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lunes, 26 de septiembre de 2016

Capítulo 20: La primera prueba

En el capítulo 20 de El Cáliz de Fuego, Harry se prepara en la medida de lo posible para superar la primera prueba, o al menos para intentar no morir en el intento, cosa difícil cuando tiene que encararse con una dragona adulta.

A pocos días de la primera prueba, Harry se aferra desesperado a las palabras de Sirius para poder superarla; lo único que pudo decirle antes de irse es que bastaba con un conjuro sencillo, así que él y Hermione se comen la cabeza buscando conjuros que sean útiles contra un dragón (y hay pocos, pues los dragones son muy resistentes a la magia).

Aunque está desesperado, Harry se toma un momento para decirle a Cedric en qué consistirá la prueba, ya que es el único de los campeones que no lo sabe. No está claro lo que hubiera hecho de no tener claro que Krum y Fleur ya sabían qué iba a pasar, pero no deja de ser una prueba de altruismo muy noble, y que se paga de inmediato con una valiosa pista por parte de Moody. O al menos, eso es lo que parece a primera vista.

Barty ya movió sus hilos para que Harry se enterara de lo que le espera, pero debía saber que eso no iba a ser suficiente, y parece que ha estado buscando el momento idóneo para darle a Harry la pista final, disfrazada de consejo disfrazado de neutralidad mal fingida. Haciendo que deduzca por sí mismo lo que debe hacer se cubre las espaldas, y las circunstancias le permitirán chivarle a Cedric cómo resolver el enigma del huevo, sabiendo que a su vez él se lo contará a Harry para devolverle el favor. El tío es listo.

La idea que le da a Harry es excelente: aplicar sus puntos fuertes y adaptarlos a las circunstancias de la prueba. En este caso, su habilidad con la escoba le daría un amplio margen de maniobra frente al dragón, y como sólo puede llevar su varita en la prueba, necesita dominar el encantamiento convocador, que le permitirá atraer su Saeta de Fuego hacia él. Harry practica sin cesar, y su esfuerzo da sus frutos.

Incluso teniendo un plan, comprensiblemente Harry está más aterrorizado que nunca en su vida, al igual que los otros campeones; es algo a valorar que todos muestren nerviosismo a pesar de saber lo que tienen que hacer y sus actitudes anteriores y mayor experiencia: la autosuficiencia de Fleur y la aparente indiferencia de Krum ya no están aquí, y los cuatro campeones están igualados frente a lo que les espera.

Y precisamente eso es lo que le conviene a Harry: hasta el momento ha sido el raro del grupo, el que no debería estar allí, el que todos pensaban que caería o se retiraría a las primeras de cambio. Ahora, viéndole competir al mismo nivel que los demás, y no sólo superando la prueba, sino haciéndolo de una forma espectacular, se ha ganado el respeto de muchos, pero más importante, ha recuperado el de Ron.

Al ver a lo que se enfrentaba, Ron comprendió (o más bien se recordó) los peligros que Harry tiene que afrontar, casi nunca por su culpa, y que él nunca ha querido la fama. Es estupendo ver cómo toma la iniciativa para retractarse, aún más cuando, una vez llegado el momento, Harry no quiere saber nada de disculpas. Sólo quiere recuperar a su mejor amigo.

No todo está resuelto, pues aún quedan dos pruebas, la incógnita de quién puso el nombre de Harry en el cáliz y por qué sigue estando ahí, y aún quedan personas que se burlarán de él, encabezadas por Rita Skeeter. Pero a Harry no le importa, porque tiene el apoyo de sus amigos, y con ellos se enfrentará a lo que surja.

La próxima entrada es la número 100, así que en lugar de traducir algún texto de Pottermore voy a hacer algo especial que se me ha ocurrido. La entrada se publicará el 1 de octubre. ¡No os la perdáis!

Observaciones y curiosidades:
  • El libro sobre dragones que consulta Harry en la biblioteca y que descarta al final se titula en el original Hombres que aman demasiado a los dragones.
  • El conjuro diffindo proviene del verbo latino del mismo nombre, que significa "dividir".
  • Los objetos de auror de Moody merecen un examen concienzudo: la mayoría están apagados, supuestamente para que no se sobrecarguen por las trampas y engaños de los alumnos, pero puede ser que lo estuvieran para que no revelasen el engaño del impostor. El reflector de enemigos, sin embargo, parece que ha sido recalibrado para Barty, pues más adelante señalará como enemigos a Dumbledore y a los otros profesores. Finalmente, en el baúl de siete cerraduras tiene encerrado al verdadero Moody.
  • En el original, Harry dedica un momento a pensar en qué se le da bien cuando Barty le insiste, y llega entonces a la respuesta. En la traducción Harry contesta inmediatamente.
  • La bolsa de las miniaturas de los dragones es de color púrpura en el original; en la traducción pasa a ser roja por alguna razón.
  • Aquí comienzan las tretas de Bagman para que Harry gane el Torneo, tratando de darle consejo de estrangis y dándole la máxima puntuación cuando le toca. Y puede que esté tan contento al final porque su apuesta va por buen camino.

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