, lo que no deben hacer es ir comentándolo por ahí.

Una vez en el Gran Comedor, Harry es consciente de ser la comidilla de todos. No es la primera vez, y él entiende las causas, pues los otros alumnos no saben apenas nada de lo que ocurrió al final del curso pasado y se han pasado el verano leyendo versiones contradictorias, pero no está por la labor de ser comprensivo, y al tratar de ignorarles, sin éxito, se irrita mucho.

La canción del Sombrero Seleccionador le distrae por un rato de su cabreo, pues resulta más intrigante de lo que suele. No es que aporte nada nuevo, pero se desvía bastante de su tema habitual y presenta una petición a la unidad que es y siempre será importante. La desigualdad no es algo nuevo, ha existido desde que existimos los humanos, pero es necesario combatirla sin tener prejuicios, y eso va para todos, hasta por nuestros héroes, que aunque no quieran reconocerlo tienen prejuicios hacia los de Slytherin sin conocer más que a unos cuantos. En todo caso, no creo que la canción nueva ayudara a los alumnos de primero con sus nervios.

Aunque Dumbledore calma la situación con su habitual discurso de bienvenida, Umbridge hace la primera de sus constantes interrupciones para soltar un largo discurso. Analizado con detenimiento, desde ya deja claras sus intenciones de "remodelar" Hogwarts y purgar los elementos que causen mayor discordancia con la política del Ministerio, pero todo queda envuelto en un aire de falsa comprensión y buenas intenciones que hace que Umbridge parezca en este momento la típica funcionaria que no tiene ni idea de lo que está haciendo y que se va a pegar el batacazo. No va a ser tan sencillo.

Harry se queda solo otra vez mientras Ron y Hermione llevan a los novatos a la sala común, y aunque Neville se une a él, pronto se arma otro lío con Seamus, pues su madre no confía en la versión de Harry y Dumbledore y ha presionado mucho a su hijo para que no volviera a Hogwarts, algo bastante extremo, la verdad.

Lo triste de esta escena es que Seamus empieza dudoso: si Harry le hubiera contado su versión en ese momento, podría haberla aceptado y quizá hubiera sido un aliado; sin embargo, como ya he dicho Harry no está por la labor de ser comprensivo, así que responde a sus preguntas con sarcasmos e insultos, llevándoles a pelearse y, cuando Ron interviene, al fin aparente de su amistad. Es cierto que está en una muy mala situación, pero Harry también tiene una responsabilidad en ser maduro con su postura, porque si no nunca ganará más apoyos y puede perder a los que ya tiene. Tendrá que aprender esto le guste o no.

Observaciones y curiosidades:
  • En el original, Luna no dice que no le importaría si Hagrid se hubiese marchado, sino que se alegraría si así fuera.
  • El Sombrero Seleccionador tiene un verso extra en la canción original, en el que dice que las diferencias surgidas inicialmente no causaron problemas entre los fundadores en un principio.
  • El cartel que están colocando Fred y George cuando Harry y Neville entran en la sala común es un anuncio para ofrecer dinero a cambio de voluntarios para sus experimentos.
  • Los Kenmare Kestrels son un equipo de quidditch irlandés, de donde es Seamus.
  • Harry y Ron conocieron a la madre de Seamus en el camping de los Mundiales de Quidditch, evento que Ron referencia.