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lunes, 4 de mayo de 2015

Capítulo 9: El duelo a medianoche

En el capítulo 9 de Harry Potter y la Piedra Filosofal, Harry acepta un duelo con su enemigo Malfoy, que le lleva a vivir una gran aventura.

Este capítulo es fácilmente divisible en dos mitades: la primera es la clase de vuelo que termina con la admisión de Harry en el equipo de quidditch de Gryffindor, y la segunda es la aventura por la noche que resulta ser una trampa de Malfoy y que aporta un dato más al misterio del libro.

La primera parte es muy importante para Harry. Aunque ya está acostumbrado a la vida en Hogwarts y no se siente tan inseguro como al principio, la atención no deseada que recibe por su fama y las burlas constantes de Malfoy le impiden apreciar su propio valor, y por eso le resulta tan satisfactorio ver que hay algo en lo que destaca por sus propios talentos de manera natural.

El quidditch le sirve a Harry como una forma de demostrar que es algo más que un nombre célebre, que puede ser famoso por méritos propios. En cuanto descubre lo bien que se le da volar, no duda en plantarle cara a Malfoy, que se ha estado aprovechando de su mayor experiencia mágica para meterse con Harry. En cuanto las cosas no están a su favor, nuestro abusón favorito rápidamente pierde su supuesta valentía.

Dicho esto, que premien a Harry por saltarse las normas, aunque sea por un buen motivo, sienta un precedente bastante nefasto para el futuro, y veremos cosas similares más adelante. Esta ocasión se puede achacar a la emoción de McGonagall por haber descubierto un nuevo talento que lleve al equipo de Gryffindor a la victoria, pero hasta Harry se sorprende de los acontecimientos; ¿quizás esto le llevó a ser más laxo con lo de incumplir las normas? No es un buen ejemplo para un alumno nuevo.

Su victoria contra Malfoy envalentona a Harry y a Ron lo suficiente como para picar en el desafío que este les propone, aunque esta parte Harry pierde algo de protagonismo en favor de Ron, que toma la iniciativa. Es bonito ver como ya desde el principio Ron es leal a su amigo. En cuanto ve que no entiende lo que ocurre toma las riendas y le apoya en todo lo que puede. Aún es inmaduro, pero ya aquí demuestra su carácter leal.

Hablando de inmadurez, en esta segunda parte del capítulo Hermione también recibe parte de protagonismo, o casi de antagonismo. He evitado hablar de ella hasta ahora porque iba a decir básicamente lo que diré ahora, y es en el siguiente capítulo donde está la clave.

Me centraré más en ella entonces. Hasta ahora Hermione ha tenido un papel antagónico hacia Harry y Ron, una especie de mini Percy que parece mirar solo por ella misma y por la reputación de Gryffindor y que está siempre metiéndose para que todos cumplan las reglas. Sin embargo, es fácil ver que se siente insegura, igual que Harry, y por eso trata de esforzarse tanto y destacar.

Me resulta curioso comparar lo bien que se siente Harry al poder destacar en el vuelo con lo que debe sentir Hermione al saber datos que sus compañeros de familias mágicas no conocen. Ha tenido que trabajar mucho para compensar lo que ella tiene que ver como una carencia, y quiere ser la mejor de la clase y cumplir todas las normas para sentirse aceptada. Es una pena que el efecto no sea el esperado por ella, pero pronto se dará cuenta.

En cualquier caso, las circunstancias se han dispuesto para que el trío (y Neville) descubra una pieza más del puzle, una pieza con forma de perro gigante de tres cabezas sobre una trampilla misteriosa. Harry hace la conexión sin esfuerzo: el sospechoso paquete que Hagrid sacó de Gringotts debe encontrarse allí. Ahora sólo falta saber lo que es, quién lo busca y por qué. Poco a poco.

Observaciones y curiosidades:
  • En Las Reliquias de la Muerte descubrimos que Sirius le regaló a Harry por su primer cumpleaños una escoba de juguete. Si su padre le enseñó a montar en ella se explica que recordara cómo hacerlo por instinto. Es como montar en bici, el cuerpo no lo olvida.
  • Un juego de palabras perdido en la traducción: McGonagall pregunta a Flitwick si puede tomar prestado a Wood, que significa palo o madera en inglés, y Harry se pregunta si está pidiendo una vara reglamentaria para atizarle. En la traducción lo resuelven dejando claro que es una persona y con Harry preguntándose si será el encargado de los castigos físicos.
  • Aunque Harry dice que McGonagall no les favorecía como hace Snape con Slytherin, los eventos de este capítulo demuestran que es bastante parcial respecto a su casa, es solo que lo deja fuera de las clases, y desde luego en el quidditch no es nada imparcial.
  • Como curiosidad, comentar que el padre de Harry no fue buscador cuando jugaba en el equipo de Gryffindor, como dijeron en la película, sino cazador.
  • En este capítulo tenemos el primer conjuro dicho en voz alta, alohomora, que abre puertas cerradas. Según Rowling la palabra proviene de un dialecto Sidiki del oeste de África y significa "amistoso con los ladrones". 

9 comentarios:

  1. Buena reseña, sobre todo lo del juego de palabras y lo de Sirius, no tenía ni idea.
    Por cierto, ya he publicado el capítulo en mi blog en el que, leyéndote, me he dado cuenta que se me ha olvidado mencionar lo del conjuro de Hermione.
    ¡Un saludooo!

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  2. Muy buena reseña pero estoy ansiosa por la siguiente, quiero saber que piensas de Hermione

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  3. Me podéis decir quién tuvo un accidente con su escoba voladora

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  4. Hola, seguro que James no fue buscador? Si cuando estudia oclumancia con snape y Harry le devuelve el intento de ver sus recuerdos puede ver como James jugaba con una Snitch y tenía reflejos de buscador?

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    Respuestas
    1. Sí, Rowling tuvo que salir a aclarar que James estaba vacilando sin más, porque soltar y coger una quaffle no es igual de chulo, jaja.

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